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Guiones para títeres: La peculiar historia del príncipe Gustavo

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Esta historia nos trae un ambiente conocido para adentrarnos en una historia peculiar, extraña y en ocasiones misteriosa. La leyenda del príncipe Gustavo, que contaban los hawaianos a los samoanos y éstos a los papalagi.
Recomendado para cualquier edad.

La peculiar historia del príncipe Gustavo

(Suena un vals y entran el Príncipe y la Princesa. Bailan muy acompasados el uno con el otro, y ambos con la música).
PRÍNCIPE.-
Cuán bella eres, princesa.
PRINCESA.-
¡Qué galante eres, príncipe!
(Siguen con su baile).
PRÍNCIPE.-
Antes de las doce debo volver a palacio.
PRINCESA.-
¿No se supone que los príncipes entran y salen cuando les parece?
PRÍNCIPE.-
Puede… Pero a mi padre no le parece.
(Suena una campanada).
PRÍNCIPE.-
¿Serán las doce?
PRINCESA.-
No parece.
(Suenan once campanadas más).
PRÍNCIPE.-
¿Han sido once o doce?
PRINCESA.-
Estaba absorta en el baile y no las he contado.
REY.-
(En off).
¡Gustavo, son las doce!, ¡vuelve a casa!
PRÍNCIPE.-
Debo irme.
PRINCESA.-
¿Y me dejarás sola?
PRÍNCIPE.-
Es necesario.
REY.-
(En off).
¡Gustavo, se me acaba la paciencia!
(El Príncipe sale a todo correr).
PRINCESA.-
¡Espera!, dime dónde puedo encontrarte.
(Sale tras él).
(Dos Pajes entran en escena y traen consigo varios árboles).
PAJE 1.-
El amor es misterioso.
PAJE 2.-
Y en ocasiones asombroso.
(Dejan los árboles en escena y salen).
(Entra la Princesa).
PRINCESA.-
Príncipe, ¿dónde estás?
(Entra un sapo verde, y croa).
PRINCESA.-
(Al Sapo).
Calla, ¿no ves que estoy ocupada?
(El Sapo croa).
(La Princesa sale).
(El Sapo da unos saltos por escena, y entra la Princesa).
PRINCESA.-
¡Príncipe!
SAPO.-
Te diré dónde esta si me das un beso.
PRINCESA.-
(Con desdén).
¡Claro!, en eso mismo estaba pensando yo, en besar a un sapo; ¡no te digo!
(Sale la Princesa y el Sapo salta de aquí para allá y atrapa un par de moscas).
PRINCESA.-
(Que entra).
¿Dónde se habrá metido?
SAPO.-
Si de verdad lo quisieras, no te importaría darme un beso para encontrarlo.
PRINCESA.-
¿Qué dices, bicho?
SAPO.-
Si me besas, te digo dónde encontrarlo.
PRINCESA.-
¿De verdad sabes dónde está?
SAPO.-
Claro. Bésame.
(La Princesa se acerca hasta el Sapo, parece que va a besarlo, pero en el último instante, se aleja de él).
PRINCESA.-
Eres un sapo, y yo una princesa.
SAPO.-
Bésame.
PRINCESA.-
Eres un listo.
(Con un impulso, se acerca a él y lo besa).
¡Ay, qué asco!
(Con una explosión, desaparece el Sapo y aparece el Príncipe).
PRÍNCIPE.-
Soy yo, princesa. Mi padre el rey me castigó con un conjuro por llegar tarde.
PRINCESA.-
De culo me caigo.
(Y de hecho, cae sobre su trasero).
PRÍNCIPE.-
Ahora nos casaremos, y seremos felices para siempre.
PRINCESA.-
(Que se levanta del suelo).
Pues va a ser que no.
PRÍNCIPE.-
¿Cómo dices?
(El Príncipe aprovecha que pasa una mosca a su lado para comérsela, de un bocado).
PRINCESA.-
No puedo casarme contigo, porque cuando te bese recordaré el momento es que eras sapo y será horrible.
PRÍNCIPE.-
Dijiste que me querías.
PRINCESA.-
Fue antes de saber que tenías un padre que podía convertirte en sapo.
PRÍNCIPE.-
Pero, Princesa.
PRINCESA.-
Búscate una princesa rana, que alguna habrá.
(Y sin más, sale de escena; muy digna).
PRÍNCPE.-
¡Princesa!
REY.-
(En off).
Gustavo, llegas tarde otra vez; ¿dónde estás?; ¡me estoy hartando de esperarte!
PRÍNCIPE.-
¡Padre!
(Con una explosión, el Príncipe queda convertido en calabaza).
(Entran los dos Pajes y cogen a la calabaza del suelo).
PAJE 1.-
Y así fue cómo la princesa dio calabazas al príncipe.
PAJE 2.-
Y calabaza, calabaza, cada uno pa’su casa.
CALABAZA.-
¡Bésame!
PAJE 1.-
Si claro, lo que me faltaba.
PAJE 2.-
¿Qué tal si lo llevamos a un huerto de calabazas?
PAJE 1.-
Buena idea. A lo mejor allí encuentra a una princesa calabaza.
PAJE 2.-
Lo dudo, pero al menos estará con otras calabazas.
PAJE 1.-
Eso fijo, entre calabazas se encontrará como uno más.
CALABAZA.-
Bésame.
PAJE 1.-
Cállate, pesado.
(Salen los dos pajes).
PAJE 2.-
(Que entra).
Y colorín colorado, esta historia de príncipes, sapos y calabazas, se ha acabado.
(Sale).
FIN


Otros textos breves y cuentos:



Guiones para títeres: El pequeño fantasma Bubu

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Hoy os presentamos un guión titulado “El pequeño fantasma Bubu”. Sencilla historia para aprender que podemos conseguir las cosas que deseamos aunque nos parezcan difíciles, sólo hay que poner empeño en ello y no desanimarse.
Recomendado a partir de tres años.

El pequeño fantasma Bubu

(Entra en escena, por la izquierda, un fantasmita, algo espeluchado. Avanza hasta el centro, mira al público, muy serio y dice:)

BUBU.-
¡Bubu!
(Se oye una voz que le habla)
VOZ.-
Así no eees.
(El fantasmita, cabizbajo, avanza hacia la derecha para irse)
VOZ.-
¡Inténtalo otra vez, Bubu!
(Bubu asiente y sale de escena, pausa, de repente, Bubu aparece en el centro y, sin previo aviso, suelta con ímpetu al público:)
BUBU.-
¡Bubu!
VOZ.-
Que nooo, que así no eees.
(Bubu, cabizbajo, avanza para irse)
VOZ.-
¡Pero no te vayas, Bubu!
(Bubu se para y se vuelve, tristón. Entra un fantasma grande de color azul, a él pertenece la voz que estábamos oyendo)
AZUL.-
Tienes que aprender a asustar, eres un fantasma.
(Le acaricia)
BUBU.-
(Desanimado)
¡Bu!
AZUL.-
¡Eso es, repite, repite!
BUBU.-
Si no he dicho nada.
AZUL.-
Claro que sí. ¡Venga, concéntrate!
(Bubu se pone muy erguido, mirando al público)
AZUL.-
¡Adelante!
BUBU.-
¡Bubu!
AZUL.-
¡Pero no, así no!
BUBU.-
(Decepcionado)
¡Bu!
AZUL.-
¡Así sí, repite, con energía!
BUBU.-
(Coge aire emocionado y…)
¡Bubu, bubu, bubu!
AZUL.-
(Desesperado)
¡No, no, así no!
(Bubu se desanima, el manipulador puede medio sacar la mano de dentro del fantasmita para que éste quede como “desinflado”, y volverá a introducir la mano dentro de la marioneta cuando Bubu se anime)
AZUL.-
No te desinfles, Bubu.
(Bubu sigue desinflado)
Vaya, ¿qué puedo haceeer, qué puedo haceeer?
¡Ya lo sé! Llamaremos a Verde y Naranja. Practicar con tus amigos será más fácil.
(Bubu se anima)
BUBU.-
¡Vale, vale!
AZUL.-
¡Verdeee, Naranjaaa, venid aquííí!
(Se oyen voces)
VOZ VERDE.-
¡Bu!
VOZ NARANJA.-
¡Ay, qué susto!
VOZ VERDE.-
¡Ji, ji, ji!
AZUL.-
Estos chicos, siempre igual. Voy a buscarles, espérame aquí, Bubu.
BUBU.-
Pero date prisa, tenemos que practicar.
AZUL.-
¡Qué trajín!
(Mientras sale)
¿Queréis venir de una vez?
(Sale por la derecha)
BUBU.-
(Al público)
¿Aprenderé alguna vez?
(Se queda pensativo)
¡Ya sé! ¡Lo voy a hacer escondido, en la oscuridad!
(Sale apresurado por la izquierda, vuelve a asomarse)
¿Atentos, eh?
(Se va, breve pausa, oímos la voz de Bubu:)
BUBU.-
¡Bubu!
(Al poco, entra en escena)
BUBU.-
¡Vaya! No me ha salido.
(Entra por la derecha Azul, seguido de Verde y Naranja. Son dos fantasmas jóvenes, de tamaño intermedio entre Bubu y Azul)
AZUL.-
¡Ya estamos aquí!
VERDE.-
(A Naranja)
¡Bu!
NARANJA.-
¡Ay, qué susto! ¡Jo, Verde siempre me asusta!
VERDE.-
¡Je,je,je!
AZUL.-
Pero tú no le hagas caso, también eres un fantasma.
NARANJA.-
¡Ya!
VERDE.-
¡Je, je, je!
(Naranja mira a Verde un poco enfadado)
AZUL.-
Bueno chicos, vamos a ver si ayudamos a Bubu.
VERDE/NARANJA.-
¡Hola, Bubu!
BUBU.-
¡Hola! ¿Ya vamos a practicar?
AZUL.-
No te impacientes, ya vamos.
Atentos, por este orden: Verde, Naranja, Bubu.
(Los fantasmas se colocan en orden)
Y…¡adelante!
VERDE.-
¡Bu!
NARANJA.-
¡Bu!
BUBU.-
¡Bubu!
VERDE/NARANJA.-
¡Ji, ji, ji!
AZUL.-
¡Silencio! ¡Atento, Bubu! Y…¡adelante!
VERDE.-
¡Bu!
NARANJA.-
¡Bu!
BUBU.-
¡Bubu!
VERDE/NARANJA.-
¡Ji, ji, ji!
(Bubu se “desinfla”)
VERDE.-
Bubu no se entera.
NARANJA.-
¡Calla!
VERDE.-
(A Naranja)
¡Bu!
NARANJA.-
¡Ay, qué susto! ¡Jo!
AZUL.-
¡Silencio! Anímate, Bubu, tengo una idea.
(Bubu se “infla”)
Vamos a hacerlo al revés, nosotros vamos a decir “bubu”, ya verás como te sale.
Atentos, por este orden: Naranja, Verde, Azul y Bubu.
(Cada fantasma tiene un tono distinto de voz, Azul claramente más grave que los otros. Lo haremos rítmico. Se colocan frente al público en el orden establecido)
AZUL.-
Y…¡adelante!
NARANJA.-
¡Bubu!
VERDE.-
¡Bubu!
AZUL.-
¡Bubu, bubu, bubu!
(Silencio, todos miran a Bubu, silencio, repiten)
NARANJA.-
¡Bubu!
VERDE.-
¡Bubu!
AZUL.-
¡Bubu, bubu, bubu!
(Silencio, todos miran a Bubu)
BUBU.-
¡Buuu!
NARANJA/VERDE.-
¡Bieeen!
AZUL.-
¡Otra vez!
NARANJA.-
¡Bubu!
VERDE.-
¡Bubu!
AZUL.-
¡Bubu, bubu, bubu!
BUBU.-
¡Buuu!
NARANJA/VERDE.-
¡Bieeen!
AZUL.-
¡Lo has conseguido!
BUBU.-
(Loco de contento)
¡Buuuuu!
(Mientras dicen esto, se colocan en corro y desaparecen hacia abajo repitiendo el coro de “bubus”)
(Breve pausa, aparece en el centro Bubu)
BUBU.-
(Al público)
¡Buuuuu! ¡Lo he conseguido, lo he conseguido!
(Se oye la voz de Verde)
VOZ VERDE.-
¡Bu!
BUBU.-
¡Ay, qué susto!
(Se cae del susto y desaparece, se oye de nuevo la voz de Verde)
VOZ VERDE.-
¡Ji, ji, ji, ji! ¡Bubu!

FIN


Otros textos breves y cuentos:


Guiones para títeres: El tesoro de las brujas

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Es sabido por todos que el tesoro de las brujas fue dividido en una ocasión y que un ser humano disfrutó de una parte. Pero ¿cómo sucedió? Eso es lo que cuenta este texto en el que aparecen un muchacho, un troll y tres brujas. Recomendado a partir de los cinco años.

El tesoro de las brujas

(Un escenario vacío).
TROLL.-
(En off).
No te resistas, cara de alcachofa; voy a comerte de todas maneras.
(Entra un Troll que arrastra a un joven, al que llamaremos Juan por no llamarlo Pedro).
JUAN.-
Te suplico que no me comas.
TROLL.-
Suplica y llora lo que quieras. Desconozco la piedad y además tengo hambre. Serás mi cena.
JUAN.-
Estoy flaco.
TROLL.-
Eso es verdad, canijo. Si yo fuera tan rico como las tres brujas de la montaña, cada noche me comería un buey. Pero soy pobre y te cenaré a ti, aunque no seas más que un saco de huesos.
JUAN.-
¿Y si te consiguiera el tesoro de las brujas?, ¿me soltarías?
TROLL.-
Estás más loco que veinte cabras. Ni siquiera yo me atrevo a quitarle nada a esas brujas.
JUAN.-
Yo si me atrevo.
(El Troll comienza a reír, y de tanta risa termina en el suelo, donde continúa con sus carcajadas).
JUAN.-
Puedo hacerlo.
TROLL.-
(Después de sonarse las narices con estrépito con una de sus manos).
Muy bien, canijo, tengo hambre, pero me encanta reírme de la gente. Te llevaré yo mismo hasta la montaña de las brujas y te comeré después.
JUAN.-
Puedo ir solo.
TROLL.-
Camina, canijo. Iré contigo para que no escapes. Seré un troll, pero no soy “trollnto”.
(Ríe de su juego de palabras).
JUAN.-
No he pensado escapar.
TROLL.-
Te acompaño, no vaya a ser que lo pienses más tarde. Camina, saco de huesos.
(Salen ambos).
(Se escuchan truenos y la escena se ilumina con el resplandor de los relámpagos. Y mientras esto sucede, se colocan los elementos del interior de la guarida de las tres brujas. Estamos en una cueva, con muebles tenebrosos y de mal gusto; vamos, lo normal que le gustaría a unas brujas).
(Entran las tres brujas. Dos de ellas son viejas y muy feas. La tercera, en cambio, es una jovencita de aspecto agradable. Las dos más viejas son Casimira y Casioye. La más joven se llama Julieta).
JULIETA.-
Siempre estamos encerradas en esta montaña. ¿De qué sirve tener tantos tesoros si nunca los disfrutamos?
CASIMIRA.-
A ver Julieta, ¿acaso desde que murió tu madre, la querida Casive, te ha faltado comida?
JULIETA.-
Sabes que no, tía Casimira.
CASIMIRA.-
¿Has oído, Casioye? No le ha faltado comida y la jovenzuela no está contenta.
CASIOYE.-
Ay, Casimira; así es la juventud. Vamos a dormir, que mañana será otro día.
CASIMIRA.-
Otro día.
(Salen Casimira y Casioye).
JULIETA.-
Un día tan aburrido con los demás.
(Sale también).
(Entran el Troll y Juan).
TROLL.-
No hagas ruido, cara de alcachofa. Estas brujas no son cosa de broma.
JUAN.-
¿Tienes miedo?
TROLL.-
Nosotros los Trolls jamás hemos tenido miedo. Lo que pasa es que no estoy tan loco como tú.
JUAN.-
Bla, bla, bla…
TROLL.-
Busca el tesoro. Yo te esperaré fuera. Y date prisa.
(Sale).
(Juan da unos pasos por el lugar, mientras lo observa con atención).
JUAN.-
Debo encontrar el tesoro y escapar con él sin que me vea ese feo troll.
(Busca y rebusca entre los objetos del habitáculo. En eso está cuando un libro de una estantería, resbala de su sitio y cae al suelo con gran ruido).
JULIETA.-
(En off).
¿Quién está ahí?
JUAN.-
¡Ay, madre!
(Se esconde detrás de uno de los muebles).
(Entra Julieta, que se acerca directa hasta el lugar en el que se esconde Juan).
Es inútil que te escondas. Las brujas vemos a través de los objetos.
(Juan se incorpora desde su escondite).
JUAN.-
(Que observa a Julieta).
Pensaba que todas las brujas eran feas.
JULIETA.-
Te equivocas, listillo… ¿Y el troll que te espera fuera es tu padre?
JUAN.-
¡No! Yo no soy un troll. ¿Y cómo sabes que alguien me espera fuera?
JULIETA.-
Recuerda que veo a través de las cosas.
JUAN.-
Ese troll va a comerme. Me dejará libre si consigo el tesoro de las tres brujas.
JULIETA.-
¿Y qué piensas hacer con nuestro tesoro?
JUAN.-
Se lo tengo que dar al troll para que no me coma, ¿es que no me escuchas?
JULIETA.-
Pero, ¿qué harías si el tesoro fuese tuyo?
JUAN.-
Me dedicaría a recorrer el mundo.
JULIETA.-
Estupendo. Nos vamos juntos.
JUAN.-
Recuerda que no tenemos el tesoro y que un troll me espera fuera para devorarme.
JULIETA.-
Dos detalles sin importancia.
(Julieta se acerca hasta una de las estanterías, aparta unos libros y de un agujero en el fondo extrae tres grandes esferas de oro. Vuelve a colocar los libros en su lugar).
JUAN.-
¡El tesoro de las brujas!
JULIETA.-
Esta es sólo mi parte. Dejo lo que corresponde a mis tías. No soy una ladrona.
(Julieta introduce las tres esferas en una bolsa de tela, que se cuelga del hombro).
JUAN.-
¿Y el troll?
JULIETA.-
Olvídate de él. Ahora tienes que repetir conmigo este conjuro: El primer ser vivo que veáis al despertar, será para vosotras la sobrina Julieta, para siempre jamas. ¡Repite!
AMBOS.-
El primer ser vivo que veáis al despertar, será para vosotras la sobrina Julieta, para siempre jamas.
JUAN.-
¿Y quién será el primer ser vivo que verán al despertar?
JULIETA.-
No puedo saberlo, tal vez una gallina, o una cabra. Lo que importa es que no salgan a buscarme. Ven, saldremos por este otro lado que da a otro camino, y no nos verá el troll.
JUAN.-
Eres genial.
JULIETA.-
Ya lo sé. Tu tampoco estás mal. Aunque si no te portes bien, puedo convertirte en un asno.
JUAN.-
Soy un buen chico.
JULIETA.-
Eso espero, canijo.
JUAN.-
No soy canijo.
JULIETA.-
Es como te llama el troll, ¿no?
JUAN.-
Pero como…
JULIETA.-
También leo los pensamientos, así que ten cuidado.
JUA.-
Genial.
(Salen ambos).
(Entra el Troll).
TROLL.-
(Susurra para que no le escuchen las brujas).
Canijo, ¿dónde estás?; pronto cantará el gallo.
(Canta el gallo).
TROLL.-
¡Ay, mamita!
(Se esconde detrás de uno de los muebles).
(Casimira y Casioye entran. Ambas miran hacia el lugar en el que se esconde el troll).
AMBAS.-
Julieta, ¿qué haces ahí escondida?
(El troll no se mueve y las dos brujas se acerca hasta él, que sigue encogido en su escondrijo).
TROLL.-
(En un susurro, cuando las brujas están junto a él).
¡Ay, mamita!
AMBAS.-
Levántate Julieta, ¿no eres mayorcita para estos juegos?
(El troll se levanta).
TROLL.-
No soy ninguna Julieta, perdonad mi intrusión. Soy un troll.
CASIMIRA.-
Vale, jugaremos un poco contigo.
(A Casioye).
La pobre es joven y se aburre.
CASIOYE.-
De acuerdo, querido troll, jugaremos; pero no olvides que tienes que estudiar.
CASIMIRA.-
Aunque primero desayunarás.
TROLL.-
Soy un troll auténtico.
CASIMIRA.-
(A la otra bruja).
A veces los jóvenes se ponen tan pesados con eso de que se aburren.
(Casioye coge de la mano al troll).
CASIOYE.-
Jugaremos a que eres un troll, Julieta; pero tendrás que portarte bien.
TROLL.-
Quiero irme.
CASIMIRA.-
Siempre con la misma cantinela de que no salimos nunca. Ya saldremos algún año.
CASIOYE.-
(Que tira del brazo del troll y lo arrastra como si no pesara nada).
Ahora a estudiar.
(Salen Casioye y el Troll).
TROLL.-
(En off).
¡Soy un troll!
CASIMIRA.-
¡Qué pesada se pone a veces esta muchacha! A lo mejor no ha dormido bien. Hoy no le veo buena cara. Está más “feucha”.
TROLL.-
(En off).
¡Soy un troll!
CASIMIRA.-
¡Santa paciencia!…
(Sale).
FIN


Otros textos breves y cuentos:


Guiones para títeres: Entre frutas anda el juego

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El texto de hoy, Entre Frutas Anda el Juego, es una graciosa historia que nos enseña que siempre es mejor en grupo que separados, y mejor ser amigos que estar enfadados.
Recomendado a partir de cuatro años.

Entre frutas anda el juego

(Escena vacía, oímos la voz de Melón)

MELÓN.-
Eso ya se sabe, lo sabe todo el mundo…
(Entra, se queda mirando al público, es un “señor melón”, lleva sombrerito y gafas)
¿Por qué me miráis así? ¡Ah! ¿Que vosotros no lo sabéis? Bueno, bueno, yo os lo cuento, el cuento es un buen invento.
Eeehh…esto…¡ah, sí!
En el mundo de las frutas, como en todos los mundos, también hay buenos y malos, simpáticos y antipáticos… Cómo lo diría…¡dulces y ácidos!
¡Ja, qué bueno, dulces y ácidos! ¡Se nota que soy todo un melón!
Pero yo también fui un pequeño meloncito…¡Ah, qué tiempos aquellos…!
Yo iba para aquí y para allá con mi amiga Perita.
(Mientras dice esto, muestra un cartel con un dibujo de ambos)
Éramos los dulces, claro, pero también estaban los ácidos.
(Da la vuelta al cartel y vemos un dibujo de los ácidos)
Naranja y Limón. !Que gamberros eran, no nos dejaban en paz!
Atentos, porque aquí empieza la historia que yo venía a contar.

(Sale Melón, van apareciendo algunos elementos escenográficos que muestran que estamos en una calle, en primer término, en el lado derecho, una señal de STOP)
(Entra Perita, corriendo)
PERITA.-
¡Corre, Melón, que no me alcanzas!
(Se da de cabeza contra la señal de STOP)
¡Toma, gané!
(La señal se bambolea y desaparece hacia abajo mientras dice:)
STOP.-
¡Qué bruta, la pera!
PERITA.-
Tampoco es para tanto.
(Dice, mientras se bambolea, también mareada. Entra Melón)
MELÓN.-
¡Jo, siempre me ganas!
PERITA.-
¡Es que estás gordito, meloncito!
MELÓN.-
¡Que no me digas eso!
PERITA.-
Es broma…¡No te voy a llamar jamoncito!
MELÓN.-
¡Oye!
PERITA.-
¡Es broma! ¡Mua!
(Le da un beso)
MELÓN.-
Bueno, vale.
(Entran los ácidos, Naranja y Limón, cada uno por un lado)
NARANJA.-
¿Ya estáis aquí otra vez?
LIMÓN.-
Os hemos dicho que esta es nuestra calle. ¡Fuera!
PERITA.-
Tonterías, esta calle es de todos, como todas las calles.
LIMÓN.-
¿Ah. sí?
PERITA.-
¡Sí!
LIMÓN.-
¡Pues te escupo!
(Le escupe)
PERITA.-
¡Ay, eres un guarro!
LIMÓN.-
¡Je, je!
NARANJA.-
¡Je, je!
MELÓN.-
¡Cochino!
PERITA.-
¡Como pica!
LIMÓN.-
(A Naranja)
¡Empuja, empuja!
(Naranja empieza a dar empujones a Melón, que sin querer da a Perita)
NARANJA.-
¡Venga, fuera, fuera, fuera…!
MELÓN.-
¡Ay!
PERITA.-
¡Quita!
(Naranja y Limón se alternan diciendo un “fuera” cada uno, mientras Naranja empuja una y otra vez a los dulces, hasta que los echan)
LIMÓN.-
¡Ja! A ver si aprenden.
NARANJA.-
A ver si no vuelven.
(Rebotan uno contra otro mientras dicen a dúo:)
NARANJA/LIMÓN.-
Somos los mejores, esta es nuestra calle,
somos los mejores,¡ra, ra, ra!
(Se van contentos)
(Un sol cruza la escena de lado a lado)

(Asoma Melón por la izquierda, se oye a Perita)
PERITA.-
¿Están?
(Melón no contesta, está asustado)
PERITA.-
¿Estaaán?
MELÓN.-
Mira tú, a ver.
(Sale Melón, se asoma Perita)
PERITA.-
¡Serás Melón!
MELÓN.-
¡Oye!
PERITA.-
¡Chssss! No, no están.
(Entra Melón y avanzan ambos por la escena)
MELÓN.-
¿Qué podemos hacer?
PERITA.-
Tú pesas más que nadie, podrías aplastarlos.
MELÓN.-
No seas bruta, Perita.
PERITA.-
¡Ellos nos escupen!
MELÓN.-
Pero no nos aplastan.
PERITA.-
¡Ellos nos empujan!
MELÓN.-
Pero no nos aplastan.
PERITA.-
¡Nos echan de la calle!
MELÓN.-
Pero no nos…
PERITA.-
Sí ya sé, no nos aplastan.
MELÓN.-
Pues eso.
(Pausa)
PERITA.-
¿Y entonces?
(Pausa)
MELÓN.-
¡Entonces nos los comemos!
PERITA.-
¡Y luego dices que yo soy bruta!
MELÓN.-
Nos los comeremos de mentira.
PERITA.-
¿Y eso cómo se hace?
MELÓN.-
(Emocionado)
¡Ya verás qué susto se van a dar! ¡Quedarán como unos cobardicas y no podrán ser más los jefes de la calle!
PERITA.-
(Emocionada)
¡Cómo mola, cómo mola! ¿Y eso cómo se hace?
(Melón se lo explica mientras van saliendo de escena)
MELÓN.-
¿Te acuerdas de esos cartones tan grandes que vimos en el mercado?
PERITA.-
¿Sii?
MELÓN.-
Pues cogemos unos cuantos, les damos forma de…
PERITA.-
¡Cómo mola, cómo mola!
(Salen)
(El Sol vuelve a cruzar la escena)

(Entran Naranja y Limón)
LIMÓN.-
¡Qué calor hace hoy, se me sale el zumo!
(Hace gesto de secarse el sudor)
NARANJA.-
¿Y si nos quedamos aquí un ratito?
LIMÓN.-
Yo no tengo prisa.
NARANJA.-
Pues mira que yo.
LIMÓN.-
Pues mira.
(Se quedan adormilados uno junto a otro)
(Entran en escena un gran cuchillo y un gran tenedor, hechos con cartones y movidos por Melón y Perita, a los que no podemos ver, pero oímos sus voces, que intentan dar mucho miedo)
CUCHILLO/TENEDOR.-
¡Os vamos a partir,
os vamos a comer,
os vamos a exprimir,
y luego a beber!
(Pausa, Naranja y Limón están dormidos y no se enteran de nada. Cuchillo y Tenedor se miran, se acercan a los ácidos y les gritan:
CUCHILLO/TENEDOR.-
¡Ja, jaaa!
(Los ácidos despiertan)
NARANJA/LIMÓN.-
¡Uaaaayy!
CUCHILLO/TENEDOR.-
¡Os vamos a partir,
os vamos a comer,
os vamos a exprimir,
y luego a beber!
NARANJA/LIMÓN.-
¡Corre!
(Salen pitando, Cuchillo y Tenedor les persiguen repitiendo su amenaza. Cruzan la escena varias veces hasta que los ácidos quedan rodeados, Cuchillo por un lado, Tenedor por el otro)
CUCHILLO.-
¡Ya os tenemos!
TENEDOR.-
¡No escaparéis!
NARANJA/LIMÓN.-
(Abrazados, tiemblan)
¡Ay, qué miedo!
CUCHILLO.-
¿Tenéis miedo?
TENEDOR.-
¡Qué cobardicas!
CUCHILLO/TENEDOR.-
¡Una, dos y tres!
NARANJA/LIMÓN.-
¡Aayyy!
(Los dulces sueltan los cubiertos, ya podemos ver a Perita y Melón que, amenazantes, “asustan” a los ácidos)
PERITA/MELÓN.-
¡Aaaaarrrggg!
¡Ji, ji, ji, ji, qué cobardicas!
NARANJA/LIMÓN.-
¡Perita y Melón!
PERITA/MELÓN.-
¡Ji, ji, ji, ji, qué cobardicas!
LIMÓN.-
¡Qué vergüenza, Naranja!
NARANJA.-
¡Qué vergüenza, Limón!
(Se apoyan el uno en el otro, cabizbajos)
PERITA.-
¡Y queréis ser los jefes de la calle!
MELÓN.-
¡Pues ya no lo seréis más!
NARANJA.-
Tenéis razón.
LIMÓN.-
Ahora vosotros sois los jefes.
PERITA.-
(En tono de jefe)
¡De eso nada!
MELÓN.-
(En tono de jefe)
¡Aquí no hay jefes!
NARANJA/LIMÓN.-
¡Uoooohhh!
PERITA.-
Vamos a jugar los cuatro juntos, a ver quién escupe más lejos.
LIMÓN.-
¡Mola, mola!
MELÓN.-
¡No seas cochina, Perita!
PERITA.-
Bueno pues…¡una carrera!
NARANJA.-
¡Mola, mola!
MELÓN.-
Hasta la señal de STOP.
LIMÓN.-
¿Qué señal de STOP?
PERITA.-
Pues esa, ¿cuál va a ser?
(Aparece la señal de STOP en el extremo derecho)
NARANJA/LIMÓN.-
¡Uoooohh!
MELÓN.-
¡Posiciones!
(Corren todos hacia el otro extremo)
PERITA.-
¡Preparados, listos, ya!
(Avanzan apelotonados hacia la señal, que en el último momento, sale hacia abajo y dice:)
STOP.-
¡Uy, por los pelos!
(Las frutas salen rodando de escena por la derecha, aparecen rodando por la izquierda y se chocan unas con otras en el centro, entre “uys” y “ays”).
MELÓN.-
¡He ganado!
LIMÓN.-
¡De eso nada, pedazo de Melón!
MELÓN.-
¡Oye!
NARANJA.-
¡A que te exprimo, ji, ji, ji!
PERITA.-
¡Ji, ji, ji, esto sí que es divertido!
(Aparece por encima de ellos la señal de STOP, por unos instantes, quedan todos quietos y callados, “stopados”, desaparece la señal hacia abajo)
TODOS.-
¡Hasta la próxima!
(Desaparecen hacia abajo)

FIN

Otros textos breves y cuentos:


Sócrates, el filósofo que se ayudaba de los títeres

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socrates

Todos conocemos quién fue Sócrates, ese filósofo griego que vivió entre el año 470 y el 399 a. C. A Sócrates se le conoce popularmente por su frase: “Sólo sé que no sé nada”. Muchos lo consideran el padre del pensamiento científico, pues para él era fundamental revisar los conocimientos que se poseen y a partir de ellos construir otros más sólidos.

Se sabe también que no escribió nunca nada, porque pensaba que era la mejor manera de que sus oyentes crearan sus propias ideas. Lo que sabemos sobre él es gracias a sus discípulos, sobre todo por dos de ellos: Platón y Jenofonte; aunque sin olvidar a Aristipo y Antístenes.

Se dice que parte de sus diálogos los desarrolló ante su audiencia por medio de títeres. Y esto nos ha dado pie en la redacción de Titerenet para, con el mayor de los respetos hacia uno de los padres del pensamiento moderno, convertir en texto de marionetas el conocido diálogo del filósofo, llamado “el de los tres filtros”.

El diálogo de los tres filtros, de Sócrates (para títeres).

(En escena hay un personaje, al que llamaremos Sócrates. Entra Jenofonte, con mucha prisa).
JENOFONTE.-
Maestro, ¿sabes lo que he oído sobre Platón?
SÓCRATES.-
Antes me gustaría que pasaras la prueba del triple filtro. El primero es el de la Verdad. ¿Estás seguro de que lo que vas a decirme es cierto?
JENOFONTE.-
Bueno, me lo acaban de contar, y aún no he tenido tiempo…
SÓCRATES.-
… Es decir, que no sabes si es cierto. El segundo filtro es el de la Bondad. ¿Quieres contarme algo bueno sobre Platón?
JENOFONTE.-
Al contrario.
SÓCRATES.-
Así que quieres contarme algo malo de él y sin saber si es cierto. No obstante aún podría pasar el tercer filtro, el de la Utilidad, ¿me va a ser útil?
JENOFONTE.-
En realidad, no.
SÓCRATES.-
Si no es ni cierto, ni bueno, ni útil, ¿para qué contarlo?
(Sócrates, sin decir más, sale de escena).
JENOFONTE.-
¡Cáchis!
(Sale).

FIN


Otros textos breves y cuentos:


Guiones para títeres: Romeo y Julieta – Historia de amor junto a una maceta

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Este es un modesto y titeril homenaje a Romeo y Julieta, en clave de humor y en una versión, no sólo libre, sino casi libertina.
Recomendado a partir de los 7 años.

Romeo y Julieta – Historia de amor junto a una maceta

(Un jardín, con arbustos y macetas con flores. En un extremo, un edificio con un balcón).
(Julieta asoma en el balcón. Busca a alguien en el jardín).
JULIETA.-
Romeo, Romeo. ¿Dónde estás?, que no te veo.
ROMEO.-
(Que se incorpora junto a una maceta con flores).
¡Aquí, Julieta!, junto a esta maceta.
JULIETA.-
¡Oh, mi amor!
ROMEO.-
Tú eres mi flor.
(Coge una flor de la maceta, con la intención de arrancarla, pero tira de ella, más no puede sacarla del tiesto; tira de ella, hasta que finalmente cae Romeo al suelo, cuan largo es. Inmediatamente se levanta de un salto casi atlético).
Estoy bien, amor mío.
(Cae de nuevo al suelo).
JULIETA.-
¿Romeo?… No dice ni pío.
(El padre de Julieta aparece en el balcón, junto a su hija; viene del interior del edificio).
PADRE.-
¿Con quién hablas, hija?
JULIETA.-
Hablo contigo, padre.
PADRE.-
No trates de liarme. ¿No estará por aquí ese Romeo?
JULIETA.-
¿Romeo?, no creo; no lo veo.
PADRE.-
Ya sabes que te he prohibido que te veas con ese sinvergüenza, hijo del odiado Capuleto.
JULIETA.-
¿Y por qué odiamos a los Capuletos?
PADRE.-
Ni remota idea, hija. Mi padre ya los odiaba, igual que mi abuelo.
JULIETA.-
Eso no tiene sentido.
PADRE.-
Nada tiene sentido en esta vida. Yo lo único que quiero es que mis nietos odien a los Capuletos.
(Sale el Padre).
JULIETA.-
(Después de comprobar que su padre se ha alejado).
Romeo, ¿dónde estás?, que no te veo.
ROMEO.-
Aquí, Julieta, aplastado junto a la maceta.
(Se incorpora).
JULIETA.-
¿Qué podemos hacer?, ya has oído a mi padre.
ROMEO.-
No desesperemos. Cuando los enamorados tienen problemas, el destino acude en su ayuda.
JULIETA.-
¿Y esa tontería?
ROMEO.-
La leí en un libro de teatro. Al fin y al cabo, la vida es un teatro inmenso.
CONDE PARIS.-
(En off).
¿Dónde estás Julieta?
JULIETA.-
Escóndete, Romeo; es el Conde Paris. Le diré que mi padre no me deja enamorarme de él.
ROMEO.-
Ese Conde Paris es un cursi.
JULIETA.-
Y también el hijo bastardo del rey. ¡Escóndete!
(Romeo se oculta).
(Entra el Conde Paris).
CONDE.-
¿Cuándo te casarás conmigo, Julieta?
JULIETA.-
Sabes que no puedo. Mi padre no te ve con buenos ojos.
CONDE.-
¿Cómo va a hacerlo, si es tuerto?
(Aparece el Padre en el balcón, tiene una maceta en sus manos).
PADRE.-
Sinvergüenza, Capuleto.
JULIETA.-
No padre, no es…
PADRE.-
Calla, no lo defiendas.
(Arroja la maceta por el balcón y ésta da en plena cabeza al Conde, que cae al suelo, no sabemos si desmayado o muerto).
JULIETA.-
Era el Conde Paris.
PADRE.-
¿Qué quieres decir con “era”?
JULIETA.-
Le has dado con la maceta en todo el colodrillo.
PADRE.-
Maldición de faisán. Ese Conde era el hijo bastardo del Rey. Iré a la cárcel.
(Romeo se levanta del suelo).
ROMEO.-
Yo puedo llevármelo, señor. Y dejarlo tirado junto a una taberna. Pensarán que ha sido una pelea entre borrachos.
PADRE.-
¡El Capuleto!
JULIETA.-
(Que trata de disimular).
¿De dónde sales, Romeo?
ROMEO.-
(Sin enterarse).
De donde siempre, Julieta, de al lado de la maceta.
PADRE.-
¿Qué haces aquí, Capuleto?
ROMEO.-
Amo a Julieta.
JULIETA.-
Yo nada sabía.
ROMEO.-
¿No serás sorda como mi tía? Mil veces te lo digo cada día.
PADRE.-
Jamás daré mi consentimiento.
ROMEO.-
Puedo llevarme el Conde y librarle a usted de la cárcel.
PADRE.-
Hazlo.
ROMEO.-
Sólo si acepta nuestro matrimonio.
PADRE.-
No pienso casarme contigo. Además, tengo mujer.
ROMEO.-
No quiero casarme con usted, sino con su hija. Si acepta, me llevaré al Conde.
PADRE.-
Eres un listillo.
ROMEO.-
Liarle a usted es sencillo.
PADRE.-
¿Eh?
JULIETA.-
Papá, Romeo puede llevarse al Conde y librarte de la cárcel.
PADRE.-
Tendrías que casarte con él.
JULIETA.-
Puedo hacer ese sacrificio por ti, padre.
PADRE.-
Dime Capuleto, ¿tu padre te permitirá casarte con una Montesca?
ROMEO.-
Mi padre no protestará, mientras tenga vino para brindar.
PADRE.-
De acuerdo. Llévate al Conde a la taberna. Y que no falte el vino.
ROMEO.-
Sus deseos son órdenes para mí.
PADRE.-
Comienza a gustarme este muchacho.
(Sale el Padre).
JULIETA.-
Romeo, mi padre tiene razón, eres un listillo.
ROMEO.-
Y te amo como un chiquillo.
JULIETA.-
¿Y cuándo nos casaremos?
ROMEO.-
Mañana mismo, antes que tu padre cambie de opinión. Adiós Julieta, me llevo al Conde antes de que despierte.
JULIETA.-
¿No está muerto?
ROMEO.-
Sólo inconsciente. El Conde es un cabezón. Por eso insisto en que nos casemos mañana, antes que tu padre descubra que en lugar de muerto, el Conde ha quedado descompuesto.
JULIETA.-
Eso haremos, Romeo.
ROMEO.-
Adiós Julieta.
(Romeo arrastra al Conde).
No será cadáver, pero pesa como un muerto.
(Sale con el Conde a rastras).
JULIETA.-
Ay, Romeo; te quiero, aún cuando no te veo.
(Entra en la casa).
FIN


Otros textos breves y cuentos:


Guiones para títeres: Aladino y la lámpara maravillosa

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Hoy presentamos una versión teatral del conocido cuento titulado “Aladino y la lámpara maravillosa”. Es un texto corto, si tenemos en cuenta la duración del cuento original. Como personajes aparecen: Presentador, Aladino, Madre, Brujo, Genio, Sultán y Halina. La acción transcurre en tres espacios escénicos: el bosque, el interior de la cueva y el interior del palacio de Aladino. Contiene también algunas sorpresas interesantes.
Recomendado a partir de los 6 años.

Aladino y la lámpara maravillosa

(Estamos en un bosque. Entra el Presentador. Llega hasta el centro del escenario, alza sus brazos y suena un trueno).
PRESENTADOR.-
Me encantan las historias de magia, porque en ellas puede suceder cualquier cosa… Je… Hoy estamos aquí para disfrutar con la historia mágica más conocida y más emocionante: Aladino y la lámpara maravillosa.
(Vuelve a alzar sus brazos y suena otro trueno).
Aladino y su madre son muy pobres, y muchos días vienen a este bosque para buscar setas y también plantas para comer o para venderlas en el mercado del pueblo. Pero hoy no es un día cualquiera…
(Comienza a salir. Levanta sus brazos y suena un trueno. Sale).
(Entran Aladino y su Madre. Buscan entre los árboles).
ALADINO.-
Ser pobre es una lata.
(Entra el Brujo, de improviso, como si apareciera de la nada).
BRUJO.-
Eso se puede arreglar.
(Aladino y su madre, se alejan de un salto del recién llegado, algo asustados).
MADRE.-
¿Quién es usted?
BRUJO.-
Un simple mercader que necesita ayuda para recuperar algo que se me ha perdido. Y puedo pagar una moneda de oro a quien me ayude.
ALADINO.-
(Decidido).
¿Qué debo hacer?
BRUJO.-
Sólo bajar hasta un lugar al que yo, pobre viejo, no puedo acceder.
MADRE.-
Puede ser peligroso y se hace tarde.
BRUJO.-
(Que extrae una moneda de oro de entre sus ropajes).
Aquí tiene la moneda prometida, y yo mismo llevaré a su hijo hasta su casa, sano y salvo, se lo prometo. Regrese usted, buena mujer, y no se preocupe por nada.
(Como si pronunciara un conjuro).
Por nada.
MADRE.-
Por nada.
ALADINO.-
Por nada.
BRUJO.-
(Tiende la moneda hacia la Madre).
Aquí tiene la moneda de oro.
(La Madre, como hipnotizada, recoge la moneda).
ALADINO.-
Y no te preocupes, madre.
MADRE.-
Por nada.
(Sale con la moneda).
ALADINO.-
¿Qué tengo que hacer?
BRUJO.-
El lugar está aquí mismo.
(Ambos se acercan hasta uno de los extremos de la escena y el Brujo aparta unas ramas. Queda a la vista una estrecha entrada a una cueva).
ALADINO.-
He venido a este lugar muchas veces. ¿Esta cueva siempre ha estado aquí?
BRUJO.-
(Sin responder a la pregunta).
Sólo tienes que entrar y traerme una vieja lámpara que cayó dentro. Yo no puedo entrar, porque la entrada es muy estrecha.
ALADINO.-
Entraré a buscar su vieja lámpara.
BRUJO.-
(Con un misterioso cambio de voz).
Pero no toques nada de lo que veas dentro de la cueva, puede ser peligroso. Coge sólo la vieja lámpara. Y no te preocupes por nada.
ALADINO.-
(Mientras entra por la abertura de la cueva).
Por nada.
(Se oscurece el bosque).
(La voz del Presentador se escuchará en off. Y mientras se escucha, sale el Brujo, desaparecen los árboles y se coloca la escenografía del interior de la cueva. Sólo se iluminará la nueva escenografía cuando así se indique en el texto).
PRESENTADOR.-
(En off).
Aladino, al entrar por la abertura se encontró con un estrecho pasillo por el que avanzó cauteloso y temeroso.
(Entra el Presentador. Y como ya hemos indicado, el fondo seguirá oscuro).
Aladino pensó en volver atrás, pero imaginó todo lo que su madre iba a poder comprar con aquella moneda de oro y siguió avanzando. Hasta que de pronto, el estrecho pasillo se convirtió en una gran cueva.
(Sale el Presentador y se ilumina el fondo. Vemos a Aladino en una cueva, llena de monedas de oro y joyas de todo tipo. Aladino deambula por el lugar, observándolo todo).
ALADINO.-
Ese hombre, ¿sólo quiere una vieja lámpara?… Pero si nunca vi tanta riqueza.
BRUJO.-
(En off. Todos los diálogos del Brujo, mientras Aladino está dentro de la cueva serán en off).
No toques nada.
ALADINO.-
¿Por qué quiere sólo una vieja lámpara si puede ser rico con todo lo demás?
BRUJO.-
Calla, sólo eres un campesino ignorante. Dame la lámpara.
(Aladino mira por el lugar, hasta que descubre la vieja lámpara en el suelo de la cueva).
BRUJO.-
Dame la lámpara.
ALADINO.-
Saldré con ella.
BRUJO.-
¡No! ¡Dame la lámpara!
(La mano del Brujo aparece por un hueco entre las piedras).
¡Dámela y te dejaré salir!
ALADINO.-
(Que se aleja de la mano).
¡Cómo puede llegar su mano hasta aquí? El pasadizo es demasiado largo. ¡Eres un brujo!
BRUJO.-
¡Dame la lámpara!
ALADINO.-
Sólo si me dejas salir.
BRUJO.-
Dame la lámpara primero.
(La mano trata de alcanzar a Aladino, pero coge una de las joyas, que suelta inmediatamente mientras grita de dolor, la mano se retira por donde entró).
Me he quemado… Esas joyas siguen con la maldición de abrasar a quien las toque. ¡Dame la lámpara!
ALADINO.-
Por eso no entras tu. Si pasa algo malo, me pasará a mi. ¡No te daré la lámpara si no me dejas salir con ella!
BRUJO.-
¡Peor para ti!, cerraré la entrada con una gran piedra y volveré con otro campesino ignorante cuando tu no seas más que un montón de huesos.
(Se escucha un golpe, como el que produce al chocar una gran piedra contra una montaña).
ALADINO.-
¡No!
(Aladino sale por donde entró, pero reaparece al poco tiempo).
No puedo mover la piedra.
(Recoge la lámpara del suelo).
Y todo por esta vieja y sucia lámpara.
(Con su camisa frota la lámpara).
Sucia y apagada. Si al menos iluminara, podría buscar otra salida.
(Sigue frotando la lámpara hasta que se da cuenta que una espesa niebla ha ido ocupando la cueva).
¿Qué es éste humo?
(De entre la niebla emerge la figura del Genio de la Lámpara. Aladino, asustado, se aleja).
¿Quién eres?
GENIO.-
Soy el genio de la lámpara. Me has liberado de mi prisión. Todos tus deseos serán órdenes para mí. ¿Qué deseas?
ALADINO.-
Salir de aquí, ser un hombre rico, vivir en un palacio y tener como esposa a Halina, la hija del Sultán.
GENIO.-
(Con ironía).
Vaya, ¿nada más?
ALADINO.-
No te preocupes, ya se me ocurrirá algo más.
GENIO.-
No lo dudo. Y ahora, lo que has ordenado, será realizado.
(Se oscurece el fondo. Se ilumina el primer término y entra el Presentador. Mientras habla, desaparecen el Genio y Aladino, y se cambia la escenografía, de la cueva al palacio de Aladino).
PRESENTADOR.-
Y así sucedió. Aladino vive en un gran palacio, casado con la hija del Sultán. Mientras la madre de nuestro héroe habita en otro palacio no muy alejado del hogar de su hijo. Todo es opulencia y felicidad. Hasta que un día como hoy…
(Alza sus brazos y se escucha un trueno).
… Las nubes de la maldad oscurecen el sol.
(Se oscurece el lugar en el que está el Presentador, que sale. Al mismo tiempo, se ilumina el fondo y vemos el interior de una de las habitaciones del palacio de Aladino y Halina. En el centro de la estancia está la vieja lámpara, sobre una mesa).
(Al fondo de la habitación, una ventana).
(Entran el Sultán y Halina).
SULTÁN.-
Así que Aladino es un buen esposo. Todo parece perfecto, hija.
HALINA.-
Sí, padre. Aladino cumple todos mis deseos. Sólo esta vieja lámpara nos separa. Él siempre quiere tenerla cerca, y a mí me gustaría cambiarla por otra nueva.
BRUJO.-
(En off).
¡Cambio lámparas viejas por nuevas!
SULTÁN.-
¡Vaya, qué casualidad!, es como si ese chatarrero te hubiese escuchado.
HALINA.-
¿No se enfadará Aladino?
SULTÁN.-
¿Por qué iba a hacerlo? Si cambias una lámpara vieja por una nueva, será una bendición. Podría enfadarse si cambiaras una nueva por otra más vieja.
(Halina se acerca hasta la ventana y desde allí habla con el chatarrero).
HALINA.-
¡Sube, buen hombre!, tengo una lámpara muy vieja.
(Inmediatamente entra el Brujo en la habitación. Trae una lámpara reluciente entre sus manos).
BRUJO.-
Una nueva por otra vieja.
SULTÁN.-
¡Vaya!, a esto llamo yo rapidez.
HALINA.-
(Que aún mira por la ventana).
No sé si me ha escuchado. Ahora ya no lo veo. Es como si lo hubiese tragado la tierra.
SULTÁN.-
Está aquí, Halina querida.
HALINA.-
(Que se vuelve hacia su padre y ve al Brujo, ya junto a la vieja lámpara).
¿Cómo ha podido hacerlo?, es imposible.
SULTÁN.-
Podríamos contratar a este hombre como mensajero de palacio. En un trís y en un trás, de aquí pasa allá.
BRUJO.-
¡Silencio!
(Tira al suelo la lámpara que trae y da una palmada).
Y ahora, ¡dormid!
SULTÁN.-
Sí, claro; con el insomnio que tengo.
(El Sultán y Halina caen al suelo, profundamente dormidos).
BRUJO.-
(Que coge la vieja lámpara).
Por fin eres mío, genio de los deseos.
ALADINO.-
(En off).
¡Halina!, ¡ya he regresado!
BRUJO.-
¡Maldición!
(Frota la lámpara con la manga de su camisa).
¡Aparece genio tonto!, ¡ahora yo soy tu amo!
(Frota y frota la lámpara).
¿Por qué no apareces?
(Entra Aladino. Trae consigo la verdadera y vieja lámpara).
ALADINO.-
Supuse que algún día pasaría esto.
BRUJO.-
Eres un bellaco. Has cambiado la lámpara mágica por otra falsa.
(Tira la falsa al suelo y da un paso hacia Aladino).
¡Dame la lámpara! Sabes que puedo quitártela con el poder de mi magia.
GENIO.-
(Que aparece detrás de Aladino).
Un poco tarde para eso. Yo ya estoy fuera de la lámpara y tengo órdenes precisas que te conciernen.
(El Genio se coloca delante del Brujo, al que ahora no podemos ver).
GENIO.-
A partir de ahora vivirás en el mundo de los sueños, convertido en pesadilla de digestiones lentas. Sólo serás un mal recuerdo de algunas mañanas perdidas.
BRUJO.-
¡No!
(El Genio se aparta de donde estaba y ya no vemos al Brujo).
ALADINO.-
Te ha quedado genial.
GENIO.-
Gracias, amo. Hace siglos que ese brujo era como un grano en el cu…
ALADINO.-
(Lo interrumpe).
No digas eso, por favor.
GENIO.-
… Un grano en el cuello, ¿qué tiene de malo decir eso?
(Halina y el Sultán se mueven y se levantan del suelo, observados en silencio por el Genio y Aladino).
SULTÁN.-
Creo que he tenido una pesadilla.
HALINA.-
(A Aladino).
¿Quién es tu acompañante?
ALADINO.-
Es un viejo amigo que ha decidido venir a vivir a esta ciudad, después de recorrer casi todo el mundo.
SULTÁN.-
¡Fantástico!, alguien interesante con quien conversar.
GENIO.-
Será un placer, Sultán.
SULTÁN.-
Vayamos a mi palacio a comer. De pronto, tengo un hambre atroz.
(Van saliendo el Genio y el Sultán).
ALADINO.-
Y tengo una buena noticia para tí.
HALINA.-
Vaya.
ALADINO.-
A partir de hoy, ya no verás más a la vieja lámpara. He decidido regalársela a mi viejo amigo.
HALINA.-
Una vieja lámpara, para un viejo amigo. Suena bien.
(Salen todos).
(Asoma el Presentador y levanta sus brazos. Se escucha un trueno y se apagan todas las luces).
PRESENTADOR.-
Je, je…
(Sale).
FIN


Otros textos breves y cuentos:


Guiones para títeres: Juan sin miedo y la bruja

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Existen muchas y variadas versiones de Juan sin Miedo. La que os presentamos hoy es un texto breve para cuatro personajes: Pepín, Manolín, Bruja y Juan. Aunque, como el texto se basa en lo más profundo del acerbo cultural popular, alguno de estos personajes puede sorprendernos.
Es una obra recomendada. Mejor a partir de los siete años.

Juan sin miedo y la Bruja

(En un extremo, algunos árboles; en el otro, un edificio de aspecto siniestro).
(Entran Pepín y Manolín).
PEPÍN.-
Manolín, que nos hemos perdido.
MANOLÍN.-
Pepín, no me digas eso.
PEPÍN.-
Mira, una casa.
MANOLÍN.-
(Después de mirar).
Vete y pregunta dónde estamos.
PEPÍN.-
Yo no tengo que preguntar nada. Estamos junto a una casa.
MANOLÍN.-
¿Y de quién es esa casa?
PEPÍN.-
Eso no me importa. No me gusta meterme en los asuntos de los demás.
MANOLÍN.-
Eres un miedica.
PEPÍN.-
Claro, y tú también.
(Durante unos instantes miran la casa, y luego el uno al otro).
PEPÍN.-
¿Y si vamos juntos?
MANOLÍN.-
Sería propio de buenos amigos.
(Ambos personajes se acercan hasta la casa y al llegar Manolín golpea la puerta de entrada).
MANOLÍN.-
Parece que no hay nadie, vámonos.
(Se abre la puerta y aparece la Bruja).
BRUJA.-
Bienvenidos a mi humilde morada.
PEPÍN.-
No se ofenda, pero yo la prefiero colorada.
MANOLÍN.-
Y yo azulada.
BRUJA.-
¿Qué estáis diciendo?
PEPÍN.-
Tonterías.
MANOLÍN.-
Bobadas. Ya nos vamos.
BRUJA.-
Entrad y os calentaréis. Se ve que tenéis frío.
PEPÍN.-
No entro, que no me fío.
BRUJA.-
¿Queréis conocer el miedo, verdad?
MANOLÍN.-
Ya lo conocemos, es el tío de éste.
PEPÍN.-
Sí, uno con boina y cara de plato roto.
MANOLÍN.-
Es usted muy amable y muy bruja, gracias. Adiós.
(Manolín y Pepín se alejan a toda prisa de la casa).
BRUJA.-
Una lástima. Y hoy se cumplen diez años.
(Entra en la casa y cierra la puerta).
PEPÍN.-
Manolín, ¿esa era una bruja?
MANOLÍN.-
Eso mismo, Pepín.
(Entra Juan).
JUAN.-
Buenas tardes, amigos.
MANOLÍN Y PEPÍN.-
(Asustados).
¡Ay, madre del alma!
JUAN.-
¿Os he asustado?
MANOLÍN.-
Ya nos había asustado la bruja.
JUAN.-
Yo quiero conocer el miedo.
PEPÍN.-
Estás de suerte. Esa bruja te está esperando.
MANOLÍN.-
Nos preguntó si queríamos conocer el miedo.
JUAN.-
¡Fantástico, gracias!
(Juan se dirige a la casa).
MANOLÍN.-
Ese está mal de la azotea.
PEPÍN.-
Ya te digo, Manolín.
(Salen ambos).
(Juan ha llegado a la casa y golpea la puerta).
JUAN.-
¿Hay alguien? Me han dicho que aquí puedo conocer el miedo.
(Se abre la puerta y aparece la Bruja).
BRUJA.-
Entra y sé bienvenido. Has llegado al lugar adecuado.
(Juan entra en la casa. La Bruja cierra la puerta).
(Cambia el decorado: estamos en el interior de la casa. En la estancia vemos dos puertas y un espejo).
(Entran la Bruja y Juan).
BRUJA.-
¿Quieres saber lo que es el miedo?
JUAN.-
Por eso he venido.
BRUJA.-
Lo descubrirás si eres capaz de pasar una noche en esta habitación.
JUAN.-
(Después de mirar a su alrededor).
No parece una tarea muy difícil.
BRUJA.-
En un momento de la noche escucharás tres campanadas y tendrás que recitar un viejo conjuro que yo te daré.
JUAN.-
No persigo otra cosa sino conocer el miedo.
BRUJA.-
Lo conocerás, no lo dudes.
(La Bruja se acerca hasta una de las puertas y comienza a salir por ella).
BRUJA.-
Esta será la noche más feliz. Y lo siento por ti, Juan.
(Sale).
JUAN.-
Creo que esa bruja no miente, y que conoceré el miedo.
(Deambula por la habitación).
Pero no me ha dado el conjuro que debo leer.
(Trata de abrir la puerta por la que acaba de salir la Bruja, pero no lo consigue).
¡No me has dado el conjuro!
(La puerta se abre y asoma la bruja, trae un pergamino enrollado sobre sí mismo en una de sus manos).
BRUJA.-
Perdona que no vuelva a entrar. Esta habitación me produce escalofríos.
JUAN.-
Yo no siento nada.
BRUJA.-
No sabes lo que yo he vivido aquí. Toma el conjuro.
(Le tiende el pergamino, que Juan recoge).
Si quieres que funcione, no leas lo que está escrito en él hasta que suenen las tres campanadas. Si lo lees antes, no servirá para nada.
JUAN.-
Esperaré, no te preocupes.
BRUJA.-
Deberías preocuparte tú.
(Sale y cierra la puerta).
JUAN.-
Debería dormir un rato antes de que llegue la noche.
(Se acurruca en un extremo de la estancia y queda dormido al poco rato. Cambia la luz paulatinamente, hasta que llega la noche, con sus luces y sus sombras).
(Escuchamos el ulular de un ave. Juan se despierta y camina por el lugar, mientras se estira).
JUAN.-
Es raro, pero no consigo preocuparme.
(Se escucha el sonido del viento, suena tétrico).
Me encanta el sonido de esta brisa. Es refrescante.
(Se escucha ahora un arrastrar de cadenas, agobiante y terrorífico).
Me gusta este ruido.
(Suena la primera campanada, una pausa; se escucha la segunda, otra pausa; y al fin, la tercera y última).
(Juan desenrolla impaciente el pergamino. Lee).
Por el viento que todo lo vence, al leer estas letras rompo las cadenas que atan a la bruja y yo, hasta que alguien lea este conjuro por mí, ocuparé su lugar, en esta casa encadenada por el viento.
(Juan desaparece y en su lugar vemos a la Bruja, que hablará con la voz de Juan).
(La puerta se abre y entra en la habitación una preciosa joven, y hablará con la voz de la Bruja).
JOVEN.-
Ahora, Juan, tú eres la bruja. Y como ordena el conjuro que acabas de leer, así seguirás hasta que alguien vuelva a leerlo. Yo llegué a esta casa como tú, para conocer el miedo y he estado diez años viviendo como una bruja. Ahora tú ocupas mi lugar.
JUAN.-
¡No!
(Juan se acerca hasta el espejo, se mira en él y ve su nueva imagen).
Si esto que siento es el miedo, no me gusta.
JOVEN.-
Lo sé. No pierdas el tiempo tratando de salir. Las puertas están cerradas para ti, hasta que alguien venga a ocupar tu lugar. Adiós y gracias. No lo dudes, pensaré en ti.
(Sale).
JUAN.-
¡No!
VOZ EN OFF.-
¿Hay alguien en esta casa? Me han dicho que aquí puedo conocer el miedo.
(Juan enrolla el pergamino y comienza a salir).
JUAN.-
Entra y sé bienvenido. Has llegado al lugar adecuado.
(Sale).
FIN


Otros textos breves y cuentos:



Guiones para títeres: El patito feo

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El guión que hoy os presentamos es una adaptación del cuento de Andersen: El Patito Feo.
Sentimos especial cariño por este personaje, una de las obras en repertorio de nuestra compañía, Marimba Marionetas, es este cuento clásico y en esta versión para Titerenet queríamos remarcar la ternura y fortaleza de este personaje.
Recomendado a partir de cuatro años.

El Patito Feo

(Un radiante sol en lo alto, es verano)
(Tres huevos en el centro de la escena, uno es claramente más grande
Los dos huevos pequeños conversan, se mueven con una especie de vibración mientras oímos sus voces)

HUEVO1.-
¿Has visto a éste?
HUEVO2.-
Menudo grandullón, casi no nos deja sitio en el nido.
HUEVO1.-
Qué se habrá creído.
HUEVO2.-
Ya lo ves.
(Entra la madre Pata, toda apresurada)
PATA.-
¡Qué despistada, qué despistada!
Me fui a beber un poco de agua y me he quedado dormida.
(Se coloca sobre los huevos)
Así está mejor…¡Uy! ¡Creo que están a punto de nacer! ¡Sí, están rompiendo el cascarón!
(La madre se aparta y aparecen dos bonitos patitos, cada uno con un trozo de cascarón en la cabeza)
PATITOS.-
¡Cua, cua!
(De un gracioso saltito, se quitan el cascarón, la madre los abraza con las alas)
PATA.-
¡Un patito y una patita!
PATITO.-
¡Ooohh, cuánto mundo!
PATITA.-
¡Vamos a jugar!
PATITOS.-
¡A jugar!
PATA.-
Un momento, todavía falta un hermanito.
(La madre se coloca encima del huevo)
PATITO.-
¡Buah, el grandullón!
PATITA.-
¡Qué pesado!
PATA.-
¡Silencio!
PATITOS.-
¡Jo!
(Los patitos se aburren, empiezan a canturrear bajito y van subiendo el volumen)
PATITOS.-
En el mundo vamos a jugar.
En el agua vamos a nadar.
¡Date prisa, date prisa,
vamos a jugar!
¡Date prisa, date prisa,
vamos a nadar!
PATA.-
¡Ya rompe el cascarón!
(Se aparta y aparece un polluelo grandullón, desgarbado, gris y feucho)
PATITO FEO.-
¡Ank!
PATITOS.-
¡Buah!
PATA.-
No se dice “ank”, se dice “cua”.
PATITO FEO.-
¡Ank, cua, mamá!
PATA.-
¡Muy bien! Quedaos los tres aquí jugando un rato, voy a avisar a los animales de la granja para que vengan a conoceros.
PATITO FEO.-
Sí, mamá.
(La madre acaricia con el ala al Patito Feo y sale)
PATITO FEO.-
¡A jugar! ¡Ank, ank! ¡Digo, cua, cua!
(Los otros dos patitos hablan bajito entre ellos)
PATITO.-
Yo no quiero que me vean con este feo.
PATITA.-
Ni yo, vamos a jugar por ahí.
PATITO FEO.-
¿Qué pasa, a qué jugáis?
PATITO.-
Hermano, hermanito, vamos a buscar a mamá, que parece que tarda.
PATITA.-
Tú quédate aquí, por si viene alguien.
(Se van rapidillos)
PATITO FEO.-
¿Por qué me dejan solito?
(Entra una gallina)
GALLINA.-
¡Cooo, corococooo! ¿Pero cómo, tú eres uno de los nuevos patitos? ¡Cooo, corococooo! ¡Qué feo, qué feo, no te puedes quedar aquí! ¡Cooo, corococooo!
(Sale)
PATITO FEO.-
¿Pero qué les he hecho yo para que me traten así?
(Entra una vaca)
VACA.-
¡Muuuu! ¡Caraaamba, pero qué bicho raaaro! ¡Veeete, feuuucho, veeete! ¡Muuuu!
(Sale)
PATITO FEO.-
No me quieren porque soy feo.
(Lloriquea)
¡Pues me voy! A lo mejor encuentro más feuchos como yo por el mundo.
(Sale lloriqueando)
(Desaparece el sol y aparecen unos árboles otoñales)
(Un pato salvaje nada contento por la escena, estamos en un lago)
PATO SALVAJE.-
Pato, pato, pato soy.
Pato, pato, salvaje soy.
(Entra nadando el Patito Feo, el Pato Salvaje no le ve. Ya no es un polluelo, ha crecido un poco, pero sigue siendo feo y desgarbado)
PATITO FEO.-
¡Hola!
(El Pato Salvaje se da la vuelta)
PATO SALVAJE.-
¡Qué susto, chico!
PATITO FEO.-
¿Por qué? Yo también soy un pato como tú.
PATO SALVAJE.-
¡Qué vas a ser tú un pato!
PATITO FEO.-
¡Claro que sí!
PATO SALVAJE.-
Tú eres muy feíto, chico, muy rarito, muy feíto…
PATITO FEO.-
¡Ya está bien!
(Se oyen unos disparos, el Pato Salvaje aletea nervioso)
PATO SALVAJE.-
¡Corre chico, corre, vienen los perros de los cazadores!
¡Cua, cua, cua!
(Sale veloz)
(El Patito Feo aletea nervioso, no sabe qué hacer)
PATITO FEO.-
¿Perros, qué perros, por dónde?
(Esconde la cabeza debajo del ala. Por un lado de la escena asoma la cabeza un perro gruñendo, entra hasta el borde del agua)
PERRO.-
¡Grrrr, grrrr!
(Olisquea)
PATITO FEO.-
(Quitándose el ala de la cara)
¿Va usted a comerme?
PERRO.-
¿Pero qué dices? Mi amo quiere patos y no bichos feos como tú. ¡Grrrr!
(Sale)
PATITO FEO.-
Soy tan feo, que ni los perros me quieren morder, ¡vaya!
(Se aleja triste, sale)
(Desaparecen los árboles y aparecen unos oscuros nubarrones)
(Entra el patito, temblando, el viento casi no le deja avanzar)
PATITO FEO.-
Creo que ha llegado el invierno, tengo mucho frío.
(Sigue con su lucha por avanzar, el viento le arrastra)
¡Veo una luz, allí hay una casa, si me dejan entrar estaré calentito!
(Sale como puede)
(Desaparecen los nubarrones, estamos en la casa)
(Entran en escena una anciana y su gato, que maúlla nervioso)
ANCIANA.-
¿Qué pasa, Rufo?
(Se oyen unos golpecitos en la puerta, es el patito con el pico)
ANCIANA.-
¡Adelante, la puerta está abierta!
(Entra tembloroso el patito)
PATITO FEO.-
Bu, bu, buenas tardes. ¡Atchís!
ANCIANA.-
¿Pero bueno, de dónde sales tú?
PATITO FEO.-
No, no, no lo sé. ¡Atchís!
(El gato maúlla amenazante)
ANCIANA.-
¡Calla, Rufo!
¿Sabes poner huevos?
PATITO FEO.-
No, no, no lo sé. ¡Atchís!
ANCIANA.-
Ya veo que no sabes nada. Bueno, puedes quedarte un tiempo a prueba, pero si no pones huevos tendrás que marcharte.
(Sale la anciana)
GATO.-
¿Qué te crees, que ahora toda las atenciones van a ser para ti?
PATITO FEO.-
Yo no me creo nada.
GATO.-
¿Qué te crees, que te voy a dar mi comida?
PATITO FEO.-
Yo sólo quiero estar calentito
GATO.-
¿Qué te crees, qué te crees? ¡Miaaaauu!
(El Gato se acerca al Patito, éste se aleja; así comienza una persecución en toda regla).
PATITO FEO.-
¡No te enfades!
GATO.-
¡Miaaauu, miaaauu!
PATITO FEO.-
¡Ya me voy!
(Sale veloz)
GATO.-
¡Qué se cree ese bicho feo!
(Sale)
(Aparece en escena un gran árbol, del que vemos el tronco, que tiene un gran hueco en la base. Entra el patito, cabizbajo)
PATITO FEO.-
¡Qué mala suerte tengo!
(Ve el tronco)
¡Qué buena suerte tengo! A lo mejor aquí puedo pasar el invierno.
(Se mete dentro del hueco del árbol)
(Aparecen en escena plantas verdes, es primavera. Una mariposa revolotea, entra en el hueco del árbol, sale, revolotea y sale de escena)
(El Patito Feo asoma la cabeza y sale del árbol, ha crecido, se ha convertido en un hermoso cisne)
PATITO FEO.-
¡Ya no hace frío, y puedo nadar!
(Da unos pasos y entra en el agua)
¡Lo he conseguido, he pasado el invierno!
(Entra en escena otro cisne, nadando)
PATITO FEO.-
¡No te enfades conmigo!
CISNE.-
¿Pero por qué me voy a enfadar?
PATITO FEO.-
Porque soy feo.
CISNE.-
No eres feo. Mírate en el agua, eres muy bonito.
PATITO FEO.-
¿Éste soy yo?
CISNE.-
Pues claro.
PATITO FEO.-
¡Pero si somos iguales!
CISNE.-
Claro, porque tú eres un cisne, igual que yo.
PATITO FEO.-
¡Soy un cisne!
(El cisne acaricia al patito con el pico)
CISNE.-
Tú has debido nacer del huevo que se nos perdió el año pasado.
PATITO FEO.-
¡Soy un cisne!
(Le vuelve a acariciar con el pico)
CISNE.-
Ven conmigo a conocer a los otros cisnes.
PATITO FEO.-
¿Y no se van a enfadar?
CISNE.-
Claro que no, porque tú eres…
AMBOS.-
¡Un cisne!
(Salen de escena, se oye la voz del patito)
PATITO FEO.-
¡Soy un cisne!
FIN


Otros textos breves y cuentos:


Guiones para títeres: Por qué no se debe pegar a los niños

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Hay leyendas que fusionan poesía y enseñanza, y así perviven al paso de los siglos. Es el caso de esta leyenda de los antiguos pobladores del Gran Chaco, que lleva muchos años junto a mí. En 1991 escribí una primera adaptación para teatro, y al año siguiente la adapté de nuevo para televisión. Y hoy, 21 años después, la traigo a Titerenet. ¿Por qué no se debe pegar a los niños?, esta bella historia nos lo cuenta.
Recomendada a partir de los 5 años.

Por qué no se debe pegar a los niños

(Dos casas, cada una en un extremo de la escena. La de la derecha, que llamaremos B, tiene la puerta cerrada; y en la otra, A, se ve una ventana con una cortina. Entre ambas viviendas, una piedra. De A sale el ruido de una fiesta).
(La Madre sale de la casa B y justo en ese momento la Amiga asoma por la ventana de A).
AMIGA.-
¿Vienes a la fiesta?
MADRE.-
Sí, señora. Estoy harta de que mi marido pase todo el tiempo fuera del pueblo; harta de estar todo el día trabajando; harta de no haber probado nunca la cerveza de maíz.
AMIGA.-
Y no tendrás que preocuparte por tus hijos. Si dejas la puerta bien cerrada, no podrá pasarles nada.
MADRE.-
Eso es, una puerta cerrada no es una puerta abierta.
AMIGA.-
Entra a la fiesta.
(La Madre entra en la casa A y la Amiga abandona la ventana. Durante un rato no vemos a nadie, sólo se escucha el ruido de la fiesta, que aumenta de volumen).
(La Madre asoma por fin por la ventana de A, lleva un vaso en la mano).
MADRE.-
(Está ligeramente bebida. De vez en cuando, el hipo la sobresalta).
¡Qué mareo más tonto me ha entrado!, ¡será posible! Voy a ver si tomando un poco más de cerveza se me pasa, ¡será posible!
(Desaparece de la ventana hacia el interior de la casa).
(Vemos cómo se mueve la puerta de la casa B y al poco rato asoma la cabeza de la Niña, que observa; luego sale la Niña de la casa).
NIÑA.-
¡Puertas a mí!
(Camina unos pasos).
Creo que nadie me ha visto.
(Se acerca hacia la casa en la que se celebra la fiesta).
Me voy a enterar por qué mi madre me ha encerrado. Nunca lo había hecho.
(Llega con sigilo hasta la ventana y se asoma por ella. Observa lo que ocurre en su interior).
Ahí está mi madre. ¿Qué hace?
(Se retira de la ventana)
Creo que me ha visto.
(Se aleja de la ventana y se esconde detrás de la piedra que está entre las dos viviendas).
MADRE.-
(Que se asoma por la ventana, después de manotear las cortinas. De vez en cuando, el hipo la sobresalta).
Esto es muy raro, cuanta más cerveza bebo, más mareo tengo; no lo entiendo.
(Mira hacia la piedra).
¡Será posible!, ¿qué estoy viendo?
(Se aleja de la ventana y dejamos de verla. Al poco rato sale desde la casa A. Tararea una canción popular, podría ser “La Cucaracha”, y se acerca hasta la piedra, en la que sigue escondida la Niña).
MADRE.-
Vaya, no recuerdo para qué había salido.
(Apoya una mano sobre la piedra y la desliza por ella hasta tocar la cabeza de la Niña).
Ay, madre; ¡una piedra peluda!
(Retira la mano y observa, hasta que descubre a la Niña escondida).
Pero, si ésta es mi hija; ¡será posible!
(A la Niña).
¡Levántate de ahí!, ¡será posible!
(La Niña se levanta, cabizbaja).
¿No te dije que no salieras de la casa?
(La Madre se acerca aún más a la Niña).
No me mires así y respóndeme.
(Silencio).
¡Mira que te doy un cachetón!, ¡será posible!
(La Niña no dice nada. La Madre le da un cachetón en la cara, ligero).
Y ahora entra en la casa.
(La Niña se dirige en silencio hasta la casa).
(La Madre la observa).
¿Cómo es que ahora tengo dos hijas en vez de una?
(Ríe bajito, como para sí misma).
(La Niña entra en la casa y la Madre cierra la puerta).
Muy bien, sí señor. Ahora cierro la cervecita y me voy a tomar otra puertita. A ver si se me pasa el mareo éste; ¡será posible!
(Se acerca hasta la casa en la que se celebra la fiesta).
¡Comadre!, ¿me pone otro poquito de cerveza?
(Entra en la casa y dejamos de verla).
(La Niña vuelve a salir de la casa en la que estaba encerrada).
NIÑA.-
Si mi madre cree que me va a dejar encerrada, lo tiene claro. Esto es una injusticia. Los mayores siempre tienen que tener la razón.
(Se acerca muy enfadada hasta la piedra).
Me quedo fuera, y si vuelve mi madre y me vuelve a pegar, me da igual. Esto es una injusticia.
(La Niña se sienta junto a la piedra).
(Asoma un Niño desde la casa por la que antes salió la Niña).
NIÑO.-
Anda, la puerta está abierta; seguro que ha sido mi hermana.
(Ve a su hermana junto a la piedra y se acerca hasta ella).
¿Qué haces aquí?, mamá nos dijo que no saliésemos.
NIÑA.-
Me da igual. Mamá me ha pegado. Es una injusticia, ella está de fiesta y nosotros tenemos que estar encerrados.
NIÑO.-
Mamá nunca nos ha pegado.
NIÑA.-
Me dio un bofetón por salir de la casa. ¡Es una injusticia!
NIÑO.-
¡Es una injusticia!
NIÑA.-
Y además, es injusto.
NIÑO.-
Reuniremos a todos los niños del pueblo. Están todos encerrados en sus casas mientras sus padres están en la fiesta. ¡Es una injusticia!
NIÑA.-
Y además, es injusto.
NIÑO.-
Me acabo de acordar de una antigua leyenda que nos contaba la abuela. Si todos los niños del pueblo nos ponemos de acuerdo, le daremos una lección a los mayores.
NIÑA.-
Se lo merecen por injustos.
NIÑO.-
Y por hacer injusticias.
(Salen ambos).
(La Madre sale de la casa, viene contenta y canta su canción).
MADRE.-
(De vez en cuando, el hipo la sobresalta).
Espero que esa niña no se haya escapado otra vez. Miraré en la piedra.
(Se acerca, alegre, hasta la piedra; la toca mientras tiene una risa tonta).
Vaya, esto no es la piedra; es una señora.
(Sigue toqueteando la piedra).
¡Qué señora más chiquitita, y más calva! Perdone señora, no quería molestarla. Voy a la fiesta tomarme otra calva, porque estoy mareada.
(Se aleja de la piedra).
No me ha respondido. Mejor; a palabras sordas, oídos necios.
(Llega hasta la casa de la fiesta).
¡Comadre!, ¿me pone otro poquito de cerveza?
(Entra en la casa y dejamos de verla).
(Suena una música, con un ambiente entre mágico y cool).
(Entran un grupo de niños en fila, vienen bailando al son del ritmo de la música).
NIÑO 1.-
¿Cómo vamos a convertirnos en estrellas?
NIÑO.-
Vamos a intentarlo. ¡Las leyendas de la abuela nunca nos han engañado!
NIÑA.-
Sólo tenemos que bailar, juntos, el mismo ritmo.
NIÑO 2.-
Esto es un rollo. ¿Cómo vamos a volar?
NIÑA 2.-
Inténtalo.
(La Fila de Niños baila un momento en silencio, y al poco comienza a elevarse del suelo).
NIÑO 2.-
¡Hala!
NIÑA.-
Sigue bailando, si no, nos caeremos.
(La Fila de Niños vuelve al suelo).
NIÑA 2.-
¡Oh, no!
NIÑO.-
Sigamos, veréis cómo funciona.
(La Fila de Niños baila en silencio. Se eleva de nuevo en el aire).
NIÑO 2.-
¡Funciona!
NIÑO.-
¡Bien!
NIÑA.-
Si los mayores quieren niños para pegarles, que se los fabriquen de corcho, porque nosotros estaremos muy lejos.
(La Fila de Niños sigue un rato en el aire, hasta que desaparece en la lejanía).
(Cesa toda música).
(La Madre manotea en la cortina de la ventana, y al poco asoma por ella).
MADRE.-
Ha sido una fiesta fantástica. Qué pena que acabe.
(Mira en silencio).
¡Qué silencio más extraño!
(Mira hacia la otra casa).
¡La puerta está abierta! Esa niña se ha vuelto a escapar. Le voy a decir cuarenta y siete cosas y media; ¡será posible!
(Desaparece de la ventana).
(La Madre sale de la casa, cantando su canción).
MADRE.-
(De vez en cuando, el hipo la sobresalta).
¡Qué mareillo más tonto tengo! Tiene que ser una bajada de tensión.
(Llega hasta la piedra y tropieza con ella).
¡Perdone, señora!
(Se ríe y acaricia la piedra).
¡Qué señora más chiquitita y más calva!
(Ríe).
¡Qué calva tiene la señora!
(Mira hacia la piedra).
Si esto no es una señora. Es una piedra.
(Ríe).
La piedra… Entonces mi hija tiene que estar escondida por aquí. Vamos a ver. ¡Yiip!
(Se asoma hacia delante).
No está. Entonces estará debajo de la piedra; sí, señor.
(Se agacha y va a mirar debajo de la piedra, pero se detiene en el último momento).
¿Cómo va a estar debajo?, ¡ni que fuera una hormiga! Ya sé, seguro que me ha visto y ha vuelto a la casa. Le voy a decir cuarenta y ocho cosas; ¡será posible!
(Se acerca hasta la casa B, y desde la puerta llama hacia adentro).
Hija, sal de ahí. ¡Sal de ahí, te digo!
(Silencio).
Qué cosa más rara.
(Entra en la casa B. Al rato vuelve a salir).
Aquí dentro no hay nadie.
(Desde el fondo entran Amiga y Amiga 2).
AMIGA.-
¡Han desaparecido todos los niños del pueblo!
AMIGA 2.-
Como si se los hubiese tragado la tierra.
MADRE.-
O como si hubiesen salido volando.
(Las tres miran hacia arriba).
LAS TRES.-
¡Cuántas estrellas!
MADRE.-
¡Qué tonta soy!, me había olvidado de la leyenda.
AMIGA.-
¿Qué leyenda?
AMIGA 2.-
¿La leyenda de la abuela?
MADRE.-
Sí, qué tonta soy. Olvidé que no se le debe pegar a los niños, porque ellos pueden escapar en una canción y convertirse en estrellas. Se me está pasando hasta el mareo…
AMIGA.-
¡Cuántas estrellas!
MADRE.-
Nunca más le volveré a pegar a mi hija.
(Pausa mientras miran hacia el cielo).
Espero que no tarde en volver.
FIN


Otros textos breves y cuentos:


Guiones para títeres: Hansel y Gretel o La Casita de Dulce

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Aquí tenéis una versión del cuento clásico, de los hermanos Grimm, Hansel y Gretel o La Casita de Dulce.
Hemos querido centrar la historia en la valentía y el compañerismo de los dos niños protagonistas. Que la disfrutéis.
Recomendado a partir de cuatro años.

Hansel y Gretel o La Casita de Dulce

(La escena está flanqueada por unos árboles, estamos en el bosque. Entra Hansel corriendo)
HANSEL.-
¡Corre, Gretel, a ver si me alcanzas!
GRETEL.-
(En off)
¡Espera, no corras tanto!
(En el centro de la escena, Hansel tropieza y se cae, entra Gretel)
GRETEL.-
¡Ya te veo!
(Viene tan lanzada, que tropieza con él, se levanta y da saltitos de contenta)
GRETEL.-
¡Te alcance, te alcancé!
HANSEL.-
¡Ay, qué coscorrón!
¡Vamos a jugar al escondite, tú te la ligas, tienes que contar hasta diez!
(Sale pitando a esconderse)
GRETEL.-
¡Jo, siempre me la ligo yo!
(Mira a su alrededor. En voz alta, a su hermano Hansel:)
¡Nos estamos alejando mucho, nos vamos a perder!
HANSEL.-
(Off)
¡Cobardica!
GRETEL.-
¡Ahora verás!
(Se tapa la cara con las manos y cuenta)
Uno, dos, tres,… y diez. ¡Hansel!
HANSEL.-
(Off)
¡Gretel!
(Gretel sale por la izquierda, se asoma por la derecha)
GRETEL.-
¡Hansel!
(Sale)
HANSEL.-
(Se asoma por la izquierda)
¡Gretel!
(Sale)
(Vuelven a asomarse y a llamarse, cada uno por el lado contrario al de la vez anterior)
(Se hace de noche, una luna surca el cielo, los árboles desaparecen y otros, tenebrosos y misteriosos, ocupan su lugar.
Por cada lado de la escena entra uno de los niños, asustados, caminan sigilosamente hacia atrás, se chocan en el centro)
HANSEL/GRETEL.-
¡Aaay!
GRETEL.-
¡Qué susto!
HANSEL.-
¡Y tú!
GRETEL.-
¿Dónde estamos?
HANSEL.-
No lo sé.
(Breve pausa, se miran, se ponen de espaldas uno contra otro y giran despacio para poder vigilar a su alrededor, se oyen sonidos del bosque)
GRETEL.-
Hace frío.
HASEL.-
Y hambre.
GRETEL.-
Aquí no nos podemos quedar.
HANSEL.-
Dame la manita.
GRETEL.-
Toma la manita.
(Salen de escena caminando sigilosamente, mirando a todos lados)
(Vuelven a entrar, van recorriendo la escena)
GRETEL.-
¡Qué sueño tengo!
HANSEL.-
Cada vez nos perdemos más.
(Se oye un ulular, los hermanos se abrazan)
GRETEL.-
¿Qué es eso?
HANSEL.-
¡No sé!
(De repente, un búho enorme pasa aleteando, en vuelo rasante, sobre sus cabezas, les mira y se va)
HANSEL/GRETEL.-
¡Aaaay!
GRETEL.-
¡Qué susto!
HANSEL.-
¡Bah, sólo era un búho!
GRETEL.-
¡Pero tú también te has asustado!
HANSEL.-
¡Bah!
GRETEL.-
¡Bah!
HANSEL.-
¡Mira, allí veo una luz, seguro que es una casa!
GRETEL.-
¡Qué bien, vamos para allá!
(Mientras salen de escena)
HANSEL.-
¿Nos darán de cenar?
GRETEL.-
¡Me comería un bizcocho entero!
HANSEL.-
¡Y yo ciento quince galletas!

(Desaparecen los árboles, llegamos a un claro del bosque donde está la casa de la bruja. Es toda de dulce, chocolate, galleta, turrón, nata, azúcar…
Llegan Hansel y Gretel)
HANSEL.-
¡Aquí está!
(Se quedan paralizados mirando la casita)
GRETEL.-
¡Chocolate!
HANSEL.-
¡Galleta!
GRETEL.-
¡Mazapán!
HANSEL.-
¡Bizcocho!
HANSEL/GRETEL.-
¡Uoh, uoh, uoooohh!
(Se lanzan a chupetear y comer trozos de la casita. Por una ventana asoma la bruja, los niños no la ven)
BRUJA.-
¡Ji, ji, ji, ji, ji!
(Desaparece de la ventana, entra en escena)
BRUJA.-
¡Hola, pequeñuelos!
HANSEL/GRETEL.-
¡Qué susto!
BRUJA.-
¿Qué hacéis comiéndoos mi casita? ¿Mmm?
GRETEL.-
Perdone, señora.
HANSEL.-
Es que nos hemos perdido en el bosque y tenemos mucha, mucha hambre.
BRUJA.-
Bueno pequeñuelos, entrad, entrad. Estaréis calentitos y comeremos, digo comeréis tranquilitos.
(Los niños no se fían mucho, esta señora es muy rara)
BRUJA.-
¡Adentro he dicho!
GRETEL.-
Sí, señora.
HANSEL.-
No se enfade.
(Entran los tres en la casita, ésta desaparece de escena y aparecen elementos del interior, tenemos una gran jaula, un enorme horno de ladrillo, al lado un todavía más enorme montón de leña y diversos muebles y enseres)
(Los niños entran a empujones de la Bruja)
BRUJA.-
¡Vamos, pasad, pasad, pasad. Se me está helando la nariz! ¿A que os gusta mi casita?
(Silencio)
BRUJA.-
¡A que sí!
HANSEL/GRETEL.-
¡Sí señora, sí señora!
HANSEL.-
¡Qué jaula tan grande!
BRUJA.-
(Se acerca a la jaula y abre la puerta)
No te asustes, es una jaula mágica, desde dentro se ve todo más bonito.
HANSEL.-
¿Ah siii?
BRUJA.-
Se ve de colores, primero verde, luego rojo, luego azul…
HANSEL.-
¿A ver?
GRETEL.-
¡Hansel!
(Hansel asoma la cabeza)
BRUJA.-
¡Entra, entra y verás!
(Le da un empujón, Hansel cae dentro de la jaula y la Bruja cierra la puerta con llave)
BRUJA.-
¡Será bobo!
GRETEL.-
¡Hansel!
HANSEL.-
¡Mala, mala!
BRUJA.-
¡Come y calla!
(Le va echando por entre los barrotes trozos de pan y mazapán)
¡Pan y mazapán, pan y mazapán para que puedas engordar, engordar, engordar!
Y cuando estés bien gordito…¡Te comerééé! ¡Jiiii, ji, ji, ji, ji!
GRETEL.-
¡Hansel!
BRUJA.-
¡Y tú, pesada, a barrer!
(Una escoba aparece y llega hasta las manos de Gretel, que no sabe qué hacer)
BRUJA.-
¡Un, dos, un, dos!
(Gretel comienza a barrer)
BRUJA.-
¡Eso es, a barrer, fregar, cocinar y todo lo demás! Yo me voy a echar un ratito.
(Bosteza, sale)
(Gretel suelta la escoba y va hacia la jaula)
GRETEL.-
¿Qué vamos a hacer?
BRUJA.-
(Asoma la cabeza)
¡Os estoy vigilando, tú, a barrer y tú, a comer!
(Los niños obedecen, desaparece la bruja)
(Los personajes paran sus movimientos, queda la imagen “congelada”. Aparece un gran cartel en medio de la escena en el que podemos leer “Una semana después”, desaparece hacia abajo)
(Gretel está sentada al lado de la jaula de Hansel)
GRETEL.-
Tenemos que escapar.
HANSEL.-
¡Tengo una idea! Hay muchísima leña, si la echamos toda a la vez en el horno, saldrán unas llamas tan grandes que…
GRETEL.-
Que la casita, como es de dulce, se derretirá.
HANSEL.-
¡Eso es! ¡Y la bruja, sin su casa, perderá su poder!
GRETEL.-
¡Bieeen, bieeeen!
BRUJA.-
(Entra)
¿Qué son estas voces? ¡Me habéis despertado! Tú, holgazana, ¿quieres que te ponga la escoba de peineta?
(Gretel se pone a barrer. La bruja abre la jaula)
A ver tú, sal de ahí que te vea bien.
(Hansel sale de la jaula, la bruja le toquetea aquí y allá, como cacheándole)
Bah, este niño no engorda. ¡No espero más, hoy mismo le asaré en el horno! ¡Venga a la jaula, a la jaula!
(La Bruja bosteza)
¡Qué sueño tengo!
(Hansel entra en la jaula, la bruja cierra de un portazo, pero con el sueño, se despista y no echa la llave)
Tú niña, ve encendiendo el horno, cuando esté calentito avísame. Me voy a echar un ratito, ¡qué sueño!
(Sale)
(Los hermanos hablan bajito)
GRETEL.-
¡No ha echado la llave!
(Hansel empuja la puerta y ésta se abre, se abrazan en silencio)
HANSEL.-
Vamos a encender el horno.
(Ponen un poco de leña en el horno, “prenden un fósforo” y lo echan dentro. Los hermanos esperan abrazados, enseguida unas llamas se ven dentro del horno)
HANSEL/GRETEL.-
(Bajito)
¡Bieeeen!
(Empiezan a echar más y más leña, las llamas, cada vez más grandes, salen por la puerta del horno, hasta que prenden fuera y la casa comienza a arder por dentro)
HANSEL.-
¡Lo hemos conseguido!
GRETEL.-
¡Vámonos, deprisa!
(Salen de escena, seguimos viendo llamas que se multiplican aquí y allá, cada vez más grandes, todos los elementos empiezan a desaparecer hacia abajo, cambiamos al exterior de la casa. Vemos como ésta se “derrite” entre las llamas, Hansel y Gretel aparecen en escena desde el interior de la casa)
GRETEL.-
¡Mira, Hansel, se está derritiendo enterita!
HANSEL.-
¡Huele a chocolate caliente!
(La casa desaparece entre la llamas, de las que surge la bruja, volando en su escoba)
BRUJA.-
¡Niños, qué habéis hecho, sin mi casa he perdido todo mi poder!
HANSEL.-
¡Te hemos ganado, bruja mala!
BRUJA.-
¡De eso nada, volveré!
HANSEL.-
¡No te atreverás y si te atreves..!
GRETEL.-
¡…Te volveremos a ganar!
BRUJA.-
¡Ay! Se me está quemando la escoba. ¡Socorroooo!
(Se va volando)
HANSEL/GRETEL.-
¡Bieeeen, lo hemos conseguido!
GRETEL.-
¡Vámonos a casa!
HANSEL.-
¡Dame la manita!
GRETEL.-
¡Toma la manita!
(Al público)
HANSEL.-
No tengáis miedo de la bruja.
GRETEL.-
Juntos la podéis vencer.
HANSEL.-
Si sois valientes.
GRETEL.-
Sabréis lo que hacer.
HANSEL/GRETEL.-
¡Adiós a todos, hasta la próxima!
(Salen de escena de la mano, repitiendo “no tengáis miedo de la bruja…”)
FIN


Otros textos breves y cuentos:


Guiones para títeres: Blancanieves y los siete Enanitos

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Hoy os traemos una adaptación del cuento de los hermanos Grimm, Blancanieves y los Siete Enanitos. Un clásico del que se pueden hacer muchas lecturas, ya que nos habla de muchas cosas, de la valentía, la amistad, la bondad frente a la belleza, de no perder la esperanza, porque las cosas siempre pueden mejorar…
Nuestra compañía, Marimba Marionetas, tiene actualmente en repertorio una versión de este cuento titulada: Bolanieve y los Siete Redonditos.
Recomendado a partir de cuatro años.

Blancanieves y los Siete Enanitos

(Se abre el telón, vemos a la madrastra de Blancanieves posando ante el espejo, orgullosa. El espejo es grande, para verse de cuerpo entero, puede tener cara, ojos y boca que se mueve al hablar, o simplemente oímos su voz cuando habla)
MADRASTRA.-
No hay duda, soy la más guapa. Pero se lo voy a preguntar, para que me lo diga.
Espejo, espejo mágico, ¿quién es la más bella del lugar?
ESPEJO.-
(Bosteza, la madrastra le mira impaciente)
¿Otra vez con lo mismo?
MADRASTRA.-
¡Responde, insolente!
ESPEJO.-
La más bella eres tú, majestad, como siempre.
MADRASTRA.-
¡Aaaahh, ja, ja, ja,ja, soy la más bella del lugar!
ESPEJO.-
¡Perdón, perdón, las cosas han cambiado!
Blancanieves ha crecido y ahora ella es la más bella.
MADRASTRA.-
(Presa de un ataque de rabia)
¡Ñiiiii, no, no y no!
ESPEJO.-
¡Oh, oooh!
MADRASTRA.-
¡Concéntrate, espejo bobo!
¿Quién es la más bella del lugar?
ESPEJO.-
Blancanieves, majestad, es bella sin igual.
MADRASTRA.-
(Otro ataque de rabia, el espejo aprovecha para retirarse sin que le vea)
¡Ñiiii, no, no y no! ¡Tengo que ser la más bella! ¡Piensa, piensa, piensa!
(Mientras dice esto, se da manotazos en la cabeza)
¡Lo tengo, Blancanieves tiene que desaparecer!
¡Mauricio!
(Pausa)
¡Mauriiiicio!
(Entra Mauricio de un salto)
MAURICIO.-
¡Sí, señora!
MADRASTRA.-
Tú que eres cazador y sabes usar el cuchillo…
MAURICIO.-
¡Sí, señora!
MADRASTA.-
Llévate a Blancanieves al bosque y acaba con ella.
MAURICIO.-
¿Señora?
MADRASTRA.-
Con el cuchillo más grande que tengas.
MAURICIO.-
(Pausa)
¿Señora?
MADRASTRA.-
¿Pero es que estás tonto, qué te he dicho?
MAURICIO.-
Que acabe con ella.
MADRASTRA.-
Eso es.
MAURICIO.-
¿Pero que acabe…acabe con ella?
MADRASTRA.-
¡Acaba con ella, retírate!
(Mauricio se va, caminando hacia atrás y haciendo reverencias)
MAURICIO.-
¡Sí, señora, sí, señora…!
(Sale, se asoma)
¿Pero que acabe…acabe?
MADRASTRA.-
¡Basta, hazlo y rápido!
MAURICIO.-
¡Ay, madre mía!
(Se va)
MADRASTRA.-
Tema resuelto, soy magnífica.
(En escena unos árboles, estamos en el bosque. Entra Mauricio, que lleva de la mano, tirando de ella, a Blancanieves, que no sabe qué pasa)
MAURICIO.-
¡Ay, madre mía, ay, madre mía…!
BLANCANIEVES.-
¿Pero qué pasa , Mauricio, a dónde me llevas?
(Se paran en el centro, Mauricio mira a Blancanieves, pausa)
MAURICIO.-
¡Ay, madre mía…!
BLANCANIEVES.-
¿Por qué sólo dices eso?
(Mauricio se agacha y agarra un cuchillo, enorme, enorme, más grande que él)
BLANCANIEVES.-
¡Ay! ¿Qué vas a hacer?
(Mauricio intenta mantenerse en pie, desequilibrado por el peso del cuchillo, tartamudea mientras dice:)
MAURICIO.-
Tu madrastra…me ha dicho que te acorte…que te…que te acabe…¡ay, madre mía!
(Se le cae el cuchillo, que queda clavado en suelo, Mauricio se apoya en él, agotado)
BLANCANIEVES.-
¡No lo hagas, no lo hagas! ¡Me esconderé en el bosque y no volveré jamás!
MAURICIO.-
Anda, además de guapa eres lista. ¡Corre, corre, vete!
BLANCANIEVES.-
¡Adiós, Mauricio!
(Sale corriendo)
(Maurico se queda mirando el enorme cuchillo clavado, lo empuja, no sale, tira y tira hasta que el cuchillo, sale de la tierra y ambos salen lanzados fuera de la escena)
(Blancanieves cruza la escena corriendo)
BLANCANIEVES.-
¡Me alejaré todo lo que pueda del castillo!
(Vuelve a cruzar, corriendo)
¡Me alejaré más y más y más!
(Vuelve a entrar, camina despacio)
Y más…y más… En este bosque sólo hay bosque, ¿a dónde iré?
(Mira a lo lejos)
¡Una casita!
(Sale corriendo, desaparecen los árboles y aparece, a un lado de la escena, una casita. Entra Blancanieves, corriendo por el extremo opuesto)
BLANCANIEVES.-
¡Una casita, qué suerte!
(Entra en la casita)
(Aparece en escena un enanito, que va hacia la casita, entra en ella. Llegan los otros seis enanitos, se dirigen a la casita, de repente, se oyen voces dentro)
BLANCANIEVES.-
¿Quién eres tú?
(El enanito sale de la casita, corriendo, asustado, mientras dice:)
ENANITO.-
¿Y tú quién eres?
(Se choca con los otros, caen todos. Blancanieves sale de la casita)
BLANCANIEVES.-
¡Hola!
ENANITOS .-
¡Qué guapa! ¡Qué linda! ¡Qué bonita!
BLANCANIEVES.-
¡Qué simpáticos!
ENANITO 1.-
¿Por qué estás en nuestra casita?
(Blancanieves se lo explica entre sollozos, que se van transformando en llantos)
BLANCANIEVES.-
Es que…es que…mi madrastra…
ENANITOS.-
¡Oooohh!
BLANCANIEVES.-
Porque dicen…que soy más guapa…y…y…
ENANITOS.-
¿Y?
BLANCANIEVES.-
…Mauricio… y un cuchillo enooorme…
ENANITOS.-
¡Oooohh!
BLANCANIVES.-
Y…y me perdí en el bosque
ENANITO 1.-
¡Podrías quedarte en nuestra casita!
BLANCANIEVES.-
¡Sí, sí!
ENANITOS.-
Podrías limpiar, cocinar, lavar, planchar…
BLANCANIEVES.-
No quiero.
ENANITOS.-
¿Nooo?
BLANCANIEVES.-
Yo quiero ir a trabajar con vosotros. Podemos turnarnos, cada día de la semana se queda uno a cuidar la casita.
ENANITOS 1/ 2/3.-
Razón tiene.
ENANITOS4/5/6/7.-
Razón no le falta.
ENANITOS.-
¡De acuerdo!
BLANCANIEVES.-
¡Bieeeen, qué buenos sois!
ENANITO 1.-
¡Y ahora, a cenar!
(Entran todos en la casita)
(El Sol cruza el cielo una y otra vez, van pasando los días, vemos como los enanitos van y vuelven de su trabajo, cada día falta uno distinto, Blancanieves va con ellos, unas veces sí y otras no)
(Desaparece la casita, entra en escena el espejo)
ESPEJO.-
Bueno, bueno, parece que todo está tranquilo.
(Entra la madrastra)
MADRASTRA.-
Hoy me siento más bella que nunca.
(Se mira en el espejo)
Y tengo razón.
Hace mucho que no se lo pregunto, se lo voy a preguntar, para que me lo diga.
Espejo, espejo mágico, ¿quién es la más bella del lugar?
ESPEJO.-
¡Oh, oooh!
MADRASTRA.-
¿Y bien?
ESPEJO.-
Blancanieves, que en el bosque está, es bella sin igual.
(El espejo comienza a irse, sin perder un segundo)
MADRASTRA.-
¡Ñiiiii, no, no y no! ¡ No la soporto, acabaré con esa niñata yo misma, tengo un plan!
(Sale con un nuevo “Ñiiiii”)
(Volvemos al bosque, en escena la casita, entra una anciana con un cesto)
ANCIANA.-
¡Vendo manzanas, manzanas vendoooo..!
BLANCANIEVES.-
(Saliendo de la casita)
Buenos días, señora. ¿Las tiene a buen precio?
ANCIANA.-
Claro que sí, preciosita y además, muy ricas. Prueba una para que te convenzas.
(Blancanieves muerde una manzana y de inmediato tose, se marea y cae al suelo)
ANCIANA.-
¡Ja, ja, ja! ¡Ahora sí que he acabado contigo y no hay nadie más bella que yo!
(Sale, al poco llegan los enanitos)
ENANITOS 1/2.-
¡Blancanieves!
ENANITOS 3/4.-
¡Despierta!
ENANITO 5.-
Ha sido la madrastra.
ENANITO 6/7.-
La ha engañado y la ha envenenado.
(Todos rodean a Blancanieves, entre varios la incorporan)
ENANITO 4.-
¿Qué podemos hacer?
(De repente, un caballo pasa por detrás, cruza la escena, oímos al príncipe)
PRÍNCIPE.-
¡Mi caballo, que alguien sujete a mi caballoooo!
(Entra el príncipe, nada más entrar tropieza y cae, empujando a los enanitos)
ENANITOS.-
¡Cuidado!
(Con el golpe, Blancanieves expulsa el trozo de manzana y despierta)
ENANITO 1.-
¡Mirad, tenía un trozo de manzana en la garganta!
BLANCANIEVES.-
¿Qué ha pasado?
PRÍNCIPE.-
¡Por todos mis caballos perdidos, eres la jovencita más bonita del reino!
(Blancanieves se balancea, mareada)
ENANITOS.-
(Se van alternando, para decir:)
¡No sólo es bonita, también es lista… y graciosa… y buena… y trabajadora!
BLANCANIEVES.-
Y mareada.
PRÍNCIPE.-
¡Caramba, esta es mi oportunidad! ¿Conmigo te quieres casar?
BLANCANIEVES.-
No sé…¿tú quien eres?
PRÍNCIPE.-
¿Seré bobo? Soy el príncipe Recaredo, que todo lo pierdo y alguno lo encuentro.
(Cogiéndole la mano a Blancanieves)
Y te querré mucho, mucho, mucho.
ENANITOS.-
¡Ooohh!
BLANCANIEVES.-
¡Je, je! Eres muy simpático.
ENANITO 5.-
Príncipe, creo que la estás conquistando.
ENANITO 7.-
¡Calla!
(Blancanieves ríe nerviosa, el príncipe la imita)
ENANITO 1.-
¡De momento, todos a cenar!
(Entran todos contentos en la casita, que desaparece de escena)
(Entra el espejo)
ESPEJO.-
Me parece que se va a liar…
(Entra la Madrastra, ya sin disfraz)
MADRASTRA.-
Tengo que preguntárselo, tengo que preguntárselo.
Espejo, espejo mágico, ¿quién es la más bella del lugar?
ESPEJO.-
¡Oh, oooh!
MADRASTRA.-
¿Y bien?
ESPEJO.-
Blancanieves, que en el bosque está, es bella sin igual. Y el príncipe Recaredo, con ella se quiere casar.
(La madrastra se ha quedado petrificada, empieza a vibrar y a oírse un “Ñiiii”)
ESPEJO.-
Esto va a ser tremendo.
MADRASTRA.-
¡Ñiiiii, no, no y no! ¡No lo soporto máááás!
(En medio de un gran ataque de rabia, la madrastra se crispa, bota, gira sobre sí misma…Hasta de repente desaparece y aparece convertida en una fea rana)
RANA.-
¡Croac!
ESPEJO.-
¡Caramba!
RANA.-
¡Croac! ¡No soporto este asqueroso reino, me voy para siempre, no me volveréis a ver jamás! ¡Croac, croac!
(Se va dando saltos)
ESPEJO.-
Ni a mí se me hubiera ocurrido un final mejor para esta historia.
Hasta el próximo cuento.
(Se cierra el telón).
FIN


Otros textos breves y cuentos:


Guiones para títeres: El pescador y el turista

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Este texto para teatro, de sólo dos personajes, está basado en un cuento mexicano popular, que desde la redacción de Titerenet dedicamos con todo nuestro cariño a aquellos que proclaman que debemos trabajar más, de sol a sol, de luna a luna; a los que nos dicen que debemos ser más productivos, más emprendedores, más educados, reflexivos y creativos. Recomendado a partir de los 7 años.

El pescador y el turista

(Unas barcas varadas en la arena. Sonido del mar. Apoyado en una de las barcas podemos ver al Pescador. Está sentado, medio dormido. Junto a él hay una extraña palanca, de la que desconocemos su utilidad).

(Entra el Turista, con su parafernalia típica, esto es, cámara de fotos, pantalón corto y una camisa de dudoso gusto).

TURISTA.-
Hola, buenas tardes.
PESCADOR.-
Lo eran, buenas.
(El Turista se sienta junto al Pescador, que lo mira con cierta desconfianza).
TURISTA.-
Y la vida, ¿cómo le va?
PESCADOR.-
Vamos viviéndola.
TURISTA.-
¿Y en qué trabaja usted?
PESCADOR.-
Soy pescador.
TURISTA.-
¡Ouh!, duro trabajo el suyo. Seguro que debe dedicarle muchas horas.
PESCADOR.-
Muchas horas.
TURISTA.-
Ya se lo decía yo.
PESCADOR.-
Si, le oí.
TURISTA.-
¿Y cuántas horas trabaja usted al día?
PESCADOR.-
Muchas, ya le digo; tres o cuatro cada día.
TURISTA.-
Dicho así no parecen muchas. ¿Y qué hace usted el resto del día?
PESCADOR.-
Bue… Me levanto tarde, trabajo mis tres o cuatro horitas. Luego juego con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer, y luego por la tarde salgo con mis amigos, y a veces me tomo una cervecita.
TURISTA.-
Buen hombre, está usted desperdiciando su vida.
PESCADOR.-
Nunca lo pensé.
TURISTA.-
Tiene usted que trabajar más horas.
PESCADOR.-
No se me había ocurrido.
TURISTA.-
Ya ve usted.
PESCADOR.-
Ya veo, si; ¡trabajar más horas!; ¿y para qué?
TURISTA.-
Porque si usted trabaja más, podrá pedir dinero al banco y comprar un barco más grande.
PESCADOR.-
Más grande, ¿y para qué?
TURISTA.-
Para crear una fábrica y envasar el pescado, y abrir una oficina en la capital.
PESCADOR.-
¡Qué bárbaro!, ¿y para qué?
TURISTA.-
Para poder abrir oficinas en el extranjero.
PESCADOR.-
¡Qué idea!, ¿y para qué?
TURISTA.-
Porque así se hará usted un hombre tremendamente rico.
PESCADOR.-
¡Fantástico!, ¿y para qué?
TURISTA.-
Para poder jubilarse con tranquilidad, volver a este tranquilo lugar, levantarse tarde, jugar con sus hijos, dormir la siesta con su mujer, y luego por la tarde salir con sus amigos y a veces tomar una cervecita.
PESCADOR.-
Pero es que todo eso ya lo hago ahora.
TURISTA.-
(Tras una pausa).
¡Tierra, trágame!
PESCADOR.-
Está bueno.
(Tira de la palanca que está a su lado y el Turista desaparece hacia abajo, tragado por la tierra).
(El Pescador queda sentado, rodeado por el sonido del mar).
(Se oscurece la luz)
FIN


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Guiones para títeres: La puerta del Castillo

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Cuento-trabalenguas. Nuestro texto teatral de hoy es un cuento en forma de juego, o un juego para contar.
Partimos del trabalenguas como juego de agilidad mental que desarrolla la capacidad lingüística del niño, mejorando su pronunciación, a la vez que le busca el sentido a lo que dice.
Recomendado a partir de 6 años.

La puerta del Castillo
Autora: Isabel Tapiador

(En escena vemos parte del exterior de un castillo, con una gran puerta cerrada, entra nuestro primer personaje, contento, enarbolando una llave, habla al público)

TUTO.-
Porque yo soy muy pillo,
llego hasta el castillo.
Traigo mi llave maestra,
que seguro me abre la puerta.
(Mete la llave en la cerradura)
¡Ji, ji, ji,ji! Un, dos, tres, y…¡giro!
(Cuando va a girar la llave, sale despedido hacia atrás, cayendo con estrépito. Se levanta, llave en mano)

TUTO.-
¡Qué fue, qué pasó,
el triste destino
me arrebató el sentido
y al suelo me tiró!
(Piensa un instante)
¡Con fuerza!
(Se lanza hacia la cerradura, en mitad del camino da una revuelta, y otra, se lía él solo mientras dice:)
¡Allá van los que vendrán,
llegarán, se irán y volverán…!
¿Y para qué? Ya me he liado…
¡Con fuerza!
(Se lanza de una vez hacia la cerradura, entra la llave, pero ambos salen despedidos de inmediato con más fuerza que antes)

TUTO.-
(Se levanta, llave en mano).
De nuevo el triste destino me tiró.
¿Porqué es mi sino, revolcón?
Si no soy fino, soy resultón.

(Entra en escena nuestro segundo personaje, Tato)

TATO.-
¿Qué haces, Tuto?
TUTO.-
¡Tato!
TATO.-
Yo soy Tato, tú eres Tuto.
TUTO.-
Eso ya lo sé.
Si tú eres Tato,
Tuto no puedes ser.
Ese yo debo ser,
que Tato no seré.
(Tato se bambolea mareado, mientras oye a Tuto)
TATO.-
¡Ay, mamita!
(Se desmaya)
TUTO.-
¡Tato!
TATO.-
(Levantando la cabeza)
¡Tutéame!
(Se incorpora)
¿A qué has venido, Tuto?
TUTO.-
A abrir el castillo, fíjate. ¡Con fuerza!
(Se lanza, mete la llave y vuelve a ser despedido)
TATO.-
Pero así no, Tuto.
TUTO.-
(Se levanta, llave en mano).
¡Que sí, Tato! ¡A la tercera, va la vecina!
TATO.-
¡Vecina, vecina!
TUTO.-
¿A quién llamas?
TATO.-
A la vecina del tercero,
que me alucina.
Pero desespero,
porque no tengo bocina.
TUTO.-
(Pausa, no entiende nada)
No me distraigas. ¡Con fuerza!
(Se lanza, entra la llave pero se queda atascada, Tuto hace fuerza)
¡No gira…ni tampoco sale…!
TATO.-
¡Te digo que así no es, Tuto! La fuerza está en las palabras.
TUTO.-
¡Pero qué dices!
(Sigue tirando y empujando)
TATO.-
Se gira la llave
con las palabras clave.
TUTO.-
(Agotado)
¿Y cuáles son?
TATO.-
¡Atento!
¡Tres tristes tigres
comían trigo en un trigal…!
TUTO.-
Eso no va a ser, Tato.
TATO.-
(Pensativo)
¡Espera un rato!
(Se agacha, de espaldas a Tuto)
TUTO.-
¿Y ahora, para abajo te pones?
TATO.-
(Que ojea rápidamente un librito)
Estoy leyendo las instrucciones. ¡Atento, Tuto!
TUTO.-
Dime, Tato.
(Se puede solicitar la participación del público y que todos aprendan el trabalenguas)
TUTO.-
Gira la llave
y llama a la puerta,
gira un poco más
y la puerta abrirás.
TUTO.-
¡Entendido!
(De nuevo intenta girar la llave a la fuerza, sin conseguirlo)
TATO.-
¿Qué haces, Tuto? La fuerza está en las palabras. Repite conmigo.
TUTO/TATO.-
Gira la llave
y llama a la puerta.
(Tuto lo hace, la llave gira)
TUTO/TATO.-
Gira un poco más
y la puerta abrirás.
(Tuto gira un poco más la llave y la puerta se abre, ambos se miran asombrados)
TATO.-
¿Y ahora, Tuto?
TUTO.-
Entro en el castillo.
(Entra)
Y agarro mi rastrillo.
(Aparece rastrillo en mano)
TATO.-
¿Lo ves, Tuto?,
así, mejor que ser bruto.
TUTO.-
Y me voy por el pasillo,
a cuidar de mi campillo.
(Se despide con la mano y sale)
(Tato mira al público un tanto asombrado, mira dentro del castillo)
TATO.-
¡Oh, qué ven mis ojos! ¡Una bocina!
(Entra en el castillo y vuelve con una bocina, que hace sonar estrepitosamente)
TATO.-
(“¡Mooooc, mooooc!”)
¡Vecina, vecina!
¡Tu encanto me alucina!
(“¡Mooooc, mooooc!”)
¡Mucho mejor, dónde va a parar!
(Al público)
Sólo falta una cosa.
(Suelta la bocina un momento, entra en el castillo y sale con un cartelito en que pone “fin” y lo deja colocado en el centro de la escena)
TATO.-
Traigo el “fin” y lo dejo aquí.
(Agarra de nuevo la bocina y la hace sonar)
TATO.-
(“¡Mooooc, mooooc!”)
¡Vecina, vecina!
¡Tu encanto me alucina!
(“¡Mooooc, mooooc!”)
(Dice adiós con la mano y sale, llamando una vez más a la vecina y haciendo sonar su bocina)
(La puerta del castillo se cierra).
FIN


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Más guiones, textos teatrales y cuentos: Guiones teatrales publicados

Guiones para títeres: La nube que cayó del cielo

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Nuestra historia de hoy es un cuento onírico, para soñar despiertos.
Soñar y aprender que, si nos lo proponemos, podemos hacer grandes cosas, como volver a subir una nube al cielo.
Recomendado a partir de 3 años.

La nube que cayó del cielo
Autora: Isabel Tapiador

(La escena está vacía, de repente entra una nube grande, empujada por el viento)

NUBE.-
¡Qué bruto es, mira que le tengo dicho que no sople tan fuerte!
(Sopla el viento otra vez, arrastrando a la nube fuera de escena)
NUBE.-
¡Pero bueno, otra vez! ¡Ten más cuidado!

(Ahora entra en escena una nube pequeñita, también bamboleada por el viento, se desequilibra y cae al suelo)
BONITA.-
¡Vaya, esto sí que es un lío!
(Entra Pablito con su pelota, que bota y rebota y se acerca peligrosamente a la pequeña nube)
BONITA.-
¡Cuidado, cuidado!
(Pablito coge la pelota, se queda mirando a la nube, asombrado Su mirada va y viene
entre público y nube, al final se decide a hablarle)
PABLITO.-
¡Hola!
BONITA.-
¡Hola, Pablito!
PABLITO.-
¡Sabes cómo me llamo!
BONITA.-
Es que soy una nube, y las nubes sabemos muchas cosas.
(Pablito deja la pelota a un lado y se acerca a la nube, la pelota sale rodando de escena)
PABLITO.-
¿Y por qué estás en el suelo?
BONITA.-
Es que todavía soy pequeñita, el viento sopló demasiado fuerte y me caí.
PABLITO.-
¡Vaya, pobrecita!
(La acaricia)
Eres muy bonita.
(La nube ríe, ruborizada)
¿Cómo te llamas?
BONITA.-
Bonita.
PABLITO.-
Sí, bonita, ¿pero cómo te llamas?
BONITA.-
Eso, Bonita
PABLITO.-
¡Anda, qué nombre tan…bonito!
(Ríen ambos)
(Entra Romina, amiga de Pablito, pelota en mano)
ROMINA.-
Pablito mira: he encontrado tu pelota. ¡Vamos a jugar!
(Ve la nube, se le cae la pelota que vuelve a salir rodando de escena)
ROMINA.-
¡Ooooohhh! ¿Es…?
PABLITO.-
Sí.
ROMINA.-
¡Ooooohhh!
BONITA.-
Si me quedo aquí me secaré y desapareceré.
PABLITO/ROMINA.-
¡Ooooohhh!
BONITA.-
Tenéis que ayudarme.
PABLITO.-
¿Nosotros, cómo?
BONITA.-
Con la pelota.
PABLITO/ROMINA.-
¿Con la pelota?
BONITA.-
Me colocáis encima y la hacéis botar muy fuerte, muy fuerte; tiene que ser esta noche, cuando la Luna esté muy grande en el cielo.
PABLITO/ROMINA.-
(Asombrados)
¡Aaaaahhh!
BONITA.-
Así yo podré subir a la Luna, me quedaré allí un ratito, para coger fuerzas y luego ocuparé mi lugar en el cielo.
PABLITO/ROMINA.-
¡Oh, oh, ooohh!
BONITA.-
¡Hay que darse prisa!
PABLITO.-
Hay tiempo.
ROMINA.-
Practicaremos hasta hacer botar muy fuerte la pelota.
PABLITO.-
Y esta noche…
PABLITO/ROMINA.-
¡Lanzamiento!
BONITA.-
¡Tenéis que encontrar la pelota!
ROMINA.-
La pelota la he traído yo.
(Va a por ella)
¡No está, ha desaparecido!
PABLITO.-
¡Oh no, no hay tiempo!
BONITA.-
¡No hay tiempo!
(Se oye ladrar a un perro, todos miran, entra el perro, pelota en boca, muy contento)
PABLITO.-
¡Es Ruflo!
(Ruflo deja la pelota en el suelo)
ROMINA.-
(Acercándose a él)
Perrito bueno, que me da la peloti…
(Cuando está a punto de alcanzarla, el perro ladra, agarra la pelota y sale corriendo de escena)
LOS TRES.-
¡Oh no!
(Vuelve a entrar Ruflo, se queda perplejo mirando la nube y suelta la pelota sin darse cuenta. Pablito la coge rápidamente)
BONITA.-
Como me de un lametón, me desarma.
ROMINA.-
Aquí Ruflo, aquí.
(Se oyen más ladridos, Ruflo responde emocionado y sale de escena)
BONITA.-
¡Menos mal!
PABLITO.-
Vamos a practicar.
ROMINA.-
Sí.
(Botan los dos la vez la pelota)
PABLITO/ROMINA.-
¡Una…, dos…, tres!
(La pelota bota por encima de sus cabezas y poco más)
BONITA.-
Tiene que ser más fuerte.
PABLITO.-
¡Más fuerte, Romina!
ROMINA.-
¡Más fuerte tú!
PABLITO/ROMINA.-
¡Una…, dos…, tres!
(La botan mucho más fuerte, con el tercer bote, la pelota sube y sube y no cae)
PABLITO/ROMINA.-
¡Oh, ooohh!
(De repente, la pelota cae)
PABLITO/ROMINA.-
¡Bieeeen!
BONITA.-
¡Así, así, creo que lo podemos conseguir!
PABLITO.-
Hay que prepararse, yo voy a decir en mi casa que me quedo a dormir en la tuya.
ROMINA.-
¡Vale! Y yo diré que me quedo en la tuya.
PABLITO.-
¡Vale!
BONITA.-
¡Qué tramposos!
PABLITO.-
Es por una emergencia, Bonita.
BONITA.-
Eso sí.
ROMINA.-
A Bonita la podemos esconder en el garaje abandonado, estará más fresquita.
PABLITO.-
¡Bien!
BONITA.-
¡Bien!
(Los niños se llevan con cuidado a la nube y a la pelota)
BONITA.-
¡Vaya, qué suerte he tenido al encontraros!
(Salen los tres de escena)
(Entra en escena Ruflo, con otro perro. Juguetean entre ellos mientras la Luna va subiendo en el cielo, cuando está arriba, ambos perros aúllan y salen contentos)
(Oímos las voces de los niños)
PABLITO.-
¡Corre, corre, ya es el momento!
ROMINA.-
¡Ya voy! ¡Ay, no me pises!
PABLITO.-
¡Cuidado!
(Se les ha escapado la pelota, que entra en escena y, a continuación, Romina)
ROMINA.-
¡Voy, voy, voy!
(Atrapa la pelota)
¡Uf, qué susto!
PABLITO.-(Off)
¡Ayúdame!
ROMINA.-
¡Voy, voy!
(Sale Romina. Entran los dos niños llevando nube y pelota)
PABLITO.-
¡Qué Luna tan grande!
BONITA.-
Es el momento.
ROMINA.-
¡Vamos allá!
(Con cuidado, colocan la nube encima de la pelota y la hacen botar, pero poco)
PABLITO/ROMINA.-
¡Una…, dos…, tres…!
BONITA.-
¡Más fuerte! No tengáis miedo que yo no me caigo.
PABLITO/ROMINA.-
¡Vale! ¡Una…!
BONITA.-
¡Así, así!
PABLITO/ROMINA.-
¡Dos!
BONITA.-
¡Así, así!
PABLITO/ROMINA.-
¡Tres!
(La pelota sube mucho, pero no lo suficiente)
BONITA.-
¡Uy, casi! ¡Otra vez, otra vez!
ROMINA.-
¡Vamos, Pablito!
PABLITO.-
¡Vamos, Romina!
PABLITO/ROMINA.-
¡Una…!
BONITA.-
¡Siiii!
PABLITO/ROMINA.-
¡Dos…!
BONITA.-
¡Siiii!
PABLITO/ROMINA.-
¡Treeees!
(La pelota se eleva con la nube hasta desaparecer, los niños se quedan mirando al cielo. De repente, la pelota cae y sale rodando y Bonita aparece al lado de la Luna)
BONITA.-
¡Estoy aquí, lo habéis conseguido!
PABLITO/ROMINA.-
¡Bieeeen!
ROMINA.-
Hasta pronto, Bonita. Hazte muy, muy grande.
PABLITO.-
Y ten cuidado con el viento.
BONITA.-
Sí. Vendré a veros y os lloveré para haceros cosquillas. ¡Ji, ji, ji!
PABLITO/ROMINA.-
¡Vale, vale!
BONITA.-
¡Hasta pronto!
(Se va Bonita, los niños le dicen adiós con la mano)
PABLITO.-
¡La pelota!
ROMINA.-
Se fue por ahí. ¡Vamos!
(Salen ambos de escena por la derecha)
(Por la izquierda entra Ruflo con la pelota en la boca. Mira la Luna, deja la pelota en el suelo, aúlla y sale.
En escena quedan Luna y pelota)
FIN


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Guiones para títeres: Una historia de amor imposible

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Algunos, es decir, ni muchos ni pocos de los lectores asiduos a nuestra sección de guiones teatrales nos han pedido que publiquemos algunos textos cortos. Y nada mejor para empezar esta sección que la obra que editamos hoy: Una historia de amor imposible. Ya que si el amor es imposible, cuanto más corto, mejor.
Recomendada para público variopinto.

Una historia de amor imposible
Autor: José Luis García

(Se ilumina la escena. Vemos la escenografía típica de un programa de televisión tipo “late show”).
(En la mesa principal vemos al Presentador y en el sofá de los entrevistados a Julieta y Solfeo).
PRESENTADOR.-
Hola, buenas noches. Aprovechando que están en nuestra ciudad para representar su última obra, dentro del Décimo Festival de Teatro Mohoso, nos hemos permitido invitarles a nuestro programa. Estamos refiriéndonos al conocido grupo de teatro “Extracto de Zulú”. Buenas noches.
JULIETA.-
Buenas noches y gracias por invitarnos.
SOLFEO.-
Aunque es lógico que nos invitéis, somos maravillosos.
JULIETA.-
¿Verdad que sí?
PRESENTADOR.-
Claro, faltaría más. Tengo entendido que van a representar una nueva versión de “Romeo y Julieta”.
JULIETA.-
No, se trata de un error. La obra que vamos a estrenar se titula “Lo meo, Julieta”.
PRESENTADOR.-
Es lo que he dicho: Romeo y Julieta.
SOLFEO.-
Nuestra obra se titula “Lo meo, Julieta”, y no “Romeo y Julieta”.
PRESENTADOR.-
(Ríe azorado).
Es imposible que una obra pueda llamarse “Lo meo, Julieta”.
(Aún más azorado).
Perdón, queridos telespectadores, debe de tratarse de un error.
JULIETA.-
No hay error alguno. Se trata de una historia de amor imposible.
PRESENTADOR.-
Eso es, “Romeo y Julieta” trata sobre dos enamorados cuyas familias están enfrentadas y eso hace imposible que ellos puedan amarse.
SOLFEO.-
Se equivoca de nuevo. Nuestra obra trata de dos enamorados que viven una historia de amor imposible porque el novio tiene problemas para contener el pis por las noches, y lo moja todo.
JULIETA.-
Y claro, ella no puede casarse con un hombre así.
SOLFEO.-
Le estropea los colchones, los sofases, las sábanas y las mantas.
JULIETA.-
Y ella tendría que dormir con impermeable, en lugar de con pijama.
SOLFEO.-
Una historia de amor imposible.
PRESENTADOR.-
¿Y el nombre del autor?
JULIETA.-
William Desastreare.
PRESENTADOR.-
Me lo temía.
(Tras una pausa).
Ya lo ven, señores espectadores, ser o no ser moderno es lo que tiene, produce obras como ésta.
JULIETA Y SOLFEO.-
Lo meo, Julieta.
PRESENTADOR.-
Con actores, autores y gestores que viven en otro mundo.
JULIETA Y SOLFEO.-
Una historia de amor imposible.
PRESENTADOR.-
Esta es la realidad, señoras y señores, y se lo hemos contado como hemos podido.
JULIETA Y SOLFEO.-
Lo meo, Julieta.
PRESENTADOR.-
La historia en la que el que autor aprendió a hacer calceta, y a tocar la trompeta.
(Se oscurece la escena).
FIN


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Guiones para títeres: Los días de la semana

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Nos parece interesante publicar este texto titulado “Los días de la semana”, ya que de una manera u otra siempre estamos inmersos en alguno de ellos. Y el que esté libre de vivir en un día de la semana, que tire la primera piedra, pero que la tire lejos, no vaya a romper algo.
Este guión, aparte del placer que comporta su lectura, está recomendado para mejorar la comprensión. Y parafraseando a mi abuelo Presentación: “si no hay comprensión, no tenemos nada”.
Recomendable para unos y otros. Que a buen entendedor, pocas palabras bastan. Así que, punto.

Los días de la semana
Autor: José Luis Garcia

(En escena vemos un reloj de arena. Entra Jaimito, un muchacho de aspecto travieso. En su camiseta y de manera clara, está escrito “Lunes”).
LUNES.-
Menudo lunes. Me aburro más que un topo.
(Ve el reloj de arena).
¡Caracoles!, que reloj más chulo.
(Da vueltas alrededor del objeto).
¡Buah!, ya ha caído toda la arena.
(Mira a izquierda y derecha del lugar).
Si nadie me ve darle la vuelta, es como si no la diera. Soy el más listo, lo que pasa es que no estudio.
(Le da la vuelta al reloj. Al instante aparece a su lado otro Jaimito, idéntico a Lunes, sin embargo el nuevo trae puesta una camiseta que pone “Martes”).
MARTES.-
¿Listo?, ¡menudo ceporro!
LUNES.-
¿Tú de dónde sales?
MARTES.-
Del martes.
(Le muestra su camiseta).
¿No está claro? Y tú eres el Jaimito del lunes… ¡Listo dice!, menudo torpe. Eso de ahí no es un reloj, es una máquina del tiempo.
LUNES.-
¿Y cómo lo sabes?, ¿porque has vivido un día más?
MARTES.-
No. Lo sé porque me lo dijo el Miércoles.
(Le da la vuelta al reloj. Aparece un Jaimito con el “Miércoles” de rigor escrito en la camiseta).
MIÉRCOLES.-
¿Pero queréis estaros quietos con la maquinita?
MARTES.-
Perdona, Miércoles, pero es que Lunes no cree que esto sea una máquina del tiempo.
LUNES.-
No parece una máquina del tiempo.
MIÉRCOLES.-
¿Y qué parece, una máquina de café?
LUNES.-
Tú no te metas conmigo.
(Lunes empuja a Miércoles y éste tropieza con el reloj, que queda tumbado en el suelo).
MARTES.-
¡Hala!, ¿y ahora cómo sabremos cuál es la parte de arriba?
LUNES.-
Adivínalo, ya que eres tan listo.
(Los tres miran el reloj tumbado).
MIÉRCOLES.-
Menos mal que yo estoy aquí.
(Pone de pie el reloj. Aparece Jueves, con su camiseta rotulada).
JUEVES.-
¡Bien! Menos mal que estás aquí para fastidiarla otra vez.
MIÉRCOLES.-
La culpa es de Martes, como siempre.
MARTES.-
Oye, cara de melón.
MIÉRCOLES.-
¿Qué dices?, si tienes la misma cara que yo.
MARTES.-
Ya quisieras tú ser la mitad de guapo que yo.
LUNES.-
Vosotros dos siempre os estáis peleando.
JUEVES.-
Esto tiene que verlo Viernes.
(Da la vuelta al reloj. Aparece Viernes).
VIERNES.-
¿Qué pasa ahora?
MARTES Y MIÉRCOLES.-
(Al unísono).
Pasa lo que no se traba.
JUEVES.-
Que éstos dos se están peleando, como siempre.
VIERNES.-
De lunes a viernes, siempre con peleas.
MARTES.-
Perdona listillo, pero en todo caso, nos pelearemos de martes a viernes.
MIÉRCOLES.-
Yo sólo desde el miércoles.
MARTES.-
Bien dicho, cara de melón.
MIÉRCOLES.-
Y tú deberías darte con jabón.
JUEVES.-
Éstos son más brutos que un jamón.
LUNES.-
Yo no he dicho nada, tapón.
VIERNES.-
De escucharos, me saldrá un flemón.
(Se produce un tremendo guirigay, durante el cual, el reloj vuelve a caer y a quedar tumbado en el suelo).
TODOS.-
(Al mismo tiempo).
¡Hala!
MIÉRCOLES.-
Tranquilos, que yo estoy aquí.
(Pone el reloj en pie. Aparece Sábado).
VIERNES.-
Éramos pocos y apareció Sábado.
SÁBADO.-
Bueno, ya está bien de discusiones. Vamos al parque a jugar un rato.
MARTES.-
¡Buena idea!
JUEVES.-
¿A qué esperamos?
(Comienzan a salir todos).
LUNES.-
Un momento, aquí falta el del domingo.
SÁBADO.-
¿No has oído que el domingo descansó?
LUNES.-
¿El domingo descansó?
VIERNES.-
Claro, no hace otra cosa.
JUEVES.-
No lo esperes, porque nunca aparece.
LUNES.-
Vaya. Mola ser domingo.
(Salen todos).
(Aparece Domingo, desde abajo).
DOMINGO.-
El domingo descansó, claro. ¿Pero quién lo recoge todo?, pues yo, Domingo.
(Coge el reloj).
El domingo descansó, tiene gracia; y ellos en el parque.
(Sale con el reloj).
FIN


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Guiones para títeres: El admirador de Confucio

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Sabemos muchas cosas de Confucio (de 551 a.C. – 479 a.C.), entre ellas que no fue el creador de la confusión, ni tampoco el del Kung Fu, aunque el nombre del maestro se escriba así en ocasiones: Kung Fu Tse.
Este texto teatral, muy breve, parte de un supuesto o presunto encuentro de Confucio con un admirador. En este punto, es interesante hacer notar que los admiradores y seguidores ya existían antes de la invención de Facebook y las redes sociales.
El textos que presentamos es para tres personajes. Recomendado a partir de los 8 años.

El admirador de Confucio
Autor: José Luis García

(La escena está vacía. Entran Confucio y Discípulo).
DISCÍPULO.-
Maestro Confucio.
CONFUCIO.-
Así me llaman.
DISCÍPULO.-
Maestro Confucio.
CONFUCIO.-
Si no continúas tu razonamiento, podemos estarnos aquí toda la mañana.
DISCÍPULO.-
Maestro Confucio.
CONFUCIO.-
Dime, querido discípulo.
DISCÍPULO.-
Tenéis una visita.
CONFUCIO.-
Pues haz pasar al visitante, si es que no se ha aburrido de esperar durante este rato.
DISCÍPULO.-
Si, maestro.
(Sale Discípulo).
CONFUCIO.-
La bondad es buena. Aunque en ocasiones puede ser cansina si no está adornada por algo de inteligencia.
(Entra el Visitante, acompañado del Discípulo, que queda en segundo plano).
VISITANTE.-
Maestro Confucio.
CONFUCIO.-
Habla sin reparos.
VISITANTE.-
Maestro Confucio.
CONFUCIO.-
Empezamos mal. Eso te lo digo ya, sin tapujos.
VISITANTE.-
Maestro, quiero ser discípulo suyo.
CONFUCIO.-
Esto sí que es bueno. ¿Y se puede saber por qué?
VISITANTE.-
Porque me impresiona su aire noble y digno.
(Confucio coge aire, y se observa).
VISITANTE.-
Me subyuga la elegancia y riqueza de sus vestidos.
(Confucio observa sus ropas).
VISITANTE.-
Me maravilla la belleza de su carruaje y todo el ceremonial que le acompaña cuando es recibido por el Emperador.
CONFUCIO.-
(Al Discípulo).
Acompaña a nuestro visitante y entrégale mi carruaje y las ropas que utilizo en las ceremonias oficiales.
DISCÍPULO.-
Sí, maestro.
CONFUCIO.-
(Al Visitante).
Acompaña a mi discípulo, coge lo que él te entregue y luego vete. No es a mí a quien respetas y admiras, sino a todos esos objetos, así que llévatelos.
(Salen Discípulo y Visitante).
CONFUCIO.-
En ocasiones, la inteligencia si no se acompaña de la bondad, apenas es una distracción, unos fuegos artificiales que adornan sin sentido a algunos seres.
(Pausa).
Me pregunto si aún podré tomar una taza de té, con una pizca de tranquilidad.
(Sale Confucio).
FIN


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Guiones para títeres: Los músicos de Bremen

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Ésta es una adaptación teatral del famoso cuento “Los músicos de Bremen”. Aparecen 8 personajes: los cuatro animales y cuatro ladrones. Si bien, los ladrones podrían ser dos o tres si fuera necesario, distribuyéndose los diálogos entre ellos.
Recomendado a partir de los 6 años.

Los músicos de Bremen
Autor: José Luis García

(Estamos en el campo. Entra el Presentador).
PRESENTADOR.-
Buenas tardes. Y esto lo digo siempre, aunque sea de mañana, porque siempre llego tarde; menos cuando tengo que presentar una historia.
La de hoy, que la de mañana ya hablaremos llegado el día, es la de los músicos de Bremen.
Todo comienza cuando mi amigo el Burro se entera de que su amo va a sustituirlo por otro más joven. Enterado del asunto, mi amigo huye de la granja en la que había vivido toda su vida, dispuesto a convertirse en un músico famoso en Bremen.
(Se escuchan los lamentos de Perro).
Y aquí es cuando el oficio de Presentador me dice que sobro, así que me marcho antes de que me echen.
(Sale el Presentador y entra Burro).
(Siguen los lamentos de Perro. Burro busca por el lugar hasta que descubre al otro, detrás de unos árboles).
BURRO.-
Oye, amigo Perro; sal de tu escondite y dime de qué te lamentas.
(Perro sale de su escondrijo. Tiene un aspecto lamentable, flaco y hambriento).
PERRO.-
Soy muy desgraciado, incluso para ser perro. Mi amo, al que he servido como perro de caza toda mi vida, cogió su escopeta para acabar conmigo porque me he hecho viejo. Me he escapado y me lamento de mi perra suerte.
BURRO.-
Tu historia es idéntica a la mía. Y no me lamento. Ahora lucho por conseguir mi sueño.
PERRO.-
Yo no tengo que luchar, yo duermo y sueño en cualquier lugar.
BURRO.-
No seas burro. Mi sueño es llegar a ser un famoso músico en Bremen. Vente conmigo.
PERRO.-
La música es mi pasión.
BURRO.-
Vamos y veremos.
PERRO.-
Ya veremos a lo que llegamos.
(Salen ambos).
(Entra Gato. Al principio lento, pero luego coge impulso y se lanza contra un árbol; contra el que se pega un castañazo importante. Se retira del árbol y vuelve a repetir la acción, con golpe incluido al final del trayecto).
(Se aleja de nuevo del árbol y se dispone a repetir su acción. Cuando parece que ya va a echar a correr, entran Perro y Burro y lo sujetan).
PERRO.-
No seas burro.
(Al Burro).
No quería ofender. Ya sabes, es sólo una expresión.
BURRO.-
Estoy acostumbrado a que la gente se comporte conmigo como perros sarnosos.
(Pausa. Se miran Burro y Gato).
¡Perdón!
(Mientras los dos amigos están con esto, el Gato se les escapa y vuelve a lanzarse contra el árbol, golpeándose aún más fuerte que en las otras ocasiones).
(Perro y Burro se acercan hasta el otro, maltrecho en el suelo).
PERRO.-
¿Qué haces?, te vas a hacer daño. Y que conste que ésta es la primera vez que me preocupo por el destino de un gato.
GATO.-
Soy muy desgraciado. Mi ama piensa que ya no cazo suficientes ratones y a escobazos me ha echado de casa. ¿Qué voy a hacer ahora?, no tengo otro hogar; así que quiero que mi vida termine hoy mismo.
BURRO.-
Vente con nosotros a Bremen, formaremos una banda de música y seremos famosos.
GATO.-
(Que pasa en un instante del abatimiento a la alegría).
De acuerdo, iré con vosotros. Siempre han dicho que tengo una voz primorosa.
(El Gallo entra corriendo en escena. Viene tan alocado, que no repara en ninguno de los personajes que allí están y tropieza contra el Gato, que empujado por la fuerza del tropezón vuelve a chocar contra el árbol).
GALLO.-
(A pleno grito, al verse en medio de los otros).
No, por favor. Por favor, no. Dejadme, dejadme. Soy muy duro.
BURRO.-
¿Por qué gritas de esta manera?
PERRO.-
Los tipos duros no se ponen a gritar como gallinas.
GALLO.-
No soy una gallina, soy un gallo. El de mejor canto de toda la comarca, si se me permite decirlo.
GATO.-
¿Qué te pasa, entonces?
GALLO.-
Mi ama espera invitados y ha decidido que yo sea el plato especial para agasajarlos.
PERRO.-
Mal asunto.
BURRO.-
Si en el caldero entras, en cocido te conviertes.
GATO.-
Y los invitados te hincarán el diente.
BURRO.-
Vente con nosotros. Si tan buena voz tienes, cantarás en nuestro conjunto musical, allá en Bremen.
GALLO.-
No parece mala idea.
TODOS.-
¡Bremen nos espera!
(Salen todos).
(La luna aparece en el cielo. Es una noche de luna llena).
(Entran cuatro ladrones. Arrastran una casa, de la que podemos ver el interior de una habitación; en una de las paredes hay una ventana. La habitación es un comedor, con una mesa con todos sus útiles: platos, cubiertos, etc.).
(En este punto los recién llegados dejan de empujar la estancia y se apoyan agotados, unos en el suelo y otros contra las paredes).
(La escena queda dividida en dos mitades. A la izquierda vemos el campo. A la derecha, el interior de la casa).
LADRÓN 1.-
Esto es inaudito, inverosímil e impropio.
LADRÓN 2.-
Lo mismo digo. Cuando nos dijiste de ir a robar una casa, no pensé que nos la llevaríamos entera.
LADRÓN 3.-
¿No os dais cuenta? Somos geniales. Nos llevamos la casa y ahora todo lo que hay en ella es nuestro.
LADRÓN 4.-
Y sin tener que preocuparnos por la policía.
LADRÓN 1.-
Pero es agotador.
3.-
Vayamos a por la comida. Está en la cocina, sólo hay que calentarla un poco.
2.-
¡Eso!, que comer y robar, todo es empezar.
(Salen los cuatro ladrones de escena, se dirigen hacia la cocina).
(Entran los cuatro animales, que vienen caminando por la zona de campo. Se detienen y observan la casa).
PERRO.-
Os dije que olía a comida.
BURRO.-
Miremos por una de las ventanas. Los dueños de la casa pueden estar armados con estacas.
(Se asoman por una de las ventanas, mirando así desde el exterior al interior).
GATO.-
Van a comer. La mesa está dispuesta.
GALLO.-
Tengo hambre.
BURRO.-
Venid conmigo. Tengo una buena idea.
PERRO.-
¿Un burro con buenas ideas?, curioso.
(Salen todos).
(Entran los cuatro ladrones, que portan algunos manjares, que colocan en la mesa).
1.-
Todo tiene un aspecto delicioso.
2.-
Nos vamos a poner las botas.
3.-
Yo prefiero comer descalzo.
(En la habitación entra un enorme ser, tapado con una sábana, a modo de gigantesco fantasma).
FANTASMA.-
Habéis despertado al fantasma de la casa.
(Los cuatro ladrones tiemblan de pies a cabeza).
1.-
Nosotros sólo queríamos comer.
FANTASMA.-
Y ahora yo os comeré a vosotros.
2.-
Si ya nos íbamos.
3.-
Se diría que ni estamos.
(Los ladrones salen huyendo. El Fantasma se quita la sábana y vemos a los cuatro animales, subidos unos en otros. Ríen, mientras cada uno por separado, se acerca a la mesa y al poco rato están devorando la comida, como animales).
PERRO.-
(Al terminar de comer).
Dormiría un rato.
GATO.-
Lamento estar de acuerdo con un perro, pero yo también.
(Y así, entre bostezos, cada cual se acurruca en un lugar de la habitación. El Perro bajo una de las ventanas. El gato sobre la mesa. El Burro tirado en el suelo y el Gallo sobre algún otro mueble).
(Los cuatro ladrones aparecen por la zona de campo del decorado).
1.-
El fantasma debe haberse marchado.
2.-
¿Y si está escondido para devorarnos?
3.-
Sigo diciendo que los fantasmas no existen. Lo que vimos fue una luz extraña y nada más.
4.-
Bien dicho. Entra tú en la casa y si no hay nadie, entraremos nosotros tres.
3.-
Pero, bueno…
4.-
¿No serás un gallina?
1 y 2.-
Gallina. Gallina.
3.-
¡Basta!, no tengo miedo; entraré.
(El Ladrón 3, mientras los otros se esconden tras los árboles, se acerca a una de las ventanas. Primero mira y luego entra en la casa a través de la ventana. Al entrar, cae sobre el Perro, que lanza un grito de dolor y luego muerde al ladrón en una pierna. Éste mientras trata de huir, se aferra a la mesa y tira de la cola al Gato, que viéndose así tratado, araña la cara del hombre; el cual tropieza con el Burro, tumbado en el suelo, que sintiéndose pisoteado, lanza una coz al ladrón).
GALLO.-
(Mientras sucede todo lo anterior).
¡Kikiriki!, ¡dejadme dormir!
(El Ladrón sale de un salto por la ventana y se acerca hasta el lugar en el que se esconden sus compañeros).
3.-
¡Huyamos! Un fantasma me ha clavado un cuchillo en la pierna. Una bruja me ha arañado en la cara, mientras un monstruo me ha golpeado con un garrote, y otro gritaba: ¡Aquí, aquí! ¡Dejadlo para mí!
4.-
¡Huyamos!, ¡huyamos mientras podamos!
(Salen los cuatro ladrones).
(Mientras, en la casa).
PERRO.-
¿Qué ha pasado?
GATO.-
He soñado que alguien tiraba de mi rabo.
BURRO.-
Y yo que coceaba a un humano.
GALLO.-
Durmamos, por favor.
PERRO.-
Sí, durmamos.
(Los cuatro animales se vuelven a acurrucar en sus lugares y vuelven a dormir).
(Entra el Presentador).
PRESENTADOR.-
A la mañana siguiente, los cuatro animales se sintieron tan a gusto en la casa que decidieron quedarse a vivir allí. Poco después montaron en ella una Posada, que tuvo fama de buen comer durante muchos años.
(Comienza a salir).
Y por comentarios de aquí y allá, la llamaban “La posada de los fantasmas”.
(Sale el Presentador. Se oscurece la escena).
FIN


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Guiones para títeres: Tuto y Tato dentro de un zapato

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Hoy vuelven nuestros simpáticos personajes Tuto y Tato, para contarnos que no nos dejemos engañar, que no todo es lo que parece ni como nos lo cuentan.
Simbólica y divertida historia recomendada a partir de 5 años.

Tuto y Tato dentro de un zapato
Autora: Isabel Tapiador

(Un enorme zapato ocupa el centro de la escena, la puntera queda a la derecha del público y el talón a la izquierda.
El zapato está algo desvencijado, la puntera está rota, separada de la suela y levantada hacia arriba.
Tuto y Tato se asoman y desaparecen por la abertura normal del zapato, es decir, por donde entra el pie).

(Se asoma Tuto)
TUTO.-
¡Buf, qué mal huele aquí, Tato!
TATO.-
(Desde dentro del zapato)
Ya te lo dije, Tuto.
(Tuto vuelve a entrar en el zapato y ahora es Tato quien se asoma.
TATO.-
La verdad es que no se aguanta, ¡qué peste!
TUTO.-
(Desde dentro)
¿Y qué hacemos Tato? Van a llegar los limones.
TATO.-
¿Qué limones?
(Vuelve a aparecer Tuto, al lado de Tato)
TUTO.-
¡Qué peste!
TATO.-
¿Qué limones?
TUTO.-
Encargé muchos limones para hacer limonada fresquita, porque además de oler mal, hace mucho calor.
TATO.-
Hay que inventarse algo, vamos dentro.
(Desaparecen a la vez dentro del zapato)

(Entra en escena, por la izquierda, el Limonero, lleva una gorrita amarilla y va montado en un triciclo, en el que ha cargado los limones)
LIMONERO.-
¡Limonero, limonero! ¡Oiga, oiga! ¡Limonero, limonero!
(El limonero corretea con su triciclo, va al otro lado del zapato y ve la puntera rota, se queda mirándola un instante y vuelve a corretear hacia la izquierda)
LIMONERO.-
¡Limonero, limonero!
(Oímos a Tuto y Tato desde dentro del zapato)
TUTO.-
¡Ya va, ya va!
TATO.-
¡Coge la moneda y ata los limones!
LIMONERO.-
¿Qué moneda?
(Desde dentro del zapato es lanzada una moneda, atada al extremo de una cuerda, que da al Limonero en la cabeza:)
LIMONERO.-
¡Limonero, limonero! ¿Qué moneda?
(Monedazo)
¡Ay! ¡Pero bueno!
TUTO.-
¡Ha sido sin querer!
TATO.-
Quédate un limón si quieres.
(El limonero refunfuña mientras se guarda la moneda y ata los limones)
LIMONERO.-
Y para qué quiero yo un limón, si soy el ¡limonero, limonero!…
¡Listo el “atao”, limonero!
(La cuerda va subiendo con los limones atados, hasta desaparecer dentro del zapato)
(El limonero se monta en su triciclo y va al extremo derecho, para al lado de la puntera del zapato)
¡A ver si arregláis ésto, que está roto!
(Tuto y Tato aparecen por donde siempre)
TUTO.-
¿Roto?
TATO.-
¿Nuestro zapato?
LIMONERO.-
Seguro que tenéis corriente de aire. ¡Limonero!
(Se va)
TUTO.-
¿Dónde?
TATO.-
No lo veo.
TUTO.-
¿Dónde, dónde, dónde?
(Se asoma cada vez más)
TATO.-
Cuidado, Tuto.
TUTO.-
¿Cuidado de quéééé?
(Cae rodando zapato abajo hasta la punta, justo donde está rota)
TUTO.-
¡Tato!
TATO.-
¡Dime, Tuto!
TUTO.-
¡Nuestro zapato, tiene la punta abierta!
TATO.-
Eso lo explica todo. Por ahí nos entra el mal olor.
(Vuelve a entrar en el zapato)
TUTO.-
¡Ya decía yo, con lo limpio que tenemos nuestro zapato!
(Mientras dice ésto, va hacia el otro lado)
(Oímos a Tato desde dentro)
TATO.-
¡Limonero!
(Tato lanza los limones atados a la cuerda, que dan a Tuto en la cabeza, éste queda sentado del golpe)
TUTO.-
¡Ayy!
TATO.-
¡Mira que te avisé!
(Tuto se agarra a los limones)
TUTO.-
¡Tira fuerte! Tato tira y Tuto sube.
TATO/TUTO.-
¡Un, dos, un, dos…!
(Tato cae dentro del zapato, dando un porrazo a Tuto)
TUTO.-
¡Ayy!
TATO.-
¡Anda, yo no te avisé!
(Asoman los dos por donde siempre)
TATO.-
Tendremos que irnos con zapato a otra parte, la peste de aquí no se aguanta.
TUTO.-
(Acariciando al zapato)
No te preocupes, zapato, algo encontraremos.
TATO.-
Vamos a hacer la limonada.
TUTO.-
¡Limonero!
(Dicen adiós con la mano al público y entran en su zapato)

(Ahora es el zapato el que habla, la puntera abierta es la boca)
ZAPATO.-
Nosotros los zapatos tenemos mala fama, todo el mundo dice que olemos mal.
Pero ya lo veis, el mal olor no siempre viene de donde uno cree. Hay que estar muy atentos para descubrir la verdadera cosa apestosa.
Hasta otra, me voy a otro lugar, a ver si huele a flores o a mar.
(Sale de escena hacia abajo).
FIN


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