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Channel: Guiones, obras de teatro y cuentos – Titerenet
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Guiones para títeres: Papá Noel y sus duendes

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Todos sabemos que en Navidad ocurren cosas mágicas, historias sorprendentes…
¿Alguna vez os habéis preguntado si el trabajo de Papá Noel es sencillo?
Nosotros sí lo hemos hecho…
Recomendado a partir de 3 años.

Papá Noel y sus Duendes

(La escena está vacía, a continuación veremos a los tres duendes de Papá Noel: Nené, Fufú y Risqui-Risqui (al que nos referiremos como R-R).
Se presentan “rapeando”, cada uno sube como un resorte para decir su frase y vuelve a bajar; suben los tres cuando la frase es a coro:)
NENÉ.-
¡Nené!
FUFÚ.-
¡Fufú!
R-R.-
¡Risqui-Risqui!
LOS TRES.-
Somos los duendes más importantes,
somos los duendes.
A Papá Noel ayudamos,
todos los juguetes ordenamos
y con la bruja no nos juntamos.
Somos los duendes más importantes,
somos los duendes.
A Papá Noel ayudamos,
los juguetes empaquetamos
y con la bruja no nos juntamos.
Somos los duendes,
somos los duendes.

(Los duendes clasifican los regalos, Nené coge un regalo y dice lo que es, Fufú lo anota y R-R lo pone en la caja correspondiente. Fufú está en el medio de los tres y Nené, al pasar el regalo a R-R, tropieza con él todas las veces)

NENÉ.-
¡A trabajar!
FUFÚ.-
¡Yo ya estoy preparado!
(Lleva un lápiz en una mano y un cuaderno en la otra)
R-R.-
¡A clasificar!
(Hace gestos de colocar distintas cajas, donde irá poniendo los juguetes)
NENÉ.-
¡Muñeca!
(Se la pasa a R-R, tropieza con Fufú, así todas las veces)
FUFÚ.-
¡Ay!
(Anotando)
Mu…ñe…ca.
R-R.-
¡Con las muñecas!
NENÉ.-
¡Trenecito!
FUFÚ.-
¡Ay!
(Anotando)
Tre…ne…ci…to.
R-R.-
¡Con vehículos!
NENÉ.-
¡Superhéroe!
FUFÚ.-
¡Ay!
NENÉ.-
Fufú, quítate de enmedio.
FUFÚ.-
(Haciéndose el interesante)
No estoy “delmedio”, estoy tomando notas.
R-R.-
No tengo una caja de superhéroes.
NENÉ.-
Pues… ponlo en la de muñecas y después de comer prepararemos la caja de… ¡superhéroes!
FUFÚ.-
¡Superhéroes! ¡Ay!
(Mirando a Nené)
¿Otra vez?
(Nené se desespera y R-R coge al superhéroe y lo pone en la caja de muñecas)
R-R.-
¡Superhéroe con muñecas!
FUFÚ.-
(Anotando)
Su…per…
(De repente se oye el sonido de un gélido viento soplando, los duendes paran su actividad)
NENÉ.-
¿Habéis oído eso?
FUFÚ.-
Yo sí.
R-R.-
Yo también.
(De nuevo el viento)
NENÉ.-
(Nervioso, se pone delante de Fufú)
¿Qué será?
FUFÚ.-
Te lo diré si te quitas “delmedio”.
(Fufú y Risqui-Risqui se ríen, traviesos)
NENÉ.-
(De vuelta a su sitio)
¡Muy gracioso, muy gracioso!
FUFÚ.-
Es la Bruja de las nieves, que viene.
NENÉ Y R-R.-
¡La Bruja de las Nieves!
FUFÚ.-
¿Qué pasa?
NENÉ Y R-R.-
Que es mala, ¿qué va a pasar?
(Se oye la risa de la bruja)
BRUJA.-
¡Aaaahhh, jia, jia, jia!
LOS TRES.-
¡Aaaahhh!
(Se juntan en una piña)
(Aparece la bruja, volando en su escoba. Sus ropas son negras como la noche, su cara y sus manos blancas como la nieve)
BRUJA.-
Tenéis razón, soy mala, muy mala. ¡Aaaahhh, jia, jia,jia!
FUFÚ.-
¡Ay, la Bruja de las Nieves!
BRUJA.-
¡Y me gusta soplar y soplar!
NENÉ.-
¡No, no nos soples!
(La bruja sopla y resopla)
FUFÚ.-
¡Ay, qué frío!
(Los tres tiemblan de frío)
BRUJA.-
¡Soplar y soplar! ¡Jia, jia, jia!
R-R.-
¡No soples más!
(La bruja sopla y resopla)
FUFÚ.-
Nos va a dejar heladitos.
NENÉ.-
Como un cubito.
BRUJA.-
Y además… ¡super pequeñitos!
(Al decir esto la bruja, los tres duendes desaparecen y vuelven a aparecer congelados, no se mueven ni hablan y son muchísimo más pequeños)
¡Aaaahhh, jia, jia, jia! Y ahora os esconderé donde nadie os va a encontrar.
(Y de un resoplido, saca de escena a los tres miniduendes y sale ella riendo y volando con su escoba)

(Entra en escena Papá Noel, lleva un gran montón de juguetes en las manos, se tambalea buscando el equilibrio)
PAPÁ NOEL.-
Se me va a caer… se me va a caer… se me cayó.
(Se le caen los juguetes al suelo, donde quedan formando una montañita)
¡Qué desastre, vamos muy retrasados! ¿Dónde se habrán metido mis ayudantes?
¡Hou, hou, hou!
(Sale apresurado a por más juguetes, vuelve a entrar igual que antes)
PAPÁ NOEL.-
Se me va a caer… se me va a caer… se me cayó.
(La montaña de juguetes crece bastante)
Voy a poner aquí todos los juguetes, en un gran montón, y luego ya veremos.
¡Hou, hou, hou!
(Sale apresurado, la montaña de juguetes sigue creciendo y creciendo, oímos la voz de Papá Noel)
PAPÁ NOEL.-
Tardísimo, es tardísimo, no voy a llegar a tiempo.
(Entra en escena, va hablando para sí, echando cuentas)
Sábado 22,… Domingo 23,… Lunes 24… ¡24 de Diciembre! ¡Qué barbaridad!
(Sale, oímos su voz)
Qué despiste, menos mal que lo tengo aquí.
(Vuelve a entrar con un gran árbol de Navidad)
Ya lo tenía preparado, aquí está muy bien.
(Se oye el sonido del viento)
PAPÁ NOEL.-
¡Brrr, qué viento tan frío de repente!
(Aparece la bruja volando en su escoba)
BRUJA.-
¡Aaaahhh, jia, jia, jia!
PAPÁ NOEL.-
¿Otra vez tú, Bruja de las Nieves?
BRUJA.-
La misma que ríe y vuela. ¡Aaaahhh, jia, jia, jia!
PAPÁ NOEL.-
Todos los años nos intentas fastidiar.
BRUJA.-
¡Jia, jia, jia!
PAPÁ NOEL.-
¿Qué has hecho con mis duendes?
BRUJA.-
Adivina, adivinanza…
PAPÁ NOEL.-
No tengo tiempo, ahora verás.
(Sin previo aviso, lanza unos polvos mágicos sobre la bruja)
¡Noooo, los polvos mágicos otra vez noooo!
(La bruja desaparece entre aspavientos)
PAPÁ NOEL.-
¡Hala! Ahora no es más que un airecillo fresco. Tardará por lo menos cinco años en recuperarse.
¡Hou, hou, hou!
(En el centro de la escena tenemos la montaña de juguetes, a un lado el árbol y al otro Papá Noel)
(Se oye como un cascabeleo)
PAPÁ NOEL.-
No puede ser la bruja.
NENÉ.-
¡ Somos nosotros!
FUFÚ.-
¡Estamos encerrados!
R-R.-
¡Socorro, socorro!
PAPÁ NOEL.-
¡Mis duendes! ¿Pero dónde estáis?
(Busca en el lado equivocado de la montaña de juguetes)
DUENDES.-
¡Aquí, en el árbol!
(Las bolas del árbol se mueven)
PAPÁ NOEL.-
¡Bruja malvada, los has encerrado en las bolas del árbol!
(Una de las bolas comienza a sacudirse)
NENÉ.-
¡Cuidado, que voooy!
(La bola cae, se rompe y vemos a Nené en su tamaño normal)
NENÉ.-
¡Ay, me duele todo!
PAPÁ NOEL.-
¡Nené!
NENÉ.-
¡Papá Noel!
(Se abrazan)
FUFÚ.-
¡Cuidado, que voooy!
(Otra bola se balancea, cae, se rompe y vemos a Fufú)
FUFÚ.-
¡Ay, qué cabezazo!
PAPÁ NOEL.-
¡Fufú!
FUFÚ.-
¡Papá Noel!
(Se abrazan)
R-R.-
¡No puedo soltarme, socorrooo!
FUFÚ.-
Espera, que te ayudo.
(Fufú coge la bola y la lanza contra el suelo)
NENÉ.-
¡Pero serás bruto!
R-R.-
¡Ay, ay, ay, qué coscorrón! ¡Pero serás bruto!
FUFÚ.-
¡Ha sido sin querer!
PAPÁ NOEL.-
¿Estás bien pequeño?
R-R.-
¡Papá Noel!
PAPÁ NOEL.-
¡Risqui-Risqui!
(Se abrazan)
Hay que darse prisa, mirad qué desastre.
(Señalando la montaña de juguetes)
NENÉ.-
¡Esto te lo arreglamos nosotros en un momento!
PAPÁ NOEL.-
Ya es 24 de Diciembre.
FUFÚ.-
Pues por eso mismo.
R-R.-
¡Compañeros, medida de emergencia!
(Se dan la mano y se colocan en ristra delante de la montaña de juguetes, como rodeándola. Se mueven de un lado a otro a su alrededor, Papá Noel les observa)
DUENDES.-
Reducción, reducción,
en un sólo saco
metemos el montón.

(Repiten esto varias veces, empiezan bajito y van subiendo el volumen. La montaña de juguetes se va haciendo más y más pequeña hasta desaparecer y en su lugar aparece un saco, de tamaño asequible, lleno de juguetes)
DUENDES.-
¡Conseguido!
PAPÁ NOEL.-
¡Sois los mejores!
TODOS.-
¡Hou, hou, hou!
PAPÁ NOEL.-
(Se echa el saco al hombro)
Me voy pitando que si no, no llego. ¡Piii, pi, ri, pi, piii!
(Sale)
DUENDES.-
¡Hasta mañana!
NENÉ.-
¿Nos llevamos el árbol al salón?
R-R.-
Pues sí, aquí ya hemos terminado.
(Se van llevando el árbol)
FUFÚ.-
Habrá que ponerle bolas nuevas.
(Salen, se asoma Fufú)
FUFÚ.-
Atentos, porque cae la noche, la noche… buena.
(Sale)
(La escena ha quedado vacía, comienza a subir una gran luna, luna llena; sobre ella, la silueta de Papá Noel, en su trineo, con sus renos)
PAPÁ NOEL.-
Este año hemos vuelto a conseguirlo. ¡Hou, hou, hou! ¡Feliz Navidad a todos!
(Queda la imagen estática y se cierra el telón)
FIN


Otros textos breves y cuentos:

Guiones para títeres: El hombre huevo

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Os presento “El hombre huevo”, un texto para teatro, inspirado en uno de los cuentos más imaginativos de uno de los continentes más olvidados en materia teatral: África. Leedlo con cariño, que llega del pasado más remoto, cuando las fronteras eran inexistentes y los hombres y mujeres vivían en armonía con la naturaleza.
Recomendado a partir de los 5 años.

El hombre huevo

(En escena vemos las cabañas de una tribu africana. El lugar está vacío. Entra el Presentador, vestido con su chaqueta y adornado con su corbata de pajarita).
PRESENTADOR.-
Había una vez un jefe que tenía muchas hijas, pero ningún hijo. Su esposa dio a luz por última vez no un hijo, sino un huevo del tamaño de uno de avestruz. Si os parece raro, imaginad cuánto de raro les pareció al jefe y a su esposa.
(Sale el Presentador).
(Desde una de las chozas entra el Jefe en escena con un enorme huevo entre sus manos. Lo deposita en el suelo y lo mira estupefacto durante un instante).
JEFE.-
¡En lugar de un hijo he tenido un huevo!, ¡qué desgracia la mía! ¡y para colmo ahora tendré que buscarle una esposa, pero ninguna mujer querrá casarse con un huevo!
(En ese momento entra Jefe 2).
JEFE 2.-
(Después de mirar el huevo).
Hola jefe de la tribu de mis vecinos. ¿Ese huevo lo comerás tu sólo o invitarás a toda la tribu?
JEFE.-
Ese huevo es mi hijo.
JEFE 2.-
Si tú lo dices, bien está; pero no se parece mucho a ti.
JEFE.-
¿Recuerdas aquel día en que te salvé de morir ahogado en el río?
JEFE 2.-
¿Cómo no voy a recordarlo? Desde ese día eres como mi hermano. Te debo la vida y estoy en deuda eterna contigo.
JEFE.-
Pues a eso iba yo. Quiero que tu hija se case con mi hijo. Me debes ese favor.
JEFE 2.-
¿Quieres que mi preciosa hija se case con un huevo?, ¿y qué clase de nietos voy a tener?… ¡Un montón de cara huevos jugando por la casa!
JEFE.-
Me debes ese favor, pero además te daré la mitad de mi ganado y veinte sacos de harina.
JEFE 2.-
Mi hija, casada con un huevo.
JEFE.-
Me lo debes…
JEFE 2.-
De acuerdo. Le diré a mi hija que venga para la boda… ¡Adiós Jefe!, ¡adiós huevo!
JEFE.-
No puede despedirse, es un huevo.
JEFE 2.-
Espero que sea un buen marido para mi hija, o lo haré tortilla.
(Sale Jefe 2).
JEFE.-
Huevo, ¿estarás contento, verdad?; te he conseguido una esposa…
(Mira al Huevo).
JEFE.-
¿Pero qué va a decirme un huevo?
(Recoge el huevo y sale de escena con él, introduciéndose en una de las cabañas).
(Entra el Presentador).
PRESENTADOR.-
Y así, la hija del Jefe vecino, que era muy obediente llegó a la aldea y se casó con el huevo. A la boda asistieron todos los miembros de las dos tribus vecinas y gente venida de lejanos lugares, deseosas de asistir a un evento tan extraño. Pasaron las semanas y la esposa del huevo, ayudaba en todo a los miembros de su nueva familia, que estaban encantados con su bondad. Por su parte, el hijo del jefe seguía con su cara de huevo.
(Sale el Presentador y entra la Chica desde una de las chozas y se acerca a una de las chozas y comienza a arreglar algo de la fachada).
HUEVO.-
(Que canta, en off).
Mi padre se fue a buscarme esposa. Debo celebrarlo y salir a pasear…
(La Chica deja sus quehaceres y mira en torno suyo. Pero al no ver a nadie, inicia de nuevo su trabajo).
(Huevo entra rodando en escena mientras canta la misma canción que antes).
HUEVO.-
Mi padre se fue a buscarme esposa. Debo celebrarlo y salir a pasear…
(La Chica lo mira, asombrada y se acerca hasta él).
CHICA.-
¿Qué haces, Huevo?, no debes salir de la cabaña; cualquier golpe podría hacerte daño.
(Coge al Huevo y lo introduce en una de las cabañas y ella vuelva a entrar a escena).
HUEVO.-
(Mientras entra de nuevo en escena).
Mi padre se fue a buscarme esposa. Debo celebrarlo y salir a pasear…
CHICA.-
No puedes salir a pasear, ¿no te das cuenta que cualquiera puede convertirte en tortilla? Anda, se un buen huevo y quédate en casa.
(Coge al Huevo y lo introduce en una de las cabañas y ella vuelva a entrar a escena).
HUEVO.-
(Mientras entra de nuevo en escena).
Mi padre se fue a buscarme esposa. Debo celebrarlo y salir a pasear…
CHICA.-
Nunca vi huevo más tozudo.
(Entra Jefe 2, el padre de la chica. Ella lo abraza en cuanto lo ve).
CHICA.-
(Mientras llora).
Quiero regresar a tu casa, padre. ¡No quiero un huevo por esposo!, ¡no me habla y ahora le ha dado por cantar!
JEFE 2.-
Imaginaba que ibas a decirme eso. Así que le he pedido al Hechicero que me acompañe. ¡Hechicero, acércate!
(Entra el Hechicero).
HUEVO.-
(Con su cantinela):
Mi padre se fue a buscarme esposa. Debo celebrarlo y salir a pasear…
HECHICERO.-
Jefe, imagine el huevo frito que puede salir de esto.
CHICA.-
Es mi marido… ¿Puede usted convertirlo en persona? Quiero que mi marido deje de mirarme con cara de huevo.
HECHICERO.-
Tranquila, te enseñaré la manera de convertirlo en hombre… Cuando te quedes a solas con él extiende esta poción sobre el huevo.
(Como por magia, un tarro aparece en las manos del Hechicero).
Luego tápalo con una manta y espera. Y no olvides, una vez se haya convertido en hombre, esconder las cáscaras y no ponerlas jamás cerca de la cabeza de tu esposo, si no, se convertirá en huevo otra vez.
(El Hechicero le da el bote a la Chica).
Vamos, debemos dejarlos solos. Adiós y suerte.
JEFE 2.-
Adiós hija.
(Al Hechicero).
¿Dónde has aprendido estas cosas?
HECHICERO.-
En sueños llegan a mí.
JEFE 2.-
Vaya; yo en sueños, ronco.
HECHICERO.-
Y para eso no hay conjuro.
(Salen ambos).
(La Chica, al quedar sola con el Huevo, extiende el contenido del tarro sobre el cascarón. Sale y entra de nuevo con una manta, con la que cubre a su marido).
CHICA.-
Espero que funcione. Le he puesto mi mejor manta.
HUEVO.-
(Bajo la manta).
Tengo una pierna que crece, luego otra… Tengo un brazo que crece, luego otro… Tengo una cabeza que crece, una espina dorsal… Ojos, orejas y nariz. ¡Ya está, se terminó!
(Se mueve la manta y de ella aparece un Hombre, ¡Huevo se ha convertido en hombre!).
CHICA.-
¿Eres Huevo?
HUEVO.-
Claro que soy Huevo, ¡no voy a ser Pollo!; y tu eres mi mujer y debes cuidarme.
CHICA.-
Eso hago.
HUEVO.-
Desde que nos casamos no me has preparado ni una comida.
CHICA.-
Eras un huevo.
HUEVO.-
¡Excusas!, ¡quiero comer!, ¡rápido, trae comida!
CHICA.-
Si, claro; Huevo.
(Sale la Chica. Huevo se pasea nervioso por la escena).
HUEVO.-
(Gritando).
¿Quieres darte prisa?, ¡no tengo todo el día!, ¡los hombres tenemos mucho que hacer!, ¡y trae bebida también!
(Huevo sigue con sus paseos y al poco entra Chica con un plato de comida y un vaso).
HUEVO.-
¡Ya era hora!
(Huevo come con desesperación).
HUEVO.-
(Mientras come).
Para esta noche quiero dos platos más, y me harás algo de vestir, sólo tengo estos harapos; y la bebida debe estar más fría, y debes arreglarte un poco, pareces una aldeana…
CHICA.-
Pero Huevo, tus palabras me hacen daño.
HUEVO.-
¡Calla!, debes escuchar cuando tu marido habla. Y debes arreglar la choza, parece una cabaña; y… Voy a dormir un rato; y no hagas ruido…
(Se duerme).
CHICA.-
Vaya, no es como yo esperaba. Es un cabeza de huevo.
(Recordando).
¡Cabeza!… ¡Huevo!
(Chica recoge los trozos de cáscara y los coloca cerca de la cabeza del durmiente. Luego lo tapa con la manta).
HUEVO.-
(Bajo la manta).
He perdido una pierna, luego otra… He perdido un brazo, luego otro… He perdido la cabeza, la espina dorsal… Ojos, orejas y nariz. ¡Ya está se terminó!
(Chica retira la manta y volvemos a ver a Huevo, convertido en un auténtico huevo, todo blanco y redondo).
CHICA.-
Huevo, me has hecho daño. Gracias a mí te transformaste de huevo en hombre, y ahora sin mí, serás huevo para siempre. ¡Adiós, huevo!
(Sale Chica. El huevo sale rodando de la escena).
(Entra el Presentador):
PRESENTADOR.-
Huevo quedó en la aldea y su padre lo guardó en una choza, hasta que un día fue robado por los miembros de una tribu rival.
(Pausa).
Y así fue. Huevo, gracias a su mujer fue hombre, pero su mala conducta lo convirtió de nuevo en huevo. Jamás volvió a ser hombre. Dicen que fue de mal en peor. Tan mal le fue, que dicen que cuentan que terminó siendo un huevo podrido, apestoso y solitario.
(Pausa).
Adiós, que me voy.
Y chicas, si algún día os decidís a casaros con un huevo, procurad hacerlo con uno de gallinas criadas en libertad.
Me fui…
(Desaparece).
FIN


Otros textos breves y cuentos:

Guiones para títeres: El carbón de los Reyes Magos

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¿Alguno de vosotros se ha preguntado por qué los Reyes Magos dejan carbón en lugar de regalos a aquellos que se portan mal? Este cuento nos responde a esa pregunta.
Recomendado a partir de 5 años.

El carbón de los Reyes Magos

(La escena está vacía. En un extremo del escenario podemos ver un edificio con un cartel que pone “Hostal”, con al menos una ventana y una puerta).
(Entra el Presentador).
PRESENTADOR.-
¿Alguno de vosotros se ha preguntado por qué los Reyes Magos dejan carbón en lugar de regalos a aquellos que se portan mal? Esta leyenda nos responde a esa pregunta. Muy atentos, que llegan los Reyes Magos…
(Sale el Presentador).
(Un cometa cruza el cielo a toda velocidad, y desaparece).
(Entran Melchor, Gaspar y Baltasar).
MELCHOR.-
Estoy destrozado… ¿Dónde se ha metido la estrella?
GASPAR.-
Y pensar que nadie me hizo caso cuando dije de venir en camello.
(Con sarcasmo).
Un paseo nos vendrá bien. ¡Y venimos caminando desde Oriente!
BALTASAR.-
¿Occidente?, ¿Oriente?; yo lo que estoy es desorientado.
(Entra un Niño).
MELCHOR.-
Niño, ¿sabes dónde se hospedan María y José?
GASPAR.-
O José y María.
BALTASAR.-
No empecemos.
NIÑOS.-
Estaban en ese hostal, pero…
MELCHOR.-
Gracias, chaval.
GASPAR.-
Te recordaremos para traerte un regalo.
BALTASAR.-
Te traerá incienso, ¡menudo regalo!
GASPAR.-
Mejor que regalar mirra.
NIÑO.-
Pero ahora…
MELCHOR.-
Ya, ya; estarán durmiendo.
(A Gaspar y Baltasar).
Y vosotros dejad de pelear. Cuando descansemos veremos las cosas de otra manera.
NIÑO.-
Pero ahora…
LOS TRES.-
¡Ya lo sabemos, chaval!
(Se dirigen los tres hacia el hostal).
NIÑO.-
Los mayores nunca nos hacen caso.
(Sale).
(Melchor trata de abrir la puerta del hostal).
MELCHOR.-
Está cerrada.
GASPAR.-
Debimos haber hecho una reserva.
BALTASAR.-
(A voz en grito).
¡Ehhh!, ¡los del hostal!
(Melchor y Gaspar dan un salto asustados por los gritos de Baltasar. Se abre una ventana del hostal y asoma un hombre vestido de gris).
HOMBRE.-
¿Quién grita de esa manera?
BALTASAR.-
¿Se hospedan ahí María y José?
GASPAR.-
O José y María.
HOMBRE.-
¿Quién lo pregunta?
MELCHOR.-
Somos los Reyes Magos.
HOMBRE.-
Paparruchas. Los Reyes Magos son los padres.
(Cierra la ventana y desaparece).
MELCHOR.-
¿Los padres de quién?
GASPAR.-
Yo soy padre, ¿y qué tiene que ver?
BALTASAR.-
(A voz en grito).
¡Ehhh!, ¡los del hostal!
(Melchor y Gaspar dan un salto asustados por los gritos de Baltasar. Se abre una ventana del hostal y asoma un hombre vestido de gris).
HOMBRE.-
¿Queréis dejarme dormir?
BALTASAR.-
¿Se hospedan ahí María y José?
GASPAR.-
O José y María.
HOMBRE.-
No les dejé hospedarse porque no tenían dinero.
(Cierra la ventana).
MELCHOR.-
Pero María está a punto de tener un bebé.
GASPAR.-
Ese hombre es malo, muy malo.
BALTASAR.-
(A voz en grito).
¡Ehhh!, ¡los del hostal!
(Melchor y Gaspar dan un salto asustados por los gritos de Baltasar. Se abre una ventana del hostal y asoma un hombre vestido de gris).
HOMBRE.-
¿Queréis dejarme dormir?
MELCHOR.-
¿Puedes decirnos dónde se hospedan?
HOMBRE.-
No, porque no me fío de dos barbudos y un negro que gritan en plena noche.
(Cierra la ventana).
GASPAR.-
Este hombre me está empezando a tocar las narices.
BALTASAR.-
(A voz en grito).
¡Ehhh!, ¡los del hostal!
(Melchor y Gaspar dan un salto asustados por los gritos de Baltasar. Se abre una ventana del hostal y asoma un hombre vestido de gris).
HOMBRE.-
¿Queréis callaros de una vez?
MELCHOR.-
Somos Magos, además de reyes.
GASPAR.-
Podemos convertirte en sapo si nos apetece.
HOMBRE.-
Os diré dónde se hospedan si sois capaces de resolver una adivinanza.
BALTASAR.-
Eso es una infamia.
HOMBRE.-
Pues dejadme en paz.
(Cierra la ventana).
MELCHOR.-
Por las barbas de mi tatarabuelo…
GASPAR.-
Y por las de mi abuelo.
BALTASAR.-
(A voz en grito).
¡Ehhh!, ¡los del hostal!
(Melchor y Gaspar dan un salto asustados por los gritos de Baltasar. Se abre una ventana del hostal y asoma un hombre vestido de gris).
HOMBRE.-
(Vemos que tiene un cubo en la mano).
Os voy a dejar tan mojados que pareceréis ranas con barba.
(Arroja el contenido del cubo por la ventana, pero en lugar de agua, cae una lluvia plateada, una lluvia de estrellas).
¡Qué buen truco!, pero no os servirá de nada.
BALTASAR.-
Di tu adivinanza.
MELCHOR.-
Eso es seguirle el juego.
BALTASAR.-
Si no, estaremos así toda la noche.
GASPAR.-
¿Y si lo convertimos en sapo?
BALTASAR.-
No nos servirá de nada, porque como sapo no podrá contestarnos.
(Al hombre de la ventana).
¡Di tu adivinanza!
HOMBRE.-
Había una vez un perro, un gato y un gallo. Los tres tenían cinco años. Pero, ¿cuál de los tres era más viejo?
BALTASAR.-
Pero si todos tienen cinco años.
MELCHOR.-
¿Cómo podemos saber en qué mes nació cada uno?
HOMBRE.-
Menudos magos de pacotilla.
GASPAR.-
¡Lo sé!, el mayor es el gallo, porque tiene cinco años… y pico.
HOMBRE.-
(Ríe a todo reír, divertido con la tontería).
¿Genial, verdad? Venid mañana, que os diré dónde están José y María.
(Cierra la ventana).
BALTASAR.-
Este hombre me tiene negro.
NIÑO.-
(Que entra).
Yo les puedo llevar. Están en un establo no muy lejos de aquí.
MELCHOR.-
¡Fantástico!
BALTASAR.-
(A voz en grito).
¡Ehhh!, ¡los del hostal!
(Melchor, Gaspar y el Niño dan un salto asustados por los gritos de Baltasar. El Hombre abre la puerta del hostal, y trae un enorme garrote entre sus manos).
HOMBRE.-
¡Me tenéis negro!
GASPAR.
Eso ya lo dijo Baltasar.
BALTASAR.-
¡Estrella!
GASPAR.-
¿Quién es Estrella?
(La estrella que vimos al principio de la obra, aparece otra vez en el cielo. Va en dirección al Hombre con su garrote, y finalmente choca contra él. Se escucha una enorme explosión y un humo denso invade la escena).
(Hasta que se indique lo contrario escuchamos las voces en medio del humo).
MELCHOR.-
Baltasar, tienes que aprender a controlar tu mal humor.
GASPAR.-
La estrella se ha estrellado.
NIÑO.-
Ha chocado contra el hombre malo.
GASPAR.-
Seguro que ahora lo ha dejado peor.
(Cuando se disipa el humo, vemos que en lugar del Hombre hay una estatua negra, toda de carbón, con garrote y todo).
MELCHOR.-
Por malo y peleón.
GASPAR.-
A partir de ahora así serás.
BALTASAR.-
Un montón de carbón.
LOS TRES.-
Para siempre jamás.
MELCHOR.-
(Al Niño).
¿Vamos, chaval?
NIÑO.-
Claro, yo soy bueno.
BALTASAR.-
Por eso, en lugar de carbón, algún regalo tendrás.
NIÑO.-
Jo… Y luego dicen los niños del cole que los Reyes Magos son los padres.
MELCHOR.-
Somos padres, es verdad; yo tengo dos hijos.
GASPAR.-
Yo tengo tres.
BALTASAR.
Y yo tengo ocho.
GASPAR.-
Tu siempre tan exagerado…
(Salen los cuatro).
(Entra el Presentador).
PRESENTADOR.-
Y por eso, y a partir de ese día, surgió la costumbre de regalar carbón a aquellos que habían sido malos. Y ahora sed buenos y aplaudid, que los actores han trabajado mucho. Sed buenos y aplaudid, no vaya a ser que alguno de los Reyes Magos esté sentado entre vosotros…
(Vemos a la estrella que desde el cielo se dirige hacia el Presentador, que al percatarse de la situación corre por la escena, perseguido por la estrella).
PRESENTADOR.-
¡Qué soy bueno, caramba!
(Sale de escena, perseguido por la estrella).
FIN


Otros textos breves y cuentos:

Guiones para títeres: Una noche de Navidad

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Este texto nos habla de una historia ocurrida en un establo hace muchos años. Nos habla de un milagro, de pobres y usureros; también de soldados de Tiberio César y de pastores. Un cuento sobre la solidaridad, recomendado a partir de los 7 años.

Una noche de Navidad

(Tenemos a nuestra vista el telón del teatro. Entra el Presentador delante de la cortina, que seguirá cerrada hasta que se diga).
PRESENTADOR.-
Hace algunos días ha salido a la luz parte de la historia del origen de la Navidad. Llega al gran público la verdadera historia, esto es, que no había ni buey ni asno en el establo cuando sucedió el nacimiento de Jesús. Esto es tan cierto como que yo estoy aquí, pero hoy os presentamos en este teatro el resto de la historia, que nadie se ha atrevido a contar hasta hoy.
(El Presentador se agarra a uno de los extremos de la cortina).
¡Que se abra el telón!
(El telón se abre hacia los lados y el Presentador sale cogido a la cortina, hacia la derecha, parece como si volara).
(En escena vemos un establo con María, José, Jesús recién nacido en un pesebre, un buey y un asno).
SOLDADO 1.-
(En off).
¡Quitaos de en medio, pastores ignorantes!, ¡paso a los soldados del César!
(Entra Pastor a todo correr).
PASTOR.-
José, María… Debéis marcharos, llegan los soldados de Tiberio.
JOSÉ.-
¿Qué quieren?
PASTOR 1.-
Están cobrando los impuestos, y como no tenemos dinero, se lo llevan todo.
(Entran dos soldados y un usurero/banquero).
SOLDADO 1.-
Si no pagáis los impuestos, nos lo llevaremos todo.
PASTOR.-
¡Esto es un atraco!
SOLDADO 2.-
¡Serás ignorante!, no es un atraco, es un embargo.
MARIA.-
Nuestro hijo acaba de nacer.
JOSE.-
Somos forasteros. Hemos venido para empadronar a nuestro hijo. ¿Debemos pagar impuestos por eso?
SOLDADO 2.-
Se pagan impuestos por todo.
PASTOR.-
Se roba para Tiberio.
AMBOS SOLDADOS.-
¡Viva el César!
SOLDADO 2.-
(Al Pastor).
Como vuelvas a abrir la boca, te llevamos preso.
PASTOR.-
Si no abro la boca, ¿que abro?, ¿las orejas?
SOLDADO 2.-
No te hagas el listo.
PASTOR.-
Entonces, haré como si yo, fuera tu.
SOLDADO 2.-
¿Eh?
BANQUERO.-
Este establo pertenece a unos pastores malolientes que se niegan a pagar los impuestos y los créditos de mis préstamos.
SOLDADO 1.-
Nos llevaremos el buey y el asno.
PASTOR.-
Esto es un atraco.
SOLDADO 2.-
Ya te he dicho que es un embargo, no un atraco; troglodita.
MARÍA.-
Pero, los animales nos dan calor.
BANQUERO.-
Por el calor también hay que pagar.
(Los dos soldados cogen al buey y al asno y salen con ellos).
BANQUERO.-
Pero esos animales no pagan mis intereses.
PASTOR.-
(Agarrando un garrote, apoyado hasta ahora en una de las paredes).
Te voy a pagar los intereses a estacazos.
BANQUERO.-
(Mientras sale a toda prisa).
¡Soldados, socorro, soldados!
(Sale el Banquero, apresurado).
JOSÉ.-
La violencia no conduce a ningún lugar.
PASTOR.-
A ese banquero sí. Lo ha conducido fuera del establo.
(Desde lejos nos llega un barullo tremendo).
SOLDADO 1.-
¡No quiero volverlo a repetir!, ¡abrid paso!
VARIOS PASTORES.-
¿Y entonces por qué lo repites, cabezón?
(El barullo aumenta).
(Entra Pastora, apresurada).
PASTORA.-
Los soldados vienen a echaros de aquí. Dicen que el establo servirá para pagar parte de los intereses de lo que le debemos al banquero.
MARÍA.-
¿Dónde iremos, entonces?
(Entran los dos soldados y el banquero).
SOLDADO 1.-
¡Paso a los soldados de Tiberio César!
PASTOR.-
¡Querrás decir, Tiburro César!
SOLDADO 2.-
¡No es Tiburro, asno, es Tiberio, zoquete!
PASTOR.-
¡Ave, a los soldados de Tiberio Zoquete!
(Los dos soldados desenvainan sus espadas y persiguen al Pastor dando mandobles sin ton ni son; el Pastor corre por todo el establo; uno de los soldados le da con la espada al banquero, que cae al suelo).
BANQUERO.-
¿Serás zoquete?
SOLDADO 2.-
¡No empieces tu también!
SOLDADO 1.-
(Deteniéndose).
¡Basta!, todos fuera de aquí o llamo al Escuadrón.
MARÍA.-
¿Qué es el Escuadrón?
PASTOR.-
Un montón de soldados dirigidos por un cabezón.
(Los dos soldados elevan sus espadas al cielo).
SOLDADO 1.-
¡La furia de la ley caerá sobre vosotros!
(Jesús, en su pesebre, levanta un poco su cabecita).
JESÚS.-
Ji… ji…
SOLDADO 2.-
¿Y éste de qué se ríe?
(El recién nacido mueve una de sus manos en dirección a los dos soldados y el banquero).
(Se escucha una tremenda explosión y cuando se disipa el humo producido, vemos en el lugar en el que estaban los soldados y el banquero, a tres cerdos).
SOLDADO 2.-
(Como cerdo).
Oye banquero, se te ha puesto cara de cochino.
BANQUERO.-
(También como cerdo, claro).
Pues tu tienes cara de gorrino.
SOLDADO 1.-
(Evidentemente, también como cerdo).
¿Qué cochinada es ésta?
MARÍA.-
(A Jesús).
No hijo, aún no es el momento de que hagas milagros.
(El recién nacido, vuelve a mover sus manos en dirección a los gorrinos, y éstos dejan de hablar y comienzan a emitir el clásico “oink, oink” que hace todo cerdo que se precie).
PASTOR.-
Así está mejor, si señor.
PASTORA.-
Será mejor que nos llevemos a estos cochinos a otro establo, no vaya a ser que los embarguen también.
PASTOR.-
(Con el garrote en la mano).
¡Vamos cochinos!
(Y con su práctica pastoril, Pastor y Pastora salen con los tres cerdos).
JOSÉ.-
¿Qué hacemos ahora?
MARÍA.-
Abrigar bien al niño, que ésta será una noche bien fría.
(Se cierran las cortinas del teatro y entra también el Presentador, colgado en ellas).
PRESENTADOR.-
Y esta pudo ser la historia. Poco más o menos, más; o poco más o menos, algo menos. Ser pobres es algo malo, aunque vivir bajo el yugo de los poderosos siempre será mucho peor.
Os deseo que siempre os acompañe el espíritu de la Navidad y os ayude a sonreír en el calor de vuestros hogares.
¡Feliz Navidad!
(Sale el Presentador).
FIN


Otros textos breves y cuentos:

Guiones para títeres: La Caja Mágica o El Misterio de lo Pequeñito

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Hoy os presentamos La Caja Mágica o El Misterio de lo Pequeñito, un cuento tierno e imaginativo que nos ayuda a explicar a los niños que podemos hacer “grandes cosas” si creemos en nosotros mismos.
Recomendado a partir de tres años.

La Caja Mágica o El Misterio de lo Pequeñito

(Entra en escena un pan, es nuestro narrador, con sus brazos y manos para explicarse mejor, lleva puesta una bufanda, barra u hogaza lo dejo a vuestra elección)

PAN.-
¡Brrr! Parece que hace frío aquí. Claro, está uno en el horno, tan calentito y de repente ¡hala, al mundo!
(Ve al público)
¡Hola, hola, bienvenidos! A ver si entre todos entramos en calor…¡Brrr!
Entre tanto, os voy a contar una historia, la historia de La Caja Mágica, también conocida como El Misterio de lo Pequeñito.
Yo conozco esta historia por mi miga, que también es mi amiga, pero sobre todo, es mi miga.
(Dice esto con mucho sentimiento, mano en pecho)
Bueno, ya lo veréis, ya lo veréis, voy a empezar por el principio:
Todo comienza una fría tarde de invierno. Miguelito está en casa, un poco aburrido…

(Aparece en escena Miguelito, medio tirado en el suelo)
MIGUELITO.-
Tres tristes trigues…no.
Tes tistes tigres… no, ¡jo!
PAN.-
¡Pero de repente, Miguelito se da cuenta!
(Miguelito mira hacia los lados y luego dice al público, bajito para que no le descubran:)
MIGUELITO.-
¡Yupiiii!
(Sale de escena corriendo)
PAN.-
(Con gran emoción)
Nadie le ve, nadie le vigila. Puede subir hasta arriba del todo de la escalera y…¡lanzarse por la barandilla!
Sin embargo…
(Entra Miguelito jadeante)
Cuando ya está arriba del todo, la ve…
(Aparece en escena una misteriosa puerta, grito ahogado de emoción de Miguelito)
La puerta, la misteriosa puerta del desván, donde nunca le dejan entrar, ¡está entreabierta!
(Con sonido de bisagras, la puerta se abre sola. Queda entreabierta).
MIGUELITO.-
(Bajito, para que no le descubran)
¡Yupiiii!
(Se desliza sigilosamente dentro del desván, se cierra la puerta y desaparece de escena)
PAN.-
¡Aquí os dejo, envueltos por el misterio de lo pequeñito!
(Se va, caminando ondulante hacia atrás)
(La escena se va llenando con algunos tratos y muebles viejos, estamos en el desván. Asoma por un lado Miguelito, asombrado)
MIGUELITO.-
¡Vaya!
(Avanza lentamente, mirándolo todo)
¡Vaya!
(Tropieza con una bonita caja de madera)
¡Ay! ¿Qué habrá aquí dentro?
(Levanta la tapa, en cuyo interior hay algo escrito)
Aquí pone algo, ¡vaya!
(Lee)
“Rantamplán, rantamplán, sólo funcionará si te lo crees de verdad”
¡Oooohh!
(Repite al público)
¡Rantamplán, rantamplán, sólo funcionará si te lo crees de verdad!
¡Oooohh, vaya, oooohh, vaya!
(Concentrándose mucho)
¡Me lo creo de verdad, me lo creo de verdad! ¡Rantamplán, rantamplán!
(Surgen de la caja dos pequeños seres alados, bolitas blancas de ojos negros, Rantam y Plan)
RANTAM.-
¡Rantam!
PLAN.-
¡Plan!
(Revolotean alrededor de Miguelito)
RANTAM.-
¿Quién eres tú?
PLAN.-
¿Quién quiere entrar en el mundo de lo pequeñito?
MIGUELITO.-
Yo soy Miguelito.
RANTAM.-
Miguelito, ¿con nosotras quieres venir?
MIGUELITO.-
¡Claro que sí, claro que sí!
PLAN.-
Dinos algo pequeñito.
MIGUELITO.-
Un gatito.
RANTAM.-
¡Nooo, más pequeñito!
MIGUELITO.-
¡Un botón, un fideo, una miguita de pan!
PLAN.-
¡Suficiente, con nosotras vendrás!
MIGUELITO.-
¡Vaya!
RANTAM/PLAN.-
¡Rantamplán, rantamplán, un pequeñito serás!
(Miguelito se vuelve muy pequeñito)
MIGUELITO.-
¡Oooohh!
(Al público, contento)
¡Soy yo, soy yo, Miguelito, estoy aquí!
RANTAM.-
Y ahora, agárrate a nosotras.
RANTAM/PLAN.-
¡Y a volaaaar!
MIGUELITO.-
¡Oooohh!
(Las dos bolitas blancas se lo llevan volando y desaparecen los tres dentro de la caja)
(Desaparecen de escena los trastos del desván)

(Ahora estamos en el mundo de lo pequeñito, pero jugamos con la escala y el tamaño de lo pequeño es el del mundo “real”)
(Suena una música alegre, entra en escena un botón, bailando y cantando)
BOTÓN.-
Girando voy, voy, voy,
vaya vueltas que me doy.
Girando voy, voy, voy,
vaya vueltas que me doy.
Una a la izquierda,
otra a la derecha,
a este botón le gusta la fiesta.
Girando voy, voy, voy…

FIDEO.-
¡Basta, basta, déjalo ya!
(Para la música)
Me tienes mareado.
(Fideo se dobla y tambalea constantemente, no puede evitarlo)
BOTÓN.-
Fideo, eres un blando.
FIDEO.-
Es que me cocieron demasiado, ¡con lo derechito que estaba yo!
RANTAM/PLAN.-
(Off)
¡Cuidado!
(Cae en escena Miguelito, dando tumbos, choca contra Botón, que casi aplasta a Fideo)
BOTÓN.-
¡Caramba, chico!
FIDEO.-
¡Cuidado, por favor!
MIGUELITO.-
¡Ay, qué batacazo!
(Vemos en una esquina a Rantam y Plan)
RANTAM.-
¡Perdona, chico!
PLAN.-
¡Las corrientes de aire entre mundos son tremendas!
RANTAM.-
¡Tremendas!
RANTAM/PLAN.-
¡Rantamplán!
(Desaparecen)
MIGUELITO.-
(Mirando a Botón y Fideo)
¡Hala, sois, sois…!
BOTÓN.-
Sí, éste es un fideo blandurri.
FIDEO.-
Encantado.
BOTÓN.-
Y yo, un bonito botón.
MIGUELITO.-
¡Vaya!
FIDEO.-
¡Vaya, has venido del mundo de lo grande!
MIGUELITO.-
¡Sí, cómo mola!
BOTÓN.-
Eso es que tiene mucha imaginación.
FIDEO.-
Y que sabe utilizarla.
BOTÓN.-
¡Ya lo creo que sí!
MIGUELITO.-
¡Je, je, cómo mola, cómo mola!
VOZ.-
¡Oh, tú que vienes de lo grande, ayúdame!
MIGUELITO.-
¿Quién ha dicho eso?
(Entra en escena una forma aplastada, irregular, un tanto “espeluchada”, sus ojos son dos rayitas negras, se desplaza como puede)
MIGA.-
¿A ti qué te parece? ¡Mira qué pinta que tengo! ¡Ay!
MIGUELITO.-
¿Quién eres tú?
FIDEO.-
Es miga.
BOTÓN.-
Sí, nuestra amiga miga.
MIGUELITO.-
¡Una miga de pan!
MIGA.-
¡Ay!
FIDEO.-
Se quedó dormida.
BOTÓN.-
No se apartó a tiempo.
FIDEO.-
Y alguien de tu mundo, ¡zas!
BOTÓN/FIDEO.-
¡La aplastó, ay!
MIGA.-
¡Oh, tú que vienes de lo grande, ayúdame!
MIGUELITO.-
¡Sé lo que hay que hacer! ¡Vaya, sé lo que hay que hacer! ¿Por qué lo sé?
BOTÓN.-
Porque vienes del mundo de lo grande para salvar a Miga.
FIDEO.-
Es tu misión, sólo tú lo puedes hacer.
MIGUELITO.-
¡Yupiii!
MIGA.-
¡Ay!
MIGUELITO.-
Tranquila amiga Miga, te voy a salvar.
MIGA.-
¡Oh, tú que vienes de lo grande…
BOTÓN/FIDEO.-
(Calmándola)
Sí, sí, Miga, ya está…
MIGA.-
¡Oh!
MIGUELITO.-
Tenemos que darle calorcito, como si estuviera en un horno de pan.
BOTÓN/FIDEO.-
¡Oooohhh!
MIGUELITO.-
Yo soplaré y frotaré, soplaré y frotaré para darle calorcito y vosotros me tenéis que ayudar con ¡rantamplán, rantamplán!
FIDEO.-
¡Oh, eso podemos hacerlo!
BOTÓN.-
¡Claro que podemos, blandurri!
(Le da un pequeño empujón, con lo que Fideo se tambalea y marea)
MIGUELITO.-
¡Vamos allá!

BOTÓN/FIDEO.-
Rantamplán, rantamplán,
soplar, soplar, frotar, frotar.
Rantamplán, rantamplán,
soplar, soplar, frotar, frotar.

(Mientras dicen ésto, Miguelito sopla y frota a la miga de pan por todos lados)

MIGA.-
¡Uy, qué cosquillitas!
MIGUELITO.-
¡Otra vez, otra vez!

BOTÓN/FIDEO.-
Rantamplán, rantamplán,
soplar, soplar, frotar, frotar.
Rantamplán, rantamplán,
soplar, soplar, frotar, frotar.

(Miguelito sopla y frota)

MIGA.-
¡Uy, qué calorcito!
MIGUELITO.-
¡Otra vez, otra vez!

BOTÓN/FIDEO.-
Rantamplán, rantamplán,
soplar, soplar, frotar, frotar.
Rantamplán, rantamplán,
soplar, soplar, frotar, frotar.

(Miguelito sopla y frota)

MIGA.-
¡Uy, qué calorcito, qué bien me siento, qué calentito!
(De repente, Miga se convierte en una redondita, esponjosa y bonita miga de pan de grandes ojos negros)
MIGUELITO.-
¡Yupiiii!
BOTÓN/FIDEO.-
¡Amiga Miga!
(Se abrazan)
MIGA.-
¡Gracias, oh tú, que vienes de lo grande!
MIGUELITO.-
¡Miga!
(La abraza)
(Se oye una voz)
VOZ.-
¡Miguelito, dónde estás, la cena ya está preparada!
MIGUELITO.-
Es la voz de mi abuelita, tengo que volver.
BOTÓN.-
No le cuentes a nadie nuestro secreto.
FIDEO.-
Nos meterían en jaulas, para que nos viera todo el mundo.
MIGUELITO.-
¡Oooohh!
MIGA.-
Y a mí me comerían, para probar a qué sabe una miga que habla.
MIGUELITO.-
¡Oooohh, no se lo diré a nadie, a nadie, a nadie!
(Entran Rantam y Plan)
RANTAM.-
¡Vamos, ven con nosotras!
PLAN.-
¡Te están esperando!
MIGUELITO.-
Tenéis que hacerme grande otra vez.
RANTAM.-
¡Todo controlado!
PLAN.-
¡Deprisa, deprisa!
MIGUELITO.-
¡Adiós, volveré pronto!
(Sale con Rantam y Plan)
BOTÓN/FIDEO.-
¡Adiós!
MIGA.-
¡Adiós, oh tú, que vienes de lo grande!
(Yéndose los tres)
BOTÓN.-
¡Qué bien lo vamos a pasar los tres juntos!
(Salen).

(Entra en escena la abuela de Miguelito)
ABUELA.-
¡Miguelito, te he buscado por todas partes! ¡Qué chico éste!
(De espaldas a la abuela, entra Miguelito, dándose un batacazo)
MIGUELITO.-
¡Ay! ¡Hola, abuela!
ABUELA.-
¡Ah, aquí estás! Te caes mucho, hijito, tienes que tener más cuidado. ¿Dónde te habías metido?
MIGUELITO.-
Me…me… me había perdido en la escalera.
ABUELA.-
¡Ay, qué cosas tiene este niño! Anda, vamos a cenar.
MIGUELITO.-
Sí, abuela.
(Avanzan por la escena, Miguelito mira hacia la escalera que lleva al desván)
ABUELA.-
Miguelito, mira hacia delante, que te vas a caer otra vez.
MIGUELITO.-
Sí, abuela.
(Salen, entra Pan)
PAN.-
Sí que es verdad, ahora se está mucho más calentito aquí.
Esta ha sido la historia del misterio de lo pequeñito y de mi amiga Miga.
Ahora ya sabéis que existe el mundo de lo pequeñito, pero recordad, es un secreto que a nadie podéis contar.
(Dice adiós con la mano mientras se va, caminando ondulante hacia atrás)
(Mientras aún está en escena Pan, entran volando Rantam y Plan).
AMBAS.-
Rantamplán, rantamplán;
volar y cantar, volar y cantar.
Rantamplán, rantamplán;
otro día nos volveremos a encontrar.
Rantamplán, rantamplán.
(Salen los tres).

FIN


Otros textos breves y cuentos:

Guiones para títeres: Cuentos de la Luna

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La historia de hoy, Cuentos de la Luna, es un “juego imaginativo”, un mundo de ilusión, para incentivar en los pequeños la creatividad, la imaginación, el “soñar despiertos”.
Recomendado a partir de tres años.

Cuentos de la Luna

(Comienza esta historia con el gato Ambrosio, sobre las tejas de su tejado, moviendo el rabo y observando la noche. Está de espaldas, se da media vuelta y ve al público)

AMBROSIO.-
¡Vaya, vaya, vaya!
(Se lame las patas de vez en cuando)
Buenas noches a todos, habéis venido al lugar apropiado si queréis saber cosas de la noche.
Yo soy el gato Ambrosio, y los gatos sabemos mucho de la noche.
¡Aaaahh, si yo os contara…!
Bueno, os voy a contar, os voy a contar de dónde vienen los cuentos.
Los cuentos vienen de la Luna, así es y no de otra manera.
La Luna y las estrellas están siempre muy ocupadas, juntas inventan cuentos, muchos cuentos, todos los que pueden, para que a los niños nunca os falten los cuentos. Después los susurran, muy bajito, en los sueños de las personas que escriben cuentos en los libros.
Así es y no de otra manera, y si no me creéis, ahora mismo lo vais a ver.
(Gato y tejado desaparecen lentamente mientras el primero se lame las patas)

(Entran Luna y tres estrellas, con vuelo ágil y gracioso, quedan flotando en el espacio)
LUNA.-
¡Aprisa, aprisa, teníamos tres ideas pero se las ha llevado el viento!
ESTRELLA 1.-
¡Es un gamberro!
ESTRELLA 2.-
¡Es un delincuente!
LUNA.-
¡Basta, no tenemos tiempo! Además, ya sabéis que siempre nos devuelve las ideas que se lleva.
ESTRELLA 3.-
¡Pero nos hace la puñeta!
LUNA.-
¡Concentración!
(Todas hacen un sonido similar a un zumbido, las estrellas vibran)
LUNA.-
En un tiempo lejano, en un bosque, vivían…
ESTRELLA 1.-
…Un niño y su madre…
ESTRELLA 2.-
…Y hay un gigante malo…
ESTRELLA 3.-
…Y una casa encima de las nubes…
LUNA.-
…Y una planta tan alta, tan alta, que sube hasta las nubes..
ESTRELLA 1.-
…Y unas guindas mágicas…
ESTRELLA 2.-
¡No son guindas!
ESTRELLA 1.-
¿Y por qué no?
ESTRELLA 2.-
Porque no pega, son… ¡judías!…
ESTRELLA 3.-
…Son habichuelas…
LUNA.-
Muy bien, lo tenemos, ahora, a amasarlo todo. ¡Concentración!
(De nuevo hacen sonido de zumbido, las estrellas vibran. De repente, todas las estrellas dicen a la vez:)
ESTRELLAS.-
¡Tenemos un cuento!
LUNA.-
¡Fantástico! Chispita, corre a susurrárselo a alguien antes de que se despierten. Se nos ha hecho muy tarde.
CHISPITA.-
¡Allá voyyy!
(Sale chispita a toda velocidad, las demás se quedan mirando aquí y allá)
ESTRELLA 2.-
¿A quién se lo contará?
LUNA.-
Vamos a ver…Mirad allí, lleva toda la noche despierto. ¡Chispita, cuéntaselo a él!
CHISPITA.-
(Off)
¡Oído, Luna!
LUNA.-
¡Vámonos, chicas! A ver si encontramos al viento que nos quitó las ideas.
ESTRELLA 2.-
¡A por él!
ESTRELLA 3.-
¡Surcando los cielos!
(Dibujan un elegante vuelo y desaparecen)

(En escena aparece una cama y entra un personaje, un hombre joven, despeinado, ojos enrojecidos y saltones, bosteza)
HOMBRE.-
¡Qué desastre, toda la noche despierto y no se me ha ocurrido nada, nada de nada. Ni cuento, ni cuenta, ni cuesta, ni puerta, ni puerto, ni cuento!
(Y dicho esto, bosteza y cae, ya dormido, en la cama. Encima de él van apareciendo los típicos “bocadillos” de cómic con los pensamientos del personaje, que se mueve y remueve en la cama: “Érase una vez…”, “Había una vez…”, “Título: ?”)
(Entra Chispita, de detrás de la cama aparece un gato, que observa. Chispita revolotea por el espacio, feliz. Se acerca a nuestro personaje y le susurra el cuento al oído, vuelve a revolotear, el gato maúlla.)
CHISPITA.-
Adiós, Ambrosio, hasta la próxima.
(Chispita se va, el hombre se sienta de golpe en la cama)
HOMBRE.-
¡Lo tengo, tengo el cuento, Las Habichuelas Mágicas, soy genial!
(Se levanta)
¡Voy a escribirlo ahora mismo!
(Ambrosio maúlla, el hombre lo ve y lo coge)
¡Ambrosio, se me ha ocurrido el cuento enterito, soy genial. ¿A que sí, a que sí, a que sí?
(El gato maúlla para que se calle su amo)
¡Eso! ¡Vamos a escribirlo, vamos, vamos, vamos!
(Salen de escena, desaparece la cama)
(Entra Viento, haciendo requiebros en el aire)
VIENTO.-
¡Jeee, je, je, no me vais a cogeer!
(Entran las estrellas)
ESTRELLA 3.-
¡Ven aquí, puñeta!
ESTRELLA 2.-
¡Devuélvenos nuestras ideas!
VIENTO.-
¡De eso nada, os pensáis otras! ¡Listillas, que sois unas listillas!
(Entra Chispita por el otro lado)
CHISPITA.-
¡Anda, te atrapé!
VIENTO.-
¡De eso nada, monada!
(Sale hacia abajo, entra Luna, zarandeada por la corriente de aire)
LUNA.-
¡Uooohh, qué carácter tiene este viento!
ESTRELLAS.-
¡Y tú que lo digas!
LUNA.-
Más tarde le atraparemos, cuando se despiste soplando nubes.
ESTRELLAS.-
¡Ji, ji, ji!
LUNA.-
(Al público)
Ya lo veis, aquí estamos siempre muy ocupadas.
ESTRELLAS.-
¡Mucho, mucho!
LUNA.-
Y vosotros, si alguna noche no podéis dormir, estad atentos, porque a lo mejor una estrella entra en vuestra habitación para contaros un cuento.
¡Buenas noches!
ESTRELLAS.-
¡Buenas noches!
(Danzan en el aire y desaparecen)

FIN


Otros textos breves y cuentos:

Guiones para títeres: Pollito, una historia de Navidad

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En el cuento de hoy, “Pollito, una historia de Navidad”, los protagonistas vuelven a ser animales, algo que tanto gusta a los más pequeños por la facilidad que tienen para identificarse con ellos.
Les hablamos de que hay que ser valientes en la vida, pero también precavidos, para no perderse…
Recomendado a partir de tres años.

Pollito, una historia de Navidad

(La escena está vacía, entra un conejo, es nuestro narrador. Va pensando en sus cosas)
CONEJO.-
¡Ay, Pollito, Pollito! ¡Qué cosas le pasan a Pollito!
(Ve al público)
¡Hola, bienvenidos! Estaba yo pensando en la historia de Pollito, ya que estáis aquí, os la voy a contar.
Es tan pequeñito Pollito… se distrae con cualquier cosa.
Un día en la granja, esto es lo que pasó.
(Sale de escena)

(Se oye una voz, la madre de Pollito)
GALLINA.-
¡Vamos hijitos, no os separéis de mí!
(Entra la gallina, seguida por dos pollitos, más crecidos y otro más pequeñito, nuestro Pollito)
Vamos a pasear y al estanque a beber agua.
POLLO1.-
Sí, mami.
POLLO2.-
Sí, mami.
POLLITO.-
(Muy entusiasmado, aleteando de la emoción)
¡Sí, mamiiii!
GALLINA.-
¡Un, dos…!
POLLOS.-
¡Maíz y arroz!
TODOS.-
¡Un, dos, maíz y arroz!

(Siguen avanzando con su canto, enseguida aparece una mariposa revoloteando, que distrae a Pollito. Se separa de los demás sin darse cuenta y sigue a la mariposa emocionado.
Salen de escena.
La madre y los hermanos siguen su avance hacia el estanque con su canto, salen de escena por el lado contrario)

(Entra en escena la mariposa, revoloteando, aparece Pollito, que le sigue, alborotado, aleteando, tropieza de vez en cuando de pura emoción)
POLLITO.-
¡Espérame, espérame! ¡Ay! ¿Quién eres tú, quién eres? ¡Ay!
(Al público)
¡Es una cosita muy bonita!
¡Qué bien vuelas! ¡Yo también, yo también!
(Pollito aletea más fuerte y da saltitos intentando volar, sin conseguirlo)
¡Uf! ¡No me sale! ¡Como soy tan pequeñito!
(La mariposa revolotea a su alrededor y sale de escena)
POLLITO.-
¿Te vas por el mundo? ¡Espérame, espérame!
(Sale veloz detrás de ella, la escena queda vacía, tras un segundo oímos la voz de Pollito)
¿Cosita bonita, dónde estás?
(Entra en escena atolondrado, tropieza)
¿Estás aquí? ¡Ay! ¡No, no está! ¿Dónde se habrá ido?
¡Uy, uy, uy, uy! ¡Tengo que volver con mi mamá y mis hermanitos!
(Aletea nervioso, mirando a todos lados)
¡Mami, mami! ¡Un, dos, maíz y arroz! ¡Eso, eso!
(Sale de escena atolondrado, buscando a su madre y hermanitos, tropezando mientras repite:)
¡Un, dos, maíz y arroz! ¡Ay! ¡Un, dos, maíz y arroz!

(Entra conejo)
CONEJO.-
¡Ay, Pollito, Pollito! ¡Corrió y corrió, buscó y buscó, pero no les encontró!
En la granja dieron la alarma: “¡Se ha perdido Pollito, hay que buscar a Pollito!”
(Empiezan a entrar en escena los animales de la granja buscando a Pollito: gallina, gallo, pollos, otro conejo, vaca…Todos están nerviosos, van para aquí y par allá buscando a Pollito, tropiezan una y otra vez con nuestro narrador, que acaba un tanto magullado)

CONEJO.-
(Levantándose del suelo)
¡Ay, mis orejas! ¡Qué magullamiento!
Ya lo habéis visto, le buscaron, le buscaron, pero no le encontraron. ¡Ay, Pollito, Pollito, perdido por el mundo! ¡Ay, mis orejas!
(Sale de escena)
(Entra Pollito, ya no va tan acelerado, está cansado y un poco triste)
POLLITO.-
(Tembloroso)
¡Buuyyy! Creo que tengo un poquito de frío, ¡cómo soy tan pequeñito! Y… y… y creo que me he perdido, pero ha sido sin querer.
(Bosteza)
¡Aaayyy! También tengo sueño. ¡Cuántas cosas tengo!
(Sopla el viento)
¡Buuyyy! ¡Qué frío!…Ya sé, me voy a hacer una bolita para dormir un ratito, porque así dormimos los pollitos, hechos una bolita para no pasar frío. ¡Buuyyy!
(Dice adiós con un alita y se hace una bolita. Sopla y sopla el viento que mueve la bolita amarilla para aquí y para allá, hasta que la saca de escena.
Vuelve a entrar la bolita, siempre llevada por el viento, va a la deriva por la escena y vuelve a desaparecer)

(Entra Conejo, llevando un árbol de Navidad que le queda grande, grande)
CONEJO.-
¡Así fue!
(Le vence el peso del árbol)
¡Uooohhhh! ¡Así fue!
(Otra vez)
¡Uooohhh! Un momento, un momento, que dejo esto aquí…ya está.
¡Ay, mis orejas!
Así fue, Pollito se quedó dormido, convertido en una bolita amarilla y el viento se lo llevó.
Y, misterios de la vida, rodó y rodó hasta que alguien lo encontró y dijo: “una bolita amarilla y peludita, seguro, seguro que es un adorno de navidad”. Le ataron un hilito y Pollito quedó colgado de un árbol de Navidad.
¡Uy! Veamos qué ocurre, creo que Pollito se está despertando.
(Sale de escena sigilosamente)
(La bolita amarilla, colgada del árbol de Navidad, comienza a moverse, a moverse, a moverse, hasta que se cae)
POLLITO.-
(Sólo le oímos)
¡Ay!
(Aparece)
¿Qué ha pasado? ¡Anda, aquí se está calentito!
(Se oye un maullido)
¿Y eso quién será?
(Entra un gato, se queda mirando a Pollito)
POLLITO.-
¿Hola?
(El gato maúlla y se lanza hacia él, Pollito le esquiva)
POLLITO.-
¡Oye, no te metas conmigo, que soy muy pequeñito!
(El gato le mira, maúlla y se lanza hacia él, Pollito le esquiva)
POLLITO.-
¡Quita, déjame!
(Pollito aletea, aletea, y consigue subir a una de las ramas altas del árbol de Navidad)
¡Uy, creo que he volado un poquito! ¡Yupiiii!
(El gato maúlla, oímos una voz)
VOZ.-
¿Qué pasa, Felipe?
(Entra una hombre, oímos una voz)
VOZ.-
¿Qué pasa, papi?
(Entra una niña)
PADRE.-
(Viendo al Pollito en el árbol)
¡Caramba, caramba!
(Felipe maúlla, el padre lo coge en brazos)
Tranquilo, Felipe.
NIÑA.-
¡Papiii, es un pollito!
PADRE.-
¿Cómo habrá llegado hasta aquí?
NIÑA.-
¿Nos lo quedamos verdad, verdad, verdad que sí?
PADRE.-
Está bien, hijita.
NIÑA.-
¡Bieeeeennn! ¡Ven, pollito, ven!
PADRE.-
Y tú, Felipe, tienes que ser bueno, Pollito es nuestro amigo.
(Felipe maúlla tranquilo)
¡Así me gusta!
NIÑA.-
¡Ven, Pollito, ven!
(Pollito aletea hasta las manos de la niña)
PADRE.-
¡Vaya, sí que es valiente este Pollito!
POLLITO.-
(Aleteando)
¡Pipiripipí!
NIÑA.-
¡Qué gracioso es! ¡Papi, papi!
PADRE.-
Dime, hijita.
NIÑA.-
¡Le podemos hacer un nido con todo el musgo que hemos comprado para adornar!
PADRE.-
¡Qué buena idea, yo te ayudo!
NIÑA.-
¡Bieeeennn!
(Da un beso a Pollito)
POLLITO.-
¡Pipiripipí! Creo que he hecho nuevos amiguitos, ¡qué bien!
NIÑA.-
¡Papiii, Pollito ha dicho algo!
PADRE.-
Claro hijita, ha dicho pipiripipí. Anda, vamos a hacerle el nido
NIÑA.-
¡Sííí!
(Salen de escena, entra conejo)

CONEJO.-
¡Ah sí!, la vida da muchas vueltas, sobre todo si eres una bolita amarilla. Pero hay que ser valientes y no asustarse mucho, porque, ya lo habéis visto, el cuento tiene un final feliz.
Yo se lo voy a contar a todos en la granja, para que se queden tranquilos.
Adiós amigos, hasta la próxima.
(Sale de escena diciendo:)
¡Señora Gallina, señora Gallina, Pollito está bien…!

FIN


Otros textos breves y cuentos:


Guiones para títeres: El león que no sabía rugir

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Hay que ser valientes y atreverse con las cosas de la vida, así aprendemos a hacernos mayores.
Esto es lo que nos enseña el simpático león Roberto en este pequeño texto teatral, “El León que no sabía rugir”, pensado para los pequeños y para los que no lo son tanto.
Recomendado a partir de tres años.

El León que no sabía rugir

(Entra en escena una pelota, botando aquí y allá, oímos voces, son el perro Bruno y el gato Nicasio)

BRUNO.-
¡Quita!
NICASIO.-
¡Quita tú!
BRUNO.-
¡Déjame pasar!
NICASIO.-
¡Déjame tu!
(Entra Bruno)
BRUNO.-
¡La tengo, la tengo, la tengo…!
(Coge la pelota con la boca)
¡¡La tengo!!
(Entra Nicasio)
NICASIO.-
¡Me has hecho trampa!
BRUNO.-
(Con la pelota en la boca)
¡De efo nada, de he ganado dimpiamedte!
NICASIO.-
¡Que no!
BRUNO.-
¡Que fí!
NICASIO.-
¡Que no!
BRUNO.-
¡Que fí!
(Están en éstas, cuando aparece un leoncito, Roberto, en un extremo y se queda mirándoles, el gato le ve)
NICASIO.-
¡Ahí va! ¡Un gato roquero!
BRUNO.-
Y yo voy y me lo creo. ¡Me quiedez quitad da pedota!
NICASIO.-
¡Cuidado, que se lanza!
BRUNO.-
(Se le cae la pelota de la boca, Nicasio aprovecha para esconderla)
¡Ay, mi madre! ¡Ahí va! Nunca había visto un gato roquero.
ROBERTO.-
¡Yo no soy eso!
NICASIO.-
Pues tienes toda la pinta.
BRUNO.-
¡Menudo melenudo!
ROBERTO.-
¡Que yo no soy eso!
NICASIO.-
Bueno, ¿y entonces qué eres?
ROBERTO.-
(Muy orgulloso)
¡Soy un león!
BRUNO.-
¡Ay, mi madre!
(Pretende salir corriendo, pero choca de inmediato con el gato, que se bambolea, el perro cae, asoma la cabeza)
¡Huye, huye, tú que puedes!
NICASIO.-
(Todavía mareado)
¿Pero estás bobo, no ves que es un pequeñajo?
(Bruno se levanta)
ROBERTO.-
¡No soy un pequeñajo, soy un pequeño león!
BRUNO.-
¡Ay, mi madre!
(Pretende huir, vuelve a chocar con el gato, que se bambolea, el perro cae)
NICASIO.-
Este perro está lelo, lelo, lelo…
(Dice esto a ritmo de su bamboleo)
BRUNO.-
(Desde el suelo, levantándose)
¡Ay, qué vida tan dura la del perro!
NICASIO.-
¡No te digo!
ROBERTO.-
¡Yo no he dicho nada!
BRUNO.-
(De los golpes, no se acuerda de nada, ve al león)
¡Mira, Nicasio, un gato roquero!
NICASIO.-
¡No te digo! ¡Despierta, Bruno, que llevamos con esto media hora!
BRUNO.-
(Mira al gato y al león)
¡Ah, ya me acuerdo, es un león!
(Se esconde detrás del gato)
NICASIO.-
¡No te digo! A ver, pequeñajo, demuestra que eres lo que dices que eres.
ROBERTO.-
¿Y, y, y… y yo por qué? Demuéstralo tu.
NICASIO.-
¡Anda, qué genio el pequeñajo! Muy bien, tú lo has querido. ¡Quita Bruno!
Yo soy un gato, el gato Nicasio, y maúllo y maúllo como hacen todos los gatos.
(Dicho esto, comienza a maullar, flojito, más fuerte, en tono amenazante para asustar a Roberto)
ROBERTO.-
¡Ay!
BRUNO.-
¡Ay!
NICASIO.-
(Muy orgulloso, lamiéndose y acicalándose)
Ya lo has visto, un verdadero gato. Y ahora te toca a ti, pequeñajo.
ROBERTO.-
¡Que no soy pequeñajo!
BRUNO.-
¡No le enfades, Nicasio!
ROBERTO.-
¡Le toca a él, le toca a él!
BRUNO.-
¿Por qué no me habré quedado calladito?
NICASIO.-
Sin problemas. Tu turno, Bruno.
(El perro no se mueve del sitio)
¡Tu turno, Bruno!
(Le arrastra hasta el centro)
BRUNO.-
Bueno…esto…¿todos tranquilos, eh?
ROBERTO.-
Vale.
BRUNO.-
Yo soy un perro, el perro Bruno, y ladro y aúllo como hacen todos los perros.
(Comienza a ladrar educadamente, Roberto se ríe)
NICASIO.-
¡No te digo! ¡Ponle más emoción, Bruno!
(Bruno se anima, ladra, gruñe y aúlla intentando asustar a Roberto)
ROBERTO.-
¡Ay!
NICASIO.-
Y ahora, tu turno.
BRUNO.-
(Que se ha envalentonado)
¡Eso, eso, tu turno!
(El leoncito duda, remolonea)
NICASIO.-
¡Buah, éste ni es león ni es nada!
BRUNO.-
¡Eso, eso, ni es nada!
ROBERTO.-
¡Claro que soy un león, y te lo voy a demostrar!
NICASIO.-
¡Adelante!
BRUNO.-
¡Adelante!
ROBERTO.-
(Muy erguido y orgulloso)
Yo soy un león, el león Roberto, y rujo y rujo como hacen todos los leones.
(Perro y gato se miran)
NICASIO.-
¡Adelante!
BRUNO.-
¡Adelante!
ROBERTO.-
(Todavía más erguido y orgulloso)
Yo soy un león, el león Roberto, y rujo y rujo como hacen todos los leones.
(Intenta rugir, lo intenta y lo intenta para al final conseguir un “¡burf!”, perro y gato se miran y estallan en risas)
BRUNO.-
¡Ji, ji, ji, que me parto!
NICASIO.-
¡Vaya un león de chichinabo!
ROBERTO.-
¡No os riáis de mí, soy un león de verdad!
NICASIO.-
¡Adelante!
BRUNO.-
¡Adelante!
(El leoncito lo vuelve a intentar, pero sólo consigue otro “¡burf!”, perro y gato se miran y estallan en risas)
NICASIO.-
¡Que me mondo!
BRUNO.-
¡Que me mondo lirondo!
ROBERTO.-
¡Ya está bien, ahora vais a ver!
(Gato y perro le miran sin confianza ninguna, apoyados el uno en el otro, están agotados de tanto reirse)
(Roberto vuelve a intentarlo, de repente un gran rugido lo llena todo, gato y perro dan un salto del susto y se alejan todo lo que pueden del pequeño león)
NICASIO/BRUNO.-
¡Ay, mi madre!
(Roberto se ha quedado inmóvil, asombrado, vuelve a intentarlo y de nuevo un gran rugido lo llena todo)
BRUNO.-
¿Nos vamos, Nicasio?
NICASIO.-
Nos vamos, Bruno.
BRUNO.-
¡Un placer!
NICASIO.-
¡Encantado!
(Salen por patas, ladrando y maullando)
ROBERTO.-
¡Lo he conseguido, lo he conseguido!
(Se oye otro gran rugido, Roberto se queda inmóvil, mirando al público, entra su padre, Nicolás, un estupendo león)
NICOLÁS.-
Pero Roberto, hijo, ¿no te he dicho que eres muy pequeño para poder rugir?
ROBERTO.-
Entoces, ¿has sido tú, papá?
NICOLÁS.-
Claro, esos listillos se estaban poniendo muy pesados, que se metan con uno de su tamaño.
ROBERTO.-
¡Eso!
NICOLÁS.-
Pero mi pequeñín es el más valiente, no se ha dejado asustar.
ROBERTO.-
¡Eso, y cuando sea mayor rugiré y rugiré y nadie se meterá conmigo!
NICOLÁS.-
¡Eso es! Y ahora vamos a comer para que te pongas fuerte .
ROBERTO.-
Sí. ¡Mira papá, una pelota!
NICOLÁS.-
Seguro que es un premio por ser tan valiente.
ROBERTO.-
¡Después de comer podemos jugar!
NICOLÁS.-
Claro que sí.
ROBERTO.-
¡Cómo mola!
(Salen de escena)

(Entran sigilosamente perro y gato)
BRUNO.-
Se ha llevado nuestra pelota.
NICASIO.-
Bueno, es el rey de la selva.
BRUNO.-
¿Pero esto es la selva?
NICASIO.-
Pues debe ser.
BRUNO.-
Pues yo he pasado antes por delante de un supermercado.
NICASIO.-
Y yo.
(Se oye otro gran rugido)
BRUNO/NICASIO.-
¡Ay, mi madre!
(Al público)
¡Nos vemos!
(Se miran)
¡Nos vamos!
(Salen de escena, maullando y ladrando)

FIN


Otros textos breves y cuentos:

Guiones para títeres: El sombrero mágico

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El texto teatral que os traemos hoy está inspirado en una leyenda maya. No habla del fin del mundo. Nos enseña a vivir, a compartir y a relacionarnos, sin convertir la realización de nuestros deseos en el centro de nuestra existencia. Es una historia mágica, pero ligada a la magia de la vida y de la naturaleza. Recomendado a partir de los cincos años.

El sombrero mágico

(Entran Padre, Madre y Chico. El Chico lleva consigo un macuto o una mochila).
PADRE.-
Ya sabes, hijo, la vida se ha puesto muy difícil. Ya eres mayor y no tenemos dinero para seguir cuidando de ti.
MADRE.-
Pero es todavía un niño.
CHICO.-
No te preocupes madre, saldré adelante.
PADRE.-
Es casi un hombre.
(El Chico besa a su Madre y luego a su Padre, hace un gesto con la mano y sale de escena).
MADRE.-
Todavía es un jovenzuelo alocado.
PADRE.-
Pero tiene buen corazón.
(Padre y Madre se cogen de la mano y salen de escena).
(Árboles y arbustos entran en escena y conforman un paisaje).
(El Chico entra por un extremo del escenario, camina y camina, y sale por el otro extremo).
(Árboles y arbustos cambian de lugar y conforman otro paisaje).
(Un Anciano entra por uno de los extremos del escenario, camina tambaleándose y termina por caer al suelo; lleva consigo una mochila).
(El Chico entra por el otro extremo justo en el momento en el que el Anciano cae al suelo).
(El Chico se acerca rápido hasta el Anciano y le ayuda a sentarse).
ANCIANO.-
Gracias muchacho. Estoy débil porque hace días que no tomo comida alguna, y apenas me alimento de las hierbas que encuentro en el camino.
(El Chico se sienta junto al Anciano y saca de su mochila algunos alimentos).
CHICO.-
Mucho no tengo, pero compartiremos la comida.
ANCIANO.-
Eres muy bondadoso. Sin comida la vida es como una pesadilla.
CHICO.-
Jamás he pasado hambre. Aunque muy humildes, mis padres siempre me han dado aquello que han podido.
(Los dos personajes comen en silencio).
CHICO.-
Debo irme. Pero le dejaré la mitad de la comida que aún me queda.
(Mientras el Chico divide la comida que le queda, el Anciano busca en su mochila y extrae de ella un sombrero).
ANCIANO.-
Yo también te daré algo.
(El Chico ve el sombrero).
CHICO.-
Tal vez usted lo necesite más adelante.
ANCIANO.-
No todas las cosas son lo que parecen. Este sombrero tiene el poder de concederte tres deseos. Sólo alguien con un corazón bondadoso puede hacer uso de él. Úsalo pensando bien en lo que pides.
(El Anciano le coloca en la cabeza el sombrero al Chico).
(Repartida la comida y con su regalo sobre su cabeza, ambos personajes se despiden con un apretón de manos, y cada uno sale por un extremo de la escena).
(De nuevo, los árboles y arbustos conforman un paisaje distinto).
(Dos bandoleros entran en escena).
BANDOLERO 1.-
Ese tiene cara de pardillo.
BANDOLERO 2.-
Es un memo pardillo.
(Ambos se esconden entre los arbustos).
(El Chico entra en escena y cuando está cerca del escondite de los bandoleros, estos salen de su escondrijo y de dos estacazos lo dejan tumbado en el suelo).
BANDOLERO 1.-
Además de pardillo, es sordo como una tapia.
BANDOLERO 2.-
Es un memo con orejas de tapia.
(Y con la rapidez creada por la experiencia, despojan al muchacho de su mochila y lo atan a uno de los árboles cercanos. Durante el proceso, una naranja cae de la mochila y queda tirada en el suelo, no muy lejos de donde queda el Chico).
BANDOLERO 1.-
Esta tapia no podrá moverse de aquí.
BANDOLERO 2.-
Es un memo atado a un árbol.
BANDOLERO 1.-
¿Nos llevamos también el sombrero?
BANDOLERO 2.-
¿Y para qué queremos el feo sombrero de un memo?
(Y con grandes risotadas ambos se alejan del lugar. Al poco tiempo de que los bandoleros salgan del lugar, se despierta el Chico, que inútilmente intenta soltar sus ataduras).
(Sigue con su intento de liberarse hasta que descubre la naranja tirada en el suelo).
CHICO.-
Ojalá esa naranja pudiera moverse y me desatara.
(Justo después de decir esas palabras, la naranja comienza a moverse, surge una explosión de ella y vemos que la naranja se ha convertido en una Chica, más o menos de la edad que el Chico atado al árbol).
CHICO.-
¡El sombrero!
CHICA.-
Muy bonito, si; pero creo que es mejor que te desate.
(La muchacha desata al prisionero. Y desde el momento en que se ve libre, el Chico corre y salta por el lugar, desahogando su alegría).
CHICO.-
¡El sombrero… El sombrero funciona…!
CHICA.-
No estoy muy segura de eso. Parece que te ha dado una insolación. Estás un poco loco. ¿No te habrán atado por loco?
CHICO.-
¿No lo entiendes?, este sombrero es mágico.
CHICA.-
Como sigas comportándote como un loco, vuelvo a atarte al árbol.
CHICO.-
¿No lo recuerdas?, eras una naranja.
CHICA.-
Claro, y tu, una pera.
(El Chico sigue saltando de alegría. La Chica lo observa y se ríe).
CHICA.-
Pareces un loco inofensivo. Vámonos de aquí. Si los que te ataron al árbol vuelven, te atarán de nuevo. Y a las naranjas no nos gusta ver a la gente atada. Venga, camina.
CHICO.-
No te arrepentirás de venir conmigo.
CHICA.-
Te equivocas. Tu eres el que el viene conmigo. Venga, pera, camina.
(Ambos se miran y ríen).
CHICO.-
Las peras somos menos ácidas que las naranjas.
CHICA.-
Ya, pero las naranjas rodamos mejor. Camina, que me ha parecido escuchar ruidos de gente que se acerca.
(Ambos salen de escena).
(Los árboles y arbustos que ha conformado hasta ahora el paisaje, desaparecen, y en su lugar entran algunos matorrales con flores y unos árboles frutales. El Chico y la Chica entran en escena. Y se detienen a contemplar el lugar).
CHICA.-
Este lugar es realmente bonito.
CHICO.-
Me encantaría tener una casa aquí.
(Apenas ha terminado de pronunciar la frase, y tras una explosión, aparece una casa en el lugar, rodeada de las flores y los árboles frutales; tiene un porche con dos columnas de madera).
(Con el susto de la explosión y con la aparición de la casa, la Chica queda sentada en el suelo, contemplando lo sucedido).
CHICO.-
¿No te sorprende que haya aparecido la casa?
CHICA.-
Lo que más me sorprende es que puedas tener razón, y que yo sea una naranja.
(Quedan un rato mirando el lugar y al poco el Chico y la Chica bostezan).
CHICA.-
Hace una noche maravillosa. Me encantaría quedarme a dormir en el porche, rodeada del olor de los árboles frutales.
CHICO.-
(Que se tumba en el suelo).
Un idea excelente.
(La Chica se tumba también en el suelo, no muy lejos de su compañero).
CHICA.-
Buenas noches, pera.
CHICO.-
Buenas noches, naranja.
(Enseguida quedan ambos dormidos. En ese momento, desde un extremo asoman las cabezas de los dos bandoleros).
BANDOLERO 1.-
El memo y la mema se han dormido.
(Ambos salen de su escondrijo y se acercan hasta los durmientes).
BANDOLERO 2.-
Bruto, ¿habías visto antes esta casa?
BANDOLERO 1.-
Está a pocos metros de nuestra guarida y nunca antes la había visto.
BANDOLERO 2.-
Es un regalo que nos hacen don memo y doña mema.
(Los bandoleros, sin despertarlos, atan al Chico y a la Chica, cada uno en una columna del porche).
BANDOLERO 1.-
Tienen el sueño profundo, no se han despertado los muy salvajes.
BANDOLERO 2.-
Y don memo sigue con este sombrero tan feo.
(Bandolero 2 le quita el sombrero al Chico y lo arroja no muy lejos de allí).
BANDOLERO 1.-
¿Dormimos fuera o dentro?
BANDOLERO 2.-
Dormir fuera cuando tienes una casa es de memos.
BANDOLERO 1.-
Ahora somos unos señores.
BANDOLERO 2.-
Vamos a dormir y mañana ya veremos qué hacer con estos dos.
(Ambos entran en la casa).
(La escena queda como detenida un instante. Hasta que una fea Bruja entra y se queda observando a la casa y a los dos prisioneros).
BRUJA.-
¿Quién es el tonto que ha construido esta casa en mis tierras?
(Y dando unas voces casi monstruosas).
¡Despertad todos los que duermen!
(Los dos muchachos se despiertan y se sorprenden tanto por estar atados, como por ver a la Bruja cerca de ellos).
(Los dos bandoleros aparecen desde dentro de la casa).
BANDOLERO 1.-
¡Qué tía tan fea!
BANDOLERO 2.-
¡Es una bruja!
BANDOLERO 1.-
Me da igual. Es una bruja muy fea.
BRUJA.-
¿Fea?
(Los señala con el dedo mientras habla).
Tu ratón serás, y tu en conejo te convertirás.
(Y con despliegue de explosiones, los dos bandoleros quedan convertidos, uno en ratón y el otro en conejo).
Así aprenderéis a tratarme con respeto y a no construir una casa en mis tierras.
RATÓN.-
Ro to ronstruí ta rasa.
BRUJA.-
¿Qué dices?, no entiendo el lenguaje de los ratones.
CONEJO.-
Cosotros no jemos construido nesta jasa.
BRUJA.-
Tampoco entiendo el lenguaje de los conejos. Marchaos de aquí, antes de que os convierta en boñiga de cabra.
RATÓN.-
Resto tes rinjusto.
CONEJO.-
Cesto nes jinjusto.
BRUJA.-
Contaré hasta tres y si no desaparecéis, boñiga de cabra seréis. Uno, dos…
(El ratón y el conejo salen a toda prisa).
BRUJA.-
(Observando al Chico y a la Chica, aún atados).
¿Y vosotros? Seguro que os tenían aquí para ser comidos en el desayuno. No es mala idea. Aunque la chica tiene aspecto de estar muy ácida. El chico seguro que tendrá una carne más dulce. ¡Atado y en silencio, me seguirás a mi guarida!
(Con una explosión, el chico queda desatado de la columna, pero queda atado a si mismo y a saltos se acerca hasta la Bruja).
CHICA.-
No te lo lleves así.
BRUJA.-
¿Qué quieres decir?
CHICA.-
No te lo lleves sin su sombrero. Es ese que está ahí. Sin él se resfría enseguida y resfriado no estará tan delicioso como supongo que te mereces.
BRUJA.-
Serás ácida, pero no eres tonta.
(La Bruja se acerca hasta el sombrero tirado en el suelo y luego de recogerlo se lo coloca en la cabeza al Chico).
CHICO.-
(Una vez la Bruja le ha colocado el sombrero).
Quiero que esta bruja desaparezca para siempre.
(Y la Bruja, con gran sorpresa propia, desaparece en medio de una nube).
(El Chico se acerca hasta la Chica y la desata).
CHICO.-
El sombrero ya no puede darme más deseos.
(Se quita el sombrero y lo arroja al suelo).
ANCIANO.-
(En off).
¿Dónde os habéis metido?
CHICO.-
Escondámonos, tal vez sean nuevos ladrones.
CHICA.-
O un brujo que puede devorarnos.
(Se esconden ambos).
(Entra el Anciano. Los dos muchachos salen desde sus escondites).
ANCIANO.-
Espero que hayas aprendido, chico. Sin la inteligencia de esta muchacha, ahora serías el desayuno de la bruja.
CHICO.-
Es cierto.
ANCIANO.-
Recuerda que conseguir tus deseos sin conocimiento sólo te llevará al caos y a la desesperación. ¡Ah!, y otra cosa; debéis abandonar esta casa; está construida en una tierra maldita.
(El Anciano desaparece en medio de una explosión).
CHICA.-
¿Es que aquí nadie se marcha de manera normal?
CHICO.-
¿Querrás venir conmigo, aunque ya no tenga deseos que se hagan realidad?
CHICA.-
Claro, pera.
(Comienzan a salir. La Chica se detiene, vuelve hacia atrás y coge el sombrero del suelo).
CHICA.-
No olvides tu sombrero.
CHICO.-
Ya no tiene el poder de convertir mis deseos en realidad.
CHICA.-
No, pero te servirá para protegerte del sol.
CHICO.-
¡Seré tonto!
CHICA.-
Un poco si, pero estoy creyendo que es algo normal en las peras.
CHICO.-
Menos mal que tengo una naranja a mi lado.
(Salen ambos con el sombrero).
FIN


Otros textos breves y cuentos:

Guiones para títeres: El pescador y la bruja Marichurri

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El cuento de hoy, El Pescador y la Bruja Marichurri, está inspirado en una leyenda vasca. Esta historia nos habla de la valentía y la confianza en nosotros mismos, así venceremos los obstáculos que se presenten en nuestro camino, por muy grandes y poderosos que parezcan.
Recomendado a partir de 5 años.

El Pescador y la Bruja Marichurri

(Entra de sopetón la bruja Marichurri, habla al público)

BRUJA.-
Dame lo tuyo,
dame lo tuyo,
es para mí,
es para mí.
Si no me lo das,
tu barca se hundirá.
Si no me lo das,
tu barca se hundirá.

¿Ha quedado claro? Pues hala, que me voy. Siempre con lo mismo, con lo que tengo que hacer.
(Se va refunfuñando)

(Aparecen el Sol y la Luna, cada uno en un extremo del espacio escénico)

SOL.-
Con lo tranquilos que estábamos.
LUNA.-
Ya ha vuelto la bruja Marichurri.
SOL.-
Es mala, mala.
LUNA.-
Lo quiere todo para ella.
SOL.-
¡Tenéis que tener cuidado!
LUNA.-
¡Cuidado tenéis que tener!
(Desaparecen)
(Entra Bartolo, el pescador, con un gran cesto de peces a la espalda)
BARTOLO.-
¡Je, je, hoy he pescado un montón! Tendremos para comer, para cenar y para el resopón.
(Entra la bruja de sopetón)
BRUJA.-
¡Te pillé!
(Bartolo, del susto, se desequilibra con el peso del cesto y casi se cae. Deja el cesto en el suelo, a su lado)
BARTOLO.-
¡Oiga, qué hace, casi tira mis peces!
BRUJA.-
Tus peces no, mis peces. ¡Venga ese cesto, que me pertenece!
(Va a echar mano al cesto, Bartolo se interpone)
BARTOLO.-
¡Pero qué dice! ¿Quién es usted?
BRUJA.-
¿Cómo que quién soy, es que no lo sabes?
BARTOLO.-
Por eso pregunto.
BRUJA.-
Soy la Bruja Marichurri, la que todo lo quiere.
(Bartolo se queda mirándola y estalla en risas)
BARTOLO.-
¡Ji, ji, ji,…Marichurri,…ji, ji, ji,…vaya nombre,…ji, ji, ji,… qué miedo,…ji,ji,ji,…
(La bruja aprovecha que Bartolo está despistado, agarra el cesto y lo arrastra sigilosamente alejándolo de él, Bartolo se da cuenta)
BARTOLO.-
¡Quieta ahí, Mediachuti! ¡Trae “pacá”!
(Arrastra el cesto hacia él)
BRUJA.-
¡Brrrr!
Dame lo tuyo,
dame lo tuyo,
es para mí,
es para mí.
Si no me lo das,
tu barca se hundirá.
Si no me lo das,
tu barca se hundirá.
(Bartolo bailotea siguiendo el soniquete de la Bruja)
BARTOLO.-
¿Qué dice de mi barca?
BRUJA.-
Si no me lo das,
tu barca se hundirá.
BARTOLO.-
Señora Mediachuti, no se acerque a mi barca.
Y ya, oiga, que no tengo todo el día.
(Se echa el cesto de peces a la espalda, la bruja le mira pasmada)
BARTOLO.-
¡Permisooo…!
(La bruja se aparta para dejarle pasar)
¡Graciaaas…!
(Sale de escena)

BRUJA.-
¡Qué poca vergüenza, hablarme a mí así!
¿No te austas de la bruja? ¡Ya te asustarás!
La bruja Marichurri, en ola gigante se convertirá y tu barca hundirá.
(Saliendo de escena)
En ola gigante se convertirá y tu barca hundirá.
¡Ja, ja, ja, ja,ja!

(Entra Bartolo acarreando su cesto de peces, cruza la escena de izquierda a derecha, aparecen el Sol y la Luna, le hablan)
SOL/LUNA.-
¡Ten cuidado, Bartolo, cuidado debes tener!
BARTOLO.-
A ver si llego a casa y puedo dormir.
SOL/LUNA.-
¡Cuidado con la bruja, Bartolo, cuidado debes tener!
BARTOLO.-
¡Creo que ya estoy soñando, oigo voces!
SOL.-
¡Aquí arriba, hombre!
(Bartolo les ve, se le cae el cesto, no así los peces)
BARTOLO.-
¡Cáspita! ¡Qué día tan raro hoy!
SOL.-
Cuidado con la bruja.
LUNA.-
Quiere tus peces y tu barca también.
BARTOLO.-
¿Entonces, va en serio?
SOL.-
La bruja en ola gigante se convertirá.
LUNA.-
Y tu barca hundir querrá.
BARTOLO.-
Conmigo no va a poder, atraparé a la ola con mi red.
SOL.-
¡Bien pensado, valiente!
BARTOLO.-
¡Ja!
LUNA.-
Y cuando veas a la bruja le dirás: ¡en espuma de mar te convertirás!
BARTOLO.-
¡En espuma de mar te convertirás!
SOL/LUNA.-
¡Ja!
(Desaparecen)
(Bartolo se echa el cesto de peces a la espalda y continúa su camino)
BARTOLO.-
Mañana, muy temprano, saldré al mar con mi barca y venceré a la bruja. ¡Ja!
(Sale por la derecha)
(Aparecen en primer término las ondulaciones marinas, que van y vienen, algún pececillo saltarín, alguna ola sin importancia…entra Bartolo en su barca, lleva una enorme red)
(Bartolo mira a todos lados, en la inmensidad del mar)
BARTOLO.-
¿Dónde estará esa bruja?
(Mira hacia arriba, buscando al Sol y a la Luna)
BARTOLO.-
¡Hola!
(Nadie le contesta)
Miedo no tengo, pero un poco de susto…
(Oímos la voz de la bruja)
BRUJA.-
¡Ja, ja, ja, tu barca se hundirá!
BARTOLO.-
¿Dónde estás? ¡Deja que te vea!
(Aparece una ola pequeñita)
¿Tú eres “la mediachuti”?
(La ola se cuela por debajo de la barca, que se eleva suavemente, y se aleja)
BARTOLO.-
¡Pues vaya porquería de ola gigante!
(Oímos la voz de la bruja)
BRUJA.-
¡Ja, ja, ja, tu barca se hundirá!
BARTOLO.-
¡Dónde estás, deja ya de jugar!
(Aparece una ola, ésta sí que es gigante)
BARTOLO.-
¡Cáspita! ¡Ésta sí que sí!
(La ola se mueve alrededor de la barca, zarandeándola bruscamente y a Bartolo con ella)
¡Uooohh! ¡Socoorrooo! ¡Uooohh!
(Oímos la voz de la bruja)
BRUJA.-
¿Qué me dices ahora, eh, qué me dices?
BARTOLO.-
¡La red, tengo que lanzar la red! ¡Uooohh!
(Después de varios intentos fallidos, Bartolo consigue agarrar la red, hace gestos de coger impulso para lanzarla, la red se va elevando en el aire, es enorme.
BARTOLO.-
¡Uooohh! ¡Ésta sí que es buena!
(Bartolo lanza la red que atrapa a la ola, ésta se resiste, pero Bartolo tira y forcejea hasta que, de repente, desaparece la ola y aparece la bruja, chapoteando en el agua)
BRUJA.-
¡Socorro, glup, glup! ¡No sé nadar, glup, glup!
BARTOLO.-
¡En espuma de mar te convertirás!
BRUJA.-
¡Noooo!
(Se hunde la bruja y vemos una blanca espuma que se pierde en el mar)
BARTOLO.-
¡Cáspita!…¡Hurra, hurra! ¡Hurra, hurra, hurra!
(Con la emoción, zarandea la barca)
¡Uy, que me caigo!
¡Hurra, hurra, hurra!
(La barca se zarandea)
¡Uyyy!
(Aparecen el Sol y la Luna)
SOL/LUNA.-
¡Enhorabuena, Bartolo, lo has conseguido!
SOL.-
Has sido valiente.
LUNA.-
No has tenido miedo.
BARTOLO.-
Un poco sí he tenido, pero a la bruja he vencido.
LOS TRES.-
¡Hurra, hurra! ¡Hurra, hurra, hurra!
(La barca se zarandea)
¡Uyyyy!

FIN


Otros textos breves y cuentos:

Guiones para títeres: El mundo mágico de Pablito

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El guión de hoy es un cuento de aventuras, “El Mundo Mágico de Pablito”.
Aventuras para aprender a afrontar los peligros, a no asustarse mucho y para atreverse a tener imaginación.
Recomendado a partir de cinco años.

El Mundo Mágico de Pablito

(En el centro de la escena vemos a cuatro niños, cogidos de la mano, formando un corro)

NIÑOS.-
¡Una, dos y tres!
¡Al corro de la patata
comeremos ensalada
como comen los señores
naranjitas y limones!
PABLITO.-
(Rompiendo el corro)
¡Menuda tontería!
ROMINA.-
¡Siempre estás igual!
ROBERTO.-
¡Nos estropeas todos los juegos!
PABLITO.-
¡Naranjitas y limones, menuda tontería!
LAURITA.-
(La más pequeña)
¡Yo tampoco quiero!
ROMINA.-
¡Calla, Laurita!
LAURITA.-
¡Jo!
(Quedan enfadados y dispersos, Pablito y Laurita hacia un lado y Romina y Roberto hacia otro)
PABLITO.-
¡Ojalá supierais jugar a otra cosa!
ROMINA.-
¡Ojalá supieras tú!
LAURITA.-
¡Ojalá!
ROBERTO.-
¡Calla, Laurita!
LAURITA.-
¡Joó!
PABLITO.-
Un juego emocionante, donde pasen cosas.
ROBERTO.-
¿Un juego de misterio?
ROMINA.-
¿Un juego de aventuras?
LAURITA.-
¡Yupi, yupi!
PABLITO.-
¡Ojalá!
TODOS.-
¡Ojalá!
(Aparece, volando mágicamente, un papel misterioso, los niños lo ven)
TODOS.-
(Menos Laurita)
¡Oooohhh!
LAURITA.-
¡Oooohhh!
ROBERTO.-
¿De dónde ha venido?
ROMINA.-
¡Es misterioso!
PABLITO.-
¡Es emocionante!
(Pablito coge el papel)
LAURITA.-
¡Yupi, yupi!
ROBERTO.-
¿Qué pone, qué pone?
PABLITO.-
Venid al misterioso mundo de los cuentos.
TODOS.-
(Menos Laurita)
¡Oooohhh!
LAURITA.-
¡Oooohhh!
ROMINA.-
¿Qué más pone?
(Se miran entre ellos, miran al público y, con aire interesante, nos dan la espalda y leen en secreto su misterioso mensaje, les oímos cuchichear)
ROBERTO.-
¡Cómo mola!
PABLITO.-
¡Venga, vamos a hacerlo!
LAURITA.-
¡Yupi, yupi!
ROMINA.-
¡Todos de la mano!
(Se cogen de la mano, formando un corro como al principio)
TODOS.-
¡Corro misterioso
corro misterioso
cogidos de la mano
por si viene un oso!
(Esperan a ver qué ocurre, nada)
LAURITA.-
¡Jo!
TODOS.-
(Menos Laurita)
¡Calla, Laurita!
LAURITA.-
¡Joó!
TODOS.-
¡Corro misterioso
corro emocionante
trompa de colores
ven en un instante!
(Aparece una gran trompa de colores, que se mueve ondulantemente y emite un “glump, glump”. Los niños se asustan, rompen el corro pero siguen cogidos de la mano, intentando esquivar a la trompa, que pretende absorverlos)
ROBERTO.-
¡Cuidado, que viene!
(Roberto es absorbido)
ROMINA.-
¡Roberto!
PABLITO.-
(Asomándose a la “boca” de la trompa)
¿Pero ésto a dónde lleva?
ROMINA.-
¡Ten cuidado!
(Pablito es absorbido)
ROMINA.-
¡No te muevas de aquí, Laurita!
(Asomándose a la trompa)
¡Pablitooo!
(Romina es absorbida)
LAURITA.-
¡Jo, yo también quiero ir!
(No ocurre nada)
¡Joó!
(Laurita es absorbida, desaparece la trompa)
(Vemos como se eleva un cartel: “Bienvenidos a El Caldero, donde se cuecen los cuentos”)
(Los niños entran rodando, despedidos por la trompa de colores, chocan unos con otros)
ROMINA.-
¿Te has hecho daño, Laurita?
LAURITA.-
No sé…
PABLITO.-
¡Mirad!
(Señala el cartel)
ROBERTO.-
¡Ahí va!
ROMINA.-
¡Lo hemos conseguido!
TODOS.-
¡Bieeeen!
(El cartel se va como ha venido. Detrás de los niños aparecen dos fantasmas, muchísimo más grandes que ellos, les observan y…)
FANTASMAS.-
¡Bu!
(Los niños se quedan quietos, se dan media vuelta, ven a los fantasmas y…)
NIÑOS.-
¡Aaaahhh!
(Salen corriendo de escena por parejas, Pablito y Laurita por un lado, Romina y Roberto por el otro)
(Cada pareja vuelve a aparecer por el lado que se fue, los fantasmas les asustan, se vuelven a ir corriendo. Entran todos a la vez por el centro, nuevo susto fantasmal, se caen del susto. Los fantasmas se ríen y se van)
ROBERTO.-
¡Qué susto!
PABLITO.-
¡Qué emocionante!
ROMINA.-
¡Esto sí que es misterio!
LAURITA.-
¡Yo quiero más!
(Se oye la voz de un pirata)
PIRATA.-
¡Qué estoy oyendo, unos pequeños mequetrefes!
(Entra de sopetón, enarbolando un gran espadón)
PIRATA.-
¡El pirata Malapata, el pirata Malapata!
NIÑOS.-
(Menos Laurita)
¡Ahí va!
LAURITA.-
¡Ahí va!
PIRATA.-
¡Dadme vuestros tesoros, malandrines!
PABLITO.-
¡De eso nada!
ROBERTO.-
¡Cállateeee!
PIRATA.-
(A Pablito)
¡Desenvaina tu espada, mequetrefe! ¡En guardia!
(Pablito se echa hacia atrás, cayendo encima de los otros, forman todos un montón)
LAURITA.-
¡En guardia!
PIRATA.-
¡Al abordajeeee!
NIÑOS.-
¡Aaaahhh!
(Salen corriendo, el pirata les persigue, recorren la escena varias veces)
ROBERTO.-
¡Nos persigue Malapataaaa!
PIRATA.-
¡No huyáis, cobardes!
ROMINA.-
¡Si tuviéramos espada!
PIRATA.-
¡Al abordajeeee!
NIÑOS.-
¡Aaaahhh!
(Están todos en escena cuando oímos la voz de la bruja)
BRUJA.-
¿Otra vez este escándalo? ¡Me has vuelto a despertar, Malapata!
PIRATA.-
¡Glup! ¡Es la bruja! ¡Retirada, mis valientes!
(Desaparece de sopetón)
PABLITO.-
¡Jo!
LAURITA.-
¡Jo, jo!
(Entra la bruja, los niños se amontonan, alejándose de ella)
BRUJA.-
¡Ya me tienes hasta, Malapata!
¡Ajá, conque erais vosotros los que gritabais!
PABLITO.-
No señora, era el pirata.
BRUJA.-
¡No me lleves la contraria!
ROBERTO.-
Es verdad, era el pirata.
BRUJA.-
¡Basta! Vosotros lo habéis querido.
(A Pablito)
¡El primero de aquí,
un sapo que dirá que sí!
(Instantáneamente, el niño se convierte en sapo y croa diciendo “sí”)
NIÑOS.-
(Menos Pablito)
¡Pablito!
PABLITO.-
¡Sí, sí!
BRUJA.-
¡Ji, ji, ji, yo me parto!
¡El último de allá,
un sapo que no sabe croar!
(Roberto se convierte en sapo y en vez de croar, maúlla)
NIÑOS.-
(Menos Roberto y Pablito)
¡Roberto!
ROBERTO.-
¡Miaauu, miaauu!
(La bruja se revuelca de la risa)
BRUJA.-
¡Ji, ji, ji,ji! ¡Ay, que no puede más!
(Entra en escena el Mago Merlín y toca con su varita a la bruja, a la vez que dice:)
MERLÍN.-
Pues si no puedes más, ¡a descansar!
(La bruja queda dormida y desaparece lentamente hacia abajo)
MERLÍN.-
Bueno, creo que con esto dormirá por lo menos durante cinco cuentos.
¡Hola, chicos!
PABLITO.-
¡Sí, sí!
LAURITA.-
¡Hola, hola!
ROBERTO.-
¡Miaauu, miaauu!
ROMINA.-
¡Eres el Mago Merlín!
MERLÍN.-
El mismo, pequeña. Ya veo que tenéis mucha imaginación, por eso habéis llegado hasta aquí.
ROMINA.-
A “El Caldero donde se cuecen los cuentos”.
MERLÍN.-
Eso es, pero ya veis que puede ser peligroso.
PABLITO.-
¡Sí, sí!
MERLÍN.-
No os podéis quedar.
ROBERTO.-
¡Miaauu, miaauu!
ROMINA.-
Es verdad. ¿Pero puedes ayudar a nuestros amigos?
MERLÍN.-
Ah, eso no puedo hacerlo yo, tenéis que hacerlo vosotras.
ROMINA.-
¿Nosotras, cómo?
MERLÍN.-
¿Cómo se hace en los cuentos?
LAURITA.-
¡Yo lo sé, yo lo sé! ¡Tenemos que darles un beso, un beso!
MERLÍN.-
¡Muy bien, Laurita!
LAURITA.-
¡Jo, digo, yupi!
(Las niñas le dan un beso a sus amigos, que de inmediato retornan a su estado habitual)
PABLITO.-
¡Esto sí que son aventuras!
ROBERTO.-
¡Ya te digo!
MERLÍN.-
Y ahora formad otra vez un corro.
(Los chicos miran asombrados al mago)
PABLITO.-
¿Es Merlín?
ROBERTO.-
Yo creo que sí.
ROMINA.-
¡Vamos, chicos!
(Forman el corro)
MERLÍN.-
¿Preparados?
NIÑOS.-
¡Preparados!
MERLÍN.-
¡El corro de la patata
puede ser una lata
mejor hacemos magia
y volvemos a casa!
¡Ashazaflán!
(Y dicho esto desaparecen todos)
(Entra en escena Pablito, leyendo un libro)
PABLITO.-
¡Menuda historia, qué emocionante!
(Cierra el libro y lo deja en primer término, de manera que el público puede leer el título: “El Caldero”)
PABLITO.-
(Saliendo de escena)
¡Qué emocionante, menuda historia! ¡Jo!

FIN


Otros textos breves y cuentos:

Guiones para títeres: Las orejas del conejo

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El guión que os presentamos hoy está inspirado en una leyenda popular mexicana. Nos habla de la inteligencia, de la astucia y de la perseverancia. También de la bondad. Apropiado para niños a partir de los 4 años.

Las orejas del conejo

(Estamos en un bosque. Vemos un grupo de árboles y escuchamos el sonido de diferentes tipos de pájaros. De pronto, se escucha el ruido de un tremendo eructo. Entra el Presentador).
PRESENTADOR.-
Perdón, perdón; es que las judías no me sientan bien. Y en el pueblo cercano sólo tienen judías para desayunar, judías para almorzar y judías para cenar.
(Coge aire y queda un instante mirando al público).
Bueno, vengo a lo que vengo, y ya que he venido os voy a introducir la historia que hoy nos va a escenificar este grupo de teatro que me ha contratado…
(Coge aire).
Había una vez, hace muchos años, un conejo que tenía las orejas muy pequeñas, tan pequeñas como las orejas de un gatito. Lo cual era normal, porque todos los conejos de la época tenían las orejas así de pequeñajas. El conejo de la historia estaba contento con sus orejas, pero no con el tamaño de su cuerpo. Él quería ser grande, tan grande como el lobo, o el coyote, o el león. Un día cuando iba saltando por los campos, el conejo vio al león, rey de los animales, cerca del bosque.
(Entra un león).
PRESENTADOR.-
¡Ostras, Pedrín! ¡En mi contrato nadie dijo nada de leones! ¡Adiós, que ya me fuí!
(El Presentador sale tan rápido de escena que no se sabe si lo hace por la derecha o por la izquierda).
(Entra el Conejo, tiene unas orejas muy pequeñas).
CONEJO.-
(Que mira al León, que se pasea como si fuera el dueño del lugar).
¡Qué grande y hermoso es! Y yo soy tan pequeño y feo.
(El Conejo se sienta debajo de un árbol y comienza a llorar amargamente. El León, que lo ve, sacude su cabeza en señal de disgusto y sale).
(Lechuza asoma desde lo alto del árbol).
LECHUZA.-
¿Qué tienes, conejito? ¿Por qué lloras?
CONEJO.-
Lloro porque quiero ser grande, muy grande. Oye Lechuza, dicen que eres muy sabia. ¿No sabes cómo puedo resolver mi problema?
(La Lechuza queda en silencio durante un rato).
CONEJO.-
¿Te has dormido?, Lechuza.
LECHUZA.-
Pensaba, que es lo que hacemos aquellos que tenemos fama de sabios.
CONEJO.-
¡Ah, perdón!, yo es que soy muy bruto; perdóname.
LECHUZA.-
Conejito, debes visitar al brujo que vive en la Colina de los Brujos. Creo que él puede, si le caes bien, hacerte más grande.
CONEJO.-
Mil gracias, lechuza sabia. Voy a visitarlo ahora.
(El Conejo sale saltando de la escena. Desaparecen los árboles y con ellos también la Lechuza).
(Entra el Conejo que va atravesando la escena de un extremo a otro).
CONEJO.-
Lo malo es que cuando llegue a la Colina de los Brujos no sabré si he llegado, porque no la conozco.
(Sale con sus saltos).
(Entra en escena un promontorio, es la base de la Colina de los Brujos).
(Entra el Conejo).
CONEJO.-
¡Una Colina!, ¿será ésta la que busco?
(Desde abajo entra un cartel, que después de golpear al Conejo queda clavado en el suelo. En él puede leerse: “La Colina de los Brujos”).
(El Conejo cae al suelo por efecto del golpe. Se levanta tambaleante).
CONEJO.-
Aquí es…
(Cae de nuevo al suelo. Entra el Brujo, que lo observa un instante).
BRUJO.-
Buenos días. ¿Cómo estás?
CONEJO.-
(Que se levanta del suelo).
Un poco aporreado.
BRUJO.-
Debes perdonarme, pero el conjuro para que broten carteles no lo tengo dominado del todo. ¿Venías a verme a mi, o al cartel?
CONEJO.-
A usted, señor. Vengo porque estoy triste y estoy triste porque soy tan pequeño. Señor, usted con su inmenso poder, ¿podría hacerme grande, muy grande?
BRUJO.-
¿Por qué quieres ser grande?
CONEJO.-
Si soy grande, algún día yo, en vez del león, puedo llegar a ser rey de los animales.
BRUJO.-
Muy bien, es una razón como cualquier otra; pero primero tienes que hacer tres cosas difíciles. Entonces voy a decidir si debo hacerte más grande o no.
CONEJO.-
¿Qué tengo que hacer?
BRUJO.-
Mañana tienes que traerme el diente de un cocodrilo, un mechón de pelo de un mono y la piel de una serpiente.
CONEJO.-
Muy bien, señor. Hasta mañana.
(El Conejo sale de escena con sus saltos).
BRUJO.-
Desaparece cartel.
(El cartel desaparece).
Desaparece colina.
(La colina desaparece).
Me volveré invisible y estaré cerca del conejo. Así me aseguro de que no haga ninguna trampa. ¡Desaparece Brujo y aparece Cocodrilo!
(El Brujo desaparece y en su lugar aparece un Cocodrilo).
BRUJO.-
(En off).
No me ha salido nada mal el conjuro.
COCODRILO.-
¿Quién habla?
(El Cocodrilo mira aquí y allá, pero no ve a nadie).
(Entra el Conejo).
CONEJO.-
Hola, amigo cocodrilo. ¿Tienes aún el diente que se te rompió cuando mordiste una piedra?
COCODRILO.-
Claro que lo tengo, amigo conejo.
CONEJO.-
¿Podrías prestármelo?
COCODRILO.-
(Que lo coge de algún escondrijo en el suelo).
Aquí lo tienes. No te lo presto, te lo regalo.
(Le da el diente).
CONEJO.-
Eres un amigo.
(Sale el Conejo).
BRUJO.-
(En off).
Desaparece Cocodrilo y aparece Mono.
COCODRILO.-
(Mientras mira a su alrededor).
¡Sí, hombre!, ¡porque tú lo digas!
(Desaparece el Cocodrilo y aparece el Mono. El Mono corre, despistado de un lugar a otro).
MONO.-
¡Por la abuela de Tarzán!, ¿dónde está mi árbol?
(Entra el Conejo).
MONO.-
(Al Conejo).
¿Dónde está mi árbol?
CONEJO.-
¿Tú me darías un mechón de tus pelos?
MONO.-
Claro que no.
CONEJO.-
Un brujo…
MONO.-
¿Eres un brujo?
(Asustado).
¿Dónde está mi árbol?
CONEJO.-
¿Me das un mechón?
MONO.-
Vale, pero me devuelves mi árbol.
(Se arranca un mechón y se lo da al Conejo).
CONEJO.-
Gracias.
(Sale).
MONO.-
¿Y mi árbol, señor brujo?
BRUJO.-
(En off).
¡Perdón! ¡El mono al árbol y la serpiente al presente!
MONO.-
¡Árbol!
(Desaparece Mono y vemos a una Serpiente).
(Entra el Conejo).
CONEJO.-
¿Me darías alguna de tus pieles antiguas?
SERPIENTE.-
(Que ríe cuando escucha la petición del Conejo).
¡Qué gracioso animalillo!, ¿por qué iba a hacer yo tal cosa?
CONEJO.-
No te hace falta una piel antigua. Ya la has mudado y tienes otra.
SERPIENTE.-
(Que sigue riendo).
Contesta, ¿por qué tengo que darte nada?
CONEJO.-
Porque serás mi amiga y cuando en lugar del león, sea yo el rey de los animales, no te haré ningún daño.
SERPIENTE.-
(Ríe más que nunca).
¡Hacía tiempo que no reía tanto!
(Ríe).
Coge la piel que quieras por haberme hecho reír. ¡Un conejo el rey de los animales!
(Ríe y ríe).
Coge la que quieras, están en aquel agujero.
(El Conejo se acerca hasta el “agujero” y coge una piel).
CONEJO.-
Gracias Serpiente. Te prometo que nunca te haré daño.
(Sale el Conejo).
SERPIENTE.-
Este conejo, de pequeño tuvo que haber caído en una marmita de aguardiente.
(Ríe).
BRUJO.-
(En off).
Desaparece Serpiente. Y aparezco yo en la colina.
SERPIENTE.-
(Ríe cada vez más).
¡El Conejo quiere hacerme desaparecer!
(Desaparece).
(Aparecen tanto la colina como el Brujo. Al poco entra el cartel, que le da un porrazo al Brujo).
BRUJO.-
¡Porras!, tengo que perfeccionar los conjuros.
CONEJO.-
(En off).
¡Señor brujo!
BRUJO.-
Este conejo es muy astuto. Ha superado la prueba.
(Entra el Conejo, trae el diente, el mechón y la piel, y las deja en el suelo, delante del Brujo).
CONEJO.-
Aquí estoy con sus encargos.
BRUJO.-
Si te hago más grande, puede ser que hagas daño a los otros animales sin quererlo. Por eso voy a hacer grandes solamente tus orejas. Así podrás oír mejor y eso será muy útil cuando tus enemigos estén cerca.
(El Brujo toca las pequeñas orejas del Conejo y éstas se estiran hasta alcanzar el tamaño normal de las de un conejo normal y corriente. Todo lo hace tan rápido, que el Conejo no tiene tiempo de decir nada).
(El Conejo da unos saltos por el lugar).
CONEJO.-
¡Me encantan estas orejas! ¡Mil gracias, señor brujo! Usted es sabio y amable. Ahora soy muy feliz.
(Y sale de escena, con sus saltos y sus nuevas orejas).
(Aparece el Presentador).
BRUJO.-
¿Tú quién eres?
PRESENTADOR.-
Soy el presentador.
BRUJO.-
¡Vaya!, ¿y podrías presentarme a una brujita que hace tiempo que quiero conocer?
PRESENTADOR.-
Eso está hecho.
(Desaparecen ambos).
BRUJO.-
(En off).
¡Qué desaparezcan colina y cartel!
(Aparece la Serpiente, que sigue riendo).
SERPIENTE.-
¡Me mondo!, ¡ahora quiere hacer desaparecer una colina!
(El cartel golpea a la Serpiente y desaparece todo).

FIN


Otros textos breves y cuentos:

Guiones para títeres: El pueblo de los fantasmas

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Os presento una historia de fantasmas. Está inspirada en un cuento de Gianni Rodari titulado Aquellos pobres fantasmas. No es una adaptación del cuento, ya que de él sólo he tomado un par de elementos. Pero citando el cuento doy pie también a que los amantes de los fantasmas de pacotilla, puedan tener interés por esa otra lectura aparte de ésta.
Este texto, según como se represente, puede ser válido para espectadores muy pequeños, para otros medianos e incluso para algunos de esos que ya son grandes.

El pueblo de los fantasmas

(Estamos en un pueblo, vemos sus calles y un cartel con el nombre del lugar “Pastaflora”; pero no vemos a sus gentes. El color predominante de las casas es similar al color de la pasta de membrillo).
(Suena una música misteriosa).
(El Presentador asoma por uno de los extremos y avanza de puntillas hasta el otro extremo. Sale. Vuelve a asomar y se acerca lo más posible al público).
PRESENTADOR.-
Estamos en Pastaflora, el pueblo en el que viven muchos fantasmas. Y están a punto de salir de sus escondrijos… Pero aquí los fantasmas tienen un problema…
FANTASMA 1.-
(Off).
(El típico sonido de fantasma).
Uuuhhh…
VECINO 1.-
(Off).
¡Cállate de una vez, pesado!
PRESENTADOR.-
Y es que en Pastaflora no le tienen miedo a los fantasmas.
(Se escucha un arrastrar de cadenas).
Creo que yo aquí, estoy de más. Y es que en mi pueblo, Panettone, le tenemos mucho miedo a los fantasmas.
(Sale. Asoma la cabeza).
Y entonces, ¿qué hago yo aquí?
(Sale el Presentador).
(Entra Fantasma 2, rodeado de cadenas, que llegan hasta el suelo. Continúa el sonido de las cadenas. El Fantasma se mueve como tratando de hacer el máximo ruido con sus cadenas).
(Entra Vecino 1).
VECINO 1.-
¿Adónde vas con ese ruido?, ¡tienes que echarle aceite a esas cadenas!, ¡abandonado, que eres un abandonado!
(Sale Vecino 1).
FANTASMA 2.-
Jo… ¿Por qué me llamas abandonado?, si a mí me gusta que las cadenas suenen. ¡Es deprimente!
(Sale Fantasma 2).
(Entra un Niño).
NIÑO.-
Ya tendría que estar en casa… Mi madre me va a reñir.
(Entra Fantasma 1).
FANTASMA 1.-
(El típico sonido de fantasma).
Uuuhhh…
NIÑO.-
(Después de mirar un instante al fantasma).
¡Serás cochino!, llevas la sábana toda sucia; ¿tu madre no te riñe por eso?FANTASMA 1.-
Ooohhh…
NIÑO.-
(Que toma ese sonido como una negativa).
¡Buah!, pues será mi madre la única que riñe cuando llego sucio de la calle. Yo de mayor, quiero ser fantasma.
(Sale el Niño).
FANTASMA 1.-
¿Eeehhh…?, ¿es que ni los niños se asustan de nosotros?
FANTASMA 2.-
(Que entra de golpe).
¡Buuhhh!
(Fantasma 1 da un salto del susto y da un grito. Fantasma 2 se ríe).
FANTASMA 1.-
Jo, que entre nosotros no podemos asustarnos.
FANTASMA 2.-
Perdona, pero es que hace meses que no asusto a nadie, y lo echaba de menos.
(Entran Fantasma 3 y 4. Se saludan entre ellos con el sonido de los fantasmas):
TODOS PARA TODOS.-
¡Uhhh!… ¡Uh!
FANTASMA 3.-
¿Sabéis lo que me ha dicho una mujer?
FANTASMA 4.-
¡Pero si ya lo contaste ayer!
FANTASMA 3.-
(Sin hacerle caso).
… Que porqué no me quitaba la sábana un rato, que necesito tomar el sol.
FANTASMA 2.-
Vivir en Pastaflora es un asco.
FANTASMA 1.-
Tenemos que hacer algo. ¡Debemos tomar la calle!
FANTASMA 4.-
¿Y dónde te crees que estamos?, ¿en una cafetería?
(Todos miran a su alrededor).
FANTASMA 3.-
Los que debemos hacer es marcharnos.
FANTASMA 1.-
Es verdad. En esta cafetería no traen café.
LOS OTROS.-
¡Calla!
FANTASMA 1.-
(Enfadado).
¡Buh!
FANTASMA 3.-
Hay que marcharse a otro pueblo. Emigremos a uno en el que la gente se asuste.
FANTASMA 1.-
¡Claro, eso es!, ¿seré tonto?
LOS OTROS.-
Sí, un poco.
FANTASMA 1.-
(Enfadado).
¡Buh!… Pues ahora no os digo lo que he recordado.
FANTASMA 4.-
Venga… No seas tonto.
FANTASMA 1.-
(Otra vez enfadado).
¡Buh!
FANTASMA 2.-
Somos tus amigos.
FANTASMA 1.-
Sois unos fantasmas ingratos… Está bien… Mi abuelo siempre decía que en el pueblo de Risotto todos se asustan con sólo verte pasear por una habitación.
FANTASMA 2.-
¿Sin arrastrar cadenas?
FANTASMA 1.-
Con sólo pasear.
FANTASMA 3.-
¿Y alguien sabe cómo llegar a Risotto?
FANTASMA 1.-
Yo.
FANTASMA 4.-
Jo… Y parecía tonto.
FANTASMA 1.-
(Enfadado).
¡Buh!
FANTASMA 5.-
(Que entra de improviso).
¡Ahhh! ¡Fantasmas!
FANTASMAS 1, 2, 3 y 4.-
¿Tú quién eres?
FANTASMA 5.-
Perdonad, pero es que me asusto con cualquier cosa.
FANTASMA 1.-
Pero si también tú eres un fantasma.
FANTASMA 5.-
Ya. Un fantasma cansado de que nadie se asuste de mí. Por eso he emigrado a este pueblo.
FANTASMA 4.-
Nosotros ya nos íbamos. Aquí nadie se asusta de nosotros.
FANTASMA 5.-
¿Ni arrastrando cadenas?
FANTASMA 3.-
Con nada, muchacho. Nosotros nos vamos a Risotto.
FANTASMA 5.-
Yo vengo de Risotto. Allí encontraréis buen arroz, pero nadie a quien asustar.
FANTASMAS 1, 2, 3 y 4.-
(Decepcionados).
¡Buh!
FANTASMA 5.-
Esto es el fin.
FANTASMA 3.-
No hay nada que hacer.
TODOS.-
(Decepcionados).
¡Buh!
(Salen todos).
(El Presentador asoma la cabeza).
PRESENTADOR.-
Pobres, hasta pena me dan.
(Sale).
(Entran Fantasmas 1 y 2).
FANTASMAS 1 y 2.-
(Aburridos).
¡Buh!
(Entra el Presentador. Tiembla de arriba a abajo).
PRESENTADOR.-
(Habla entrecortado).
Señores fantasmas…
FANTASMA 1.-
Mira, uno que tiene frío.
PRESENTADOR.-
En Panettone le tenemos miedo a los fantasmas.
FANTASMA 2.-
Nadie le tiene miedo a los fantasmas.
PRESENTADOR.-
¿Por qué no vienen a Panettone?, allí serán felices.
FANTASMA 1.-
¿Y os asustaréis?
PRESENTADOR.-
Mira como tiemblo.
FANTASMA 2.-
¿No es frío?
PRESENTADOR.-
Es miedo. Los de Panettone somos así.
FANTASMA 1.-
Vaya.
PRESENTADOR.-
Somos tan miedosos que vienen de otros pueblos a quitarnos nuestras cosas. Somos una pena.
FANTASMA 1.-
¡Uhm! A lo mejor, es posible que todos lleguemos a ser felices. ¡Chicos!, nos vamos a Panettone.
PRESENTADOR.-
¡Ay, qué miedo!
FANTASMA 2.-
Somos buena gente.
PRESENTADOR.-
Si ya les voy cogiendo cariño…
(Salen los tres).
(Cambia una parte del decorado y vemos otras casas, el color predominante es parecido al del bizcocho tostado).
(Entran Fantasmas 3, 4 y 5 a todo correr).
FANTASMA 3.-
Esperadnos, caramba.
(Observan las nuevas casas color bizcocho tostado).
FANTASMA 4.-
Estamos llegando al otro pueblo.
FANTASMA 5.-
¡Viajamos a la velocidad de la luz!
FANTASMA 3.-
¡Fíjate tú!
(Salen los tres a gran velocidad).
(Cambia también el decorado de las otras casas. Estamos en Panettone y hay un cartel que lo pone, y todo. El color bizcocho tostado es el predominante, sin lugar a dudas).
PRESENTADOR.-
(Que entra).
Y desde entonces, vivimos en paz y armonía.
(Entra un Bandolero. Lleva un antifaz y está mal afeitado).
BANDOLERO.-
¡Alto!, déjate de monsergas y dame tu dinero.
PRESENTADOR.-
(Que se pone a temblar y habla entrecortado).
Ya quisiera yo, señor bandolero, pero tengo mucho miedo. Detrás de usted hay un fantasma.
BANDOLERO.-
Sí, claro. Y Panettone no es un pueblo, sino un bizcocho.
(El Bandolero se da la vuelta para mirar detrás suyo, donde no hay nadie. En el momento en que deja de mirarlo, el Presentador sale rápido y en su lugar entran los Fantasmas 1 y 2. El Bandolero vuelve a mirar hacia donde estaba el Presentador y se encuentra con los fantasmas).
BANDOLERO.-
¿Qué?
FANTASMAS 1 y 2.-
(Con ánimo de asustar).
¡Buh!
BANDOLERO.-
(Mientras sale a todo correr).
¡Socorro, fantas, fantas, fantas… Mamá…!
(Sale).
FANTASMA 1.-
Aquí da gusto vivir.
PRESENTADOR.-
(Que entra).
¡Oh!, gracias a vosotros ya no nos roban.
FANTASMA 2.-
Tú nos ayudas.
FANTASMA 1.-
Y nosotros te ayudamos.
PRESENTADOR.-
Y como dije antes, ahora vivimos en paz y armonía.
FANTASMA 1.-
(Con ánimo de asustar).
¡Buh!
(El Presentador sale a toda prisa, mientras grita asustado).
FANTASMA 2.-
Vivir aquí es una gozada.
FANTASMA 1.-
¡Ya te digo!
FANTASMA 2.-
(Al Presentador huido).
Espera hombre, que era una broma.
FANTASMA 1.-
Me encanta Panettone.
(Salen los dos).
FIN


Otros textos breves y cuentos:


Textos breves de teatro infantil

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¡725.688 visitas! Desde que el año pasado iniciamos la publicación de textos breves para representar, las visitas a estas modestas aportaciones han aumentado de manera notable, e incluso de forma sobresaliente en algunos casos. Y es que 725.688 son muchas visitas para leer teatro.

Aquí presentamos la introducción de los guiones que no han sido reseñados antes de manera colectiva.

El ratón que cayó en la cuba de vino:

En esta historia de gatos y ratones nos hablan de verdades y mentiras, de listos y listillos. Un guión de cinco personajes para niños y niñas de a partir de los cinco años. Todo comienza un día en que un ratón cayó dentro de una cuba de vino y luego no pudo salir de ella. Y es que la capacidad para resolver problemas es una de las cuestiones que niños y niñas deben aprender para saber enfrentarse a la vida.

El demonio de la jarra:

Por fin podemos publicar aquí la versión teatral de este antiquísimo cuento titulado “El demonio de la jarra”, para cuatro personajes y una jarra. Recomendado para seres humanos a partir de los 5 años. Una historia que nos enseña valores fundamentales para la convivencia.

Hermanito y hermanita:

Hoy os presentamos nuestra versión del cuento clásico de los hermanos Grimm, Hermanito y Hermanita, recomendado para niños y niñas a partir de 4 años. Un guión que nos divierte y nos habla de valores como la valentía, el compañerismo y no rendirse ante las dificultades, que lo disfrutéis.

El gatito desobediente:

Hoy os contamos un cuento popular ruso, El Gatito Desobediente. En esta historia los personajes son animales, los niños se identifican fácilmente con ellos ya que les ayuda a simplificar y entender la realidad. Recomendado a partir de tres años.

La cabrita mentirosa:

El guión de hoy es una adaptación de un cuento popular francés, La Cabrita Mentirosa. Esta historia nos enseña el valor del trabajo y la importancia de decir la verdad. Recomendado a partir de tres años.

La bella durmiente del bosque:

Con este guión hemos querido ofreceros una simpática adaptación del cuento clásico La Bella Durmiente del Bosque. Se tiene noticia de esta historia al menos desde el siglo XIV… Versiones anónimas, Perrault, hermanos Grimm… Recomendado a partir de los 5 años.

El príncipe Burrisapo:

Os presentamos el cuento “El Príncipe Burrisapo”, una sencilla historia de príncipes y brujas que nos habla de valores importantes: la valentía y la perseverancia, el tesón para conseguir lo que uno desea. Recomendado para niños a partir de tres años.

Miedo al atardecer:

El guión que os presentamos hoy es una historia de miedo. Los cuentos de miedo se han utilizado desde siempre para educar a los niños en la valentía, para enseñarles que aunque algo nos asuste hay, que ser valientes, buscar soluciones y enfrentarse a ello. Recomendado a partir de ocho años.

La guerra de los ratones:

El guión de hoy trata de la guerra, aunque más bien habría que decir que resalta el valor de la paz y de la no violencia. ¿Cómo iniciaron ratones, gatos y perros su enemistad ancestral? La respuesta a esa pregunta nos lleva al porqué de la guerra. Es una historia recomendada para niños y niñas a partir de los 5 años.

La bruja Piruja:

El guión de hoy es una historia de miedo, pero sólo un poco. Un cuento de brujas, conjuros y misterio pero sólo un poco, lo justo para aprender a crecer. Un “juego rítmico” de repetición, que ayuda siempre a entrar en acción. Recomendado a partir de tres años.

El demonio dice: ¿truco o trato?:

¿A que tenéis ganas de un poco de miedo? Pues aquí tenéis un guión para títeres de miedo, quiero decir para pasar miedo. Este cuento es una adaptación de la leyenda de origen celta Jack O’Lantern; en esta leyenda se basan algunas de las costumbres de la festividad de Halloween. Recomendado a partir de 5 años.

Fuchelo y la muerte:

Espíritus, fantasmas, zombies…todos los personajes de Halloween, de la Noche de los Difuntos, rondan alrededor de uno de nuestros grandes miedos: la muerte. Protagonista también de tantas historias y tantos cuentos de miedo. Para hacerla más cercana, para aprender a enfrentarnos a ella… Antaño era fácil encontrar cuentos sobre la muerte. Hoy los hemos incinerado y vivimos como si ella no fuera con nosotros. Recomendado a partir de siete años.

Pablito y su pelota:

El guión de hoy está pensado para ayudar a los pequeños a entender la importancia de compartir, la importancia de la amistad. Un cuento con un lenguaje sencillo, a ratos simbólico, como lo es nuestro mundo infantil. Recomendado a partir de tres años.

Muñeco de nieve y gatito de peluche:

Con toda historia se aprende un poquito más de la vida. Y como se acerca la Navidad, en este cuento hemos querido hablaros de la amistad, la esperanza, de no rendirse aunque las cosas se pongan feas. Todo ello importante en Navidad y también en marzo y abril. Y en febrero y septiembre… Recomendado a partir de cinco años. … Y en junio, y en agosto…

Papá Noel y sus duendes:

Todos sabemos que en Navidad ocurren cosas mágicas, historias sorprendentes… ¿Alguna vez os habéis preguntado si el trabajo de Papá Noel es sencillo? Nosotros sí lo hemos hecho… Recomendado a partir de 3 años.

El hombre huevo:

Os presento “El hombre huevo”, un texto para teatro, inspirado en uno de los cuentos más imaginativos de uno de los continentes más olvidados en materia teatral: África. Leedlo con cariño, que llega del pasado más remoto, cuando las fronteras eran inexistentes y los hombres y mujeres vivían en armonía con la naturaleza. Recomendado a partir de los 5 años.

El carbón de los Reyes Magos:

¿Alguno de vosotros se ha preguntado por qué los Reyes Magos dejan carbón en lugar de regalos a aquellos que se portan mal? Este cuento nos responde a esa pregunta. Recomendado a partir de 5 años.

Una noche de Navidad:

Este texto nos habla de una historia ocurrida en un establo hace muchos años. Nos habla de un milagro, de pobres y usureros; también de soldados de Tiberio César y de pastores. Un cuento sobre la solidaridad, recomendado a partir de los 7 años.

La caja mágica o el misterio de los pequeñito:

Hoy os presentamos La Caja Mágica o El Misterio de lo Pequeñito, un cuento tierno e imaginativo que nos ayuda a explicar a los niños que podemos hacer “grandes cosas” si creemos en nosotros mismos. Recomendado a partir de tres años.

Cuentos de la Luna:

La historia de hoy, Cuentos de la Luna, es un “juego imaginativo”, un mundo de ilusión, para incentivar en los pequeños la creatividad, la imaginación, el “soñar despiertos”. Recomendado a partir de tres años.

Pollito, una historia de Navidad:

En el cuento de hoy, “Pollito, una historia de Navidad”, los protagonistas vuelven a ser animales, algo que tanto gusta a los más pequeños por la facilidad que tienen para identificarse con ellos. Les hablamos de que hay que ser valientes en la vida, pero también precavidos, para no perderse… Recomendado a partir de tres años.

El león que no sabía rugir:

Hay que ser valientes y atreverse con las cosas de la vida, así aprendemos a hacernos mayores. Esto es lo que nos enseña el simpático león Roberto en este pequeño texto teatral, “El León que no sabía rugir”, pensado para los pequeños y para los que no lo son tanto. Recomendado a partir de tres años.

El sombrero mágico:

El texto teatral que os traemos hoy está inspirado en una leyenda maya. No habla del fin del mundo. Nos enseña a vivir, a compartir y a relacionarnos, sin convertir la realización de nuestros deseos en el centro de nuestra existencia. Es una historia mágica, pero ligada a la magia de la vida y de la naturaleza. Recomendado a partir de los cincos años.

El pescador y la bruja Marichurri:

El cuento de hoy, El Pescador y la Bruja Marichurri, está inspirado en una leyenda vasca. Esta historia nos habla de la valentía y la confianza en nosotros mismos, así venceremos los obstáculos que se presenten en nuestro camino, por muy grandes y poderosos que parezcan. Recomendado a partir de 5 años.

El mundo mágico de Pablito:

El guión de hoy es un cuento de aventuras, “El Mundo Mágico de Pablito”. Aventuras para aprender a afrontar los peligros, a no asustarse mucho y para atreverse a tener imaginación. Recomendado a partir de cinco años.

Las orejas del conejo:

El guión que os presentamos hoy está inspirado en una leyenda popular mexicana. Nos habla de la inteligencia, de la astucia y de la perseverancia. También de la bondad. Apropiado para niños a partir de los 4 años.

El pueblo de los fantasmas:

Os presento una historia de fantasmas. Está inspirada en un cuento de Gianni Rodari titulado “Aquellos pobres fantasmas”. No es una adaptación del cuento, ya que de él sólo he tomado un par de elementos. Pero citando el cuento doy pie también a que los amantes de los fantasmas de pacotilla, puedan tener interés por esa otra lectura aparte de ésta. Este texto, según como se represente, puede ser válido para espectadores muy pequeños, para otros medianos e incluso para algunos de esos que ya son grandes.



Puedes ver más obras de teatro en:


Obras de teatro para niños y niñas

Guiones de teatro para niños y niñas

Guiones para títeres: Caperucita Roja y el Lobo

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El texto que os presentamos es la versión teatral de uno de los cuentos infantiles más populares: Caperucita Roja. Es adecuado para los más pequeños, aunque siempre hay que tener cuidado para que no se asusten con la figura del lobo.
En esta versión no hay cazadores, a los que hemos sustituido por una figura mucho más educativa.

Caperucita Roja y el Lobo

(En un extremo de la escena vemos el exterior de la casa de Caperucita. Varios árboles completan el paisaje).
(Suena una música de misterio. La Luna atraviesa la escena).
(Entra Madre Loba y se acerca hasta una de las ventanas de la casa).
MADRE LOBA.-
Caperucita está dentro. Bien.
(Sale Madre Loba).
(Se escucha el aullido de un lobo).
(Entra el Lobo y se acerca también a la ventana, mira y se aleja).
LOBO.-
Sí, sí… Je, je…
(Sale).
(El Sol comienza su paseo por el cielo).
(Los siguientes diálogos son en off, hasta que se indique lo contrario).
MADRE.-
¿Quieres darte prisa, Caperucita?
CAPERUCITA.-
Pero si ya casi estoy.
(Entra la Madre desde la casa. Lleva consigo una cesta con diversos alimentos).
MADRE.-
Si es casi, no estás.
CAPERUCITA.-
(Que entra también desde la casa).
Jo, mamá; hoy estás muy nerviosa.
MADRE.-
Claro que estoy nerviosa. La abuela está enferma.
CAPERUCITA.-
Pero ya voy para allá.
MADRE.-
Además, soy tu madre y no tengo que darte explicaciones. Las madres podemos estar nerviosas.
CAPERUCITA.-
¿Y las hijas no podemos?
MADRE.-
(Dándole la cesta).
Llévale esta cesta a tu abuela. No te pares a mirar las flores. No vayas a dormirte. No hables con desconocidos. No te apartes del sendero. Y cuando llegues dale un beso a tu abuela.
CAPERUCITA.-
Sí, mamá; y después del beso le daré una patada…
MADRE.-
¡Caperucita!
CAPERUCITA.-
Jo, mamá; era una broma.
MADRE.-
Y no tardes.
CAPERUCITA.-
No, mamá.
MADRE.-
Pues ya estás tardando.
CAPERUCITA.-
Jo, mamá. Adiós…
(Sale Caperucita).
MADRE.-
(Alto, para que la escuche Caperucita).
Ten cuidado. Dicen que ha venido un lobo.
CAPERUCITA.-
(Que asoma).
Si, mamá; tendré cuidado con el topo.
(Sale).
MADRE.-
¡Caperucita!… Esta niña, ¡no se a quién ha salido!, ¿o sí?; no sé, estoy muy nerviosa.
(La Madre entra en la casa y dejamos de verla).
(El Sol vuelve a aparecer en el cielo. La casa desaparece de escena y en su lugar se colocan más árboles. Estamos en el bosque).
(Entra Caperucita. Se acerca hasta unas flores, se agacha y las mira).
CAPERUCITA.-
Qué olor tan bueno tienen. Y qué calorcillo hace aquí, al sol.
(Mira al Sol, en lo alto).
Y que lo sepas, das mucho sueño.
(Caperucita se acurruca en la base de un árbol y se queda dormida).
CAPERUCITA.-
(Como en sueños).
Sólo un poquito.
(Entra una vaca, que pastando, pastando, llega hasta donde duerme la niña).
VACA.-
(Habla siempre masticando, bueno, más bien, rumiando).
¿Hierba roja?
(Mira a Caperucita).
Decididamente, esto no es hierba. ¡Niña, despierta!
CAPERUCITA.-
(Que despierta, pero no se levanta).
Hola. Yo soy Caperucita Roja.
VACA.-
¿Y qué haces en el bosque?
CAPERUCITA.-
Voy a casa de mi abuela, a llevarle un pastel y una botella de vino. Es que está enferma, ¿sabes?
VACA.-
No vas a ninguna parte. Estás dormida.
CAPERUCITA.-
Bueno, sólo un poquito.
VACA.-
Ten cuidado. El lobo Jacobo ha llegado al bosque.
(Y con su rumiar, sale de escena).
CAPERUCITA.-
(Que vuelve a dormirse).
Ya me lo dijo mi madre. Jacobo, el topo.
(El sol avanza un poco más en el cielo).
(Entra un conejo, que avanza a saltos por el lugar).
CONEJO.-
Busco cosas naranjas, porque las zanahorias son naranjas.
(Se acerca hasta unas flores blancas).
¿Naranja? No, no, no; esto es blanco.
(Con sus saltos llega hasta Caperucita).
¿Naranja? No, no, no; esto es rojo. ¿Eres una zanahoria roja?
CAPERUCITA.-
(Que despierta, pero no se levanta).
¡Hala, eres un conejo!
CONEJO.-
¿Y tú, una zanahoria roja?
CAPERUCITA.-
No, soy Caperucita Roja. Voy a casa de mi abuela, a llevarle un pastel y una botella de vino. Es que está enferma, ¿sabes?
CONEJO.-
Ya me parecías muy grande pare ser una zanahoria.
CAPERUCITA.-
Eres un conejo que habla.
CONEJO.-
(Mientras sale con sus saltos).
Los conejos no hablamos. Y las vacas tampoco. Estás dormida y sueñas. Y recuerda, Jacobo el lobo está cerca.
(Sale).
CAPERUCITA.-
(Que se levanta de un salto).
¡Ay!, que me he dormido. Se me está haciendo tarde.
(Entra el Lobo).
LOBO.-
¿Y a dónde llegas tarde, niña?
CAPERUCITA.-
Voy a casa de mi abuela, a llevarle un pastel y una botella de vino. Es que está enferma. ¿Sabe usted algún camino más corto que este sendero? Es muy tarde y me van a reñir.
LOBO.-
Claro, claro. Un camino corto, muy corto. Lo conozco y también dónde está la casa de tu abuela. Ve por el centro del bosque. No hay camino, pero llegarás antes; te lo dice Jacobo.
CAPERUCITA.-
(Que se dirige al centro de la escena y desde allí camina hacia el fondo).
Es usted muy amable, Jacobo. Alguien me ha hablado de usted. Aunque no recuerdo quien pudo haber sido. Adiós y gracias.
(Sale Caperucita).
LOBO.-
Ha sido más fácil de lo que imaginé. Y yo llegaré a la casa de la vieja antes que la niña. Y allí me la comeré. Si lo hubiese intentado aquí, se habrían escuchado sus gritos. En la casa, nadie la oirá.
(Sale el Lobo por la izquierda).
(El sol desaparece, así como todos los árboles).
(Mientras suena una música rítmica, se coloca en escena el interior de la casa de la abuela. A la derecha está la puerta que da al exterior, a la izquierda otra puerta que da a otra habitación de la casa. Un armario y una cama forman parte de la decoración del lugar).
(La Abuela entra desde la puerta de la izquierda).
ABUELA.-
(Mientras se mete en la cama).
Esto no me gusta. Caperucita se retrasa.
(Alguien toca en la puerta: toc, toc, toc).
¿Eres tú, Caperucita?
LOBO.-
(En off, falseando su voz).
Sí, abuelita. Caperucita soy. Te traigo vino y una tarta.
ABUELA.-
Pasa, Caperucita; entra.
(Se abre la puerta y entra el Lobo).
LOBO.-
(Ya con su voz).
Hola, querida abuelita.
ABUELA.-
¡Eres el lo… lo…!
(Se incorpora en la cama).
¡Bo… bo…!
(Se desmaya).
LOBO.-
¡Bobo no, soy Jacobo!
(La mira).
¡Buah! Todo está resultando muy fácil. Se ha desmayado. Mejor, la esconderé para que no la vea la niña.
(La saca a rastras de la cama).
Esta me servirá para hacer una sopa.
(El Lobo se acerca con la Abuela hasta el armario, lo abre e introduce a la mujer dentro. Eso sí, durante el proceso, la anciana cae encima del Lobo varias veces, aplastándolo, ante las quejas del mencionado).
(Una vez la Abuela dentro del armario, el Lobo se introduce en la cama y se tapa hasta arriba. Tocan a la puerta y entra Caperucita).
CAPERUCITA.-
¡Hola, abuela!
LOBO.-
(Simulando su voz).
Acércate a la cama, Caperucita. Siéntate a mi lado, que no puedo levantarme.
CAPERUCITA.-
(Que se acerca hasta la cama).
Abuelita, qué orejas tan grandes tienes.
LOBO.-
(Aún con la voz cambiada).
Para oírte mejor, Caperucita.
CAPERUCITA.-
Abuelita, qué ojos más grandes tienes.
LOBO.-
Para verte mejor, Caperucita.
CAPERUCITA.-
Abuelita, qué boca más grande tienes.
LOBO.-
(Que se levanta de un salto).
¡Para comerte mejor!
(Y en ese preciso instante entra la Madre Loba por la puerta que da al exterior).
MADRE LOBA.-
¡Te he encontrado, Jacobo!, sabía que tarde o temprano pasarías por aquí.
LOBO.-
(Acobardado).
Pero mamá, madre querida; te equivocas. Caperucita y yo sólo jugábamos. ¡Uy, y cómo nos hemos divertido!
CAPERUCITA.-
Eso es mentira. ¡Me querías comer!
LOBO.-
Y ahora seguimos jugando. Contamos mentiras, se llama el juego.
CAPERUCITA.-
¡Mentira!
LOBO.-
Ay, ay; siempre jugando, Caperucita.
MADRE LOBA.-
¡Déjate de cuentos, que éste se ha acabado! Vamos para casa. Ya hablaremos allí.
LOBO.-
¿No empezarás otra vez con eso de ir al colegio?
MADRE LOBA.-
Me has adivinado el pensamiento.
LOBO.-
Mamá, el colegio es para los corderos.
MADRE LOBA.-
¡A casa, te digo!
LOBO.-
(Mientras sale).
El colegio es muy aburrido.
MADRE LOBA.-
Tú si que eres aburrido, siempre con las mismas tonterías.
(A Caperucita).
Lo siento por el susto, Caperucita. Éste hijo mío es un simplón.
LOBO.-
Jo… No soy simplón.
MADRE LOBA.-
Adiós Caperucita.
(Al Lobo).
¡Andando para casa!
(Salen los dos).
(Suenan unos golpes en la puerta del armario).
CAPERUCITA.-
Ay, mi madre. ¡Otro lobo!
ABUELA.-
(Desde dentro del armario).
¡Por el bigote de tu abuelo!, ¡sácame de aquí, que me falta el aire!
CAPERUCITA.-
¡Abuela!
(Caperucita se acerca hasta el armario, abre la puerta y la Abuela sale de él. Se abrazan ambas).
ABUELA.-
Ay, hija; como bien dice su madre: ese Jacobo tiene que aprender a ser un buen lobo.
(Suena una música de fiesta).
¡Ha comenzado la fiesta del pueblo! Vamos a buscar a tu madre y nos vamos para allá las tres.
CAPERUCITA.-
¿Vas a ir en camisón?
ABUELA.-
Es una fiesta de disfraces y yo voy disfrazada de abuela dormilona.
CAPERUCITA.-
¿No estabas enferma?
ABUELA.-
Claro. Y una fiesta es el mejor remedio.
CAPERUCITA.-
Jo, abuela; eres la bomba.
ABUELA.-
Y ya me verás cuando comience el baile.
CAPERUCITA.-
Jo, abuela…
(Salen las dos).
FIN


Otros textos breves y cuentos:



Guiones para títeres: La sabiduría del duende

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Este texto está basado en un cuento de la tradición sufí, más concretamente en las leyendas medievales del Mulá Nasrudín. “Son textos que tratan de distintos temas, generalmente morales, cuyas enseñanzas se amparan en el ingenio y el humor” (Wikipedia).
Para acercar esta historia a la tradición occidental de cuentos morales, hemos sustituido la figura del Mulá -es decir, del maestro sufí- por los poseedores de la sabiduría natural occidental, que no son otros que los duendes y los gnomos.
Recomendado a partir de los 7 años.

La sabiduría del duende

(El espacio debe dejar claro que estamos en el campo, al aire libre. Entre los elementos que figuren en la escena no debe faltar un pequeño promontorio).
(Entran Ambrosio, Willy, Martín y Lucho. Ambrosio trae entre sus manos un pergamino, un mapa; que está mirando mientras entran).
AMBROSIO.-
Debemos estar muy cerca.
WILLY.-
Eso ya lo dijiste hace tres horas.
(Martín y Lucho tropiezan entre ellos).
MARTÍN.-
Eres una patata.
LUCHO.-
Y tu, un mendrugo.
AMBROSIO.-
(Levanta los ojos del plano y observa el promontorio).
¡Esa es!, ¡la colina de los duendes!
WILLY.-
Eso no es una colina, mequetrefe; eso es un promontorio.
MARTÍN.-
¿Y eso se come?, yo tengo hambre.
LUCHO.-
Tú siempre tienes hambre.
(Ambrosio sube al promontorio).
AMBROSIO.-
(Como si invocara).
Duendes del bosque. Salid de vuestro escondrijo, que traemos el mapa de la colina de los duendes.
MARTÍN.-
¿Ves lo que pasa por no comer?, a éste se le ha ido la olla.
(Duende sale desde el promontorio).
DUENDE.-
Hola, buenas tardes.
(Como si una reacción en cadena se tratase, Ambrosio cae desde el promontorio, empuja a Willy y caen ambos sobre Martín y Lucho. Todos terminan en el suelo y observan al recién aparecido).
DUENDE.-
¿Alguno de vosotros me ha llamado?
LOS CUATRO AMIGOS.-
(A la vez que se levantan del suelo).
¡El duende!
DUENDE.-
Hola, buenas tardes.
AMBROSIO.-
Señor duende, hemos llegado hasta aquí para aprender de tu sabiduría. ¡La sabiduría de los duendes!
WILLY.-
¡Háblanos!
DUENDE.-
Yo, no obstante…
TODOS.-
Unas palabras de sabiduría, ¡por favor!
(El Duende se alza sobre el promontorio, como si estuviera en lo alto de un escenario. Los otros cuatro abajo, expectantes).
DUENDE.-
Tal vez… Bueno, yo… Supongo que si estáis aquí, ya sabréis que es lo que tengo que decirles.
TODOS.-
No… ¿Qué es lo que tienes que decirnos? No lo sabemos ¡Háblanos! ¡Queremos escucharte!
DUENDE.-
Si habéis venido sin saber qué es lo que yo tengo que decirles, entonces no estáis preparados para escucharlo.
(Dicho esto, se oculta de nuevo en el promontorio).
(Durante un instante, los cuatro amigos se quedan en silencio).
AMBROSIO.-
¡Qué inteligente!
WILLY.-
¡Sí, claro, qué inteligente!
MARTÍN.-
Si, qué inteligente, pero… qué breve.
AMBROSIO.-
Tiene la brevedad y la síntesis de los sabios. Porque tiene razón. ¿Cómo nosotros vamos a venir hasta aquí sin saber qué venimos a escuchar? Qué estúpidos hemos sido. Hemos perdido una oportunidad maravillosa. Qué iluminación, qué sabiduría. Vamos a pedirle que dé una segunda conferencia.
LUCHO.-
¿Eso fue una conferencia?
WILLY.-
Bueno, vale; pidamos que nos hable, pero si nos vuelve a preguntar si sabemos qué nos va a decir, en lugar de decir no, digamos si.
LOS OTROS TRES.-
Eso es, digamos que si.
(Ambrosio vuelve a subir al promontorio y declama con devoción).
AMBROSIO.-
¡Señor duende!, ¡denos una segunda oportunidad!, ¡ahora estamos dispuestos a aprender!
DUENDE.-
(Mientras vuelve a salir del promontorio).
Hola, buenas tardes.
(Como si una reacción en cadena se tratase, Ambrosio cae desde el promontorio, empuja a Willy y caen ambos sobre Martín y Lucho. Todos terminan en el suelo y observan al recién aparecido).
DUENDE.-
Mi conocimiento apenas alcanza para una conferencia. Jamás podría dar dos.
LOS OTROS CUATRO.-
(Que se levantan del suelo).
¡Por favor!, ¡háblanos!
DUENDE.-
(Que se alza otra vez sobre el promontorio, convertido de nuevo en escenario).
Tal vez… Bueno, yo… Supongo que ya sabréis qué he venido a decir.
TODOS.-
Si, claro, por supuesto que lo sabemos. Por eso hemos venido.
DUENDE.-
Bueno, si todos ya saben qué es lo que vengo a decir, yo no veo la necesidad de repetirlo.
(Dicho esto, se oculta de nuevo en el promontorio).
(Durante un instante, los cuatro amigos se quedan en silencio).
AMBROSIO.-
¡Brillante!
MARTÍN.-
¡Si, claro, este es el complemento de la sabiduría de la primera conferencia!
LUCHO.-
Qué maravilloso
WILLY.-
Si, pero… ha sido tan breve como la primera vez.
LUCHO.-
Es cierto.
AMBROSIO.-
Queremos más, queremos escucharlo más. ¡Queremos que este duende nos de más de su sabiduría!
WILLY.-
Bueno, vale; pidamos que nos hable, pero si nos vuelve a preguntar si sabemos qué nos va a decir, pensemos bien en nuestra respuesta.
LOS OTROS TRES.-
Entonces, respóndele sólo tú.
WILLY.-
Vale. Soy el que mejor habla.
(Ambrosio vuelve a subir al promontorio y declama con devoción).
AMBROSIO.-
¡Señor duende!, ¡denos una tercera oportunidad!, ¡ahora somos más sabios!
DUENDE.-
(Mientras vuelve a salir del promontorio).
Hola, buenas tardes.
(Como si una reacción en cadena se tratase, Ambrosio cae desde el promontorio, empuja a Willy y caen ambos sobre Martín y Lucho. Todos terminan en el suelo y observan al recién aparecido).
LOS OTROS CUATRO.-
¡Háblanos!
DUENDE.-
De acuerdo, os hablaré de nuevo. Pero será la tercera y última. Y una vez haya hablado, desapareceré de aquí para siempre.
LOS OTROS CUATRO.-
(Mientras se levantan del suelo).
¡Aceptamos!
DUENDE.-
(Que se alza otra vez sobre el promontorio, convertido de nuevo en escenario).
Tal vez… Bueno, yo… Supongo que ya sabréis de qué os voy a hablar.
WILLY.-
Algunos si y otros no.
(Se produce un largo silencio).
DUENDE.-
En ese caso, los que saben… cuéntenles a los que no saben.
(Y dicho esto, y en medio de una explosión, el Duende desaparece del promontorio).
(Los cuatro amigos se quedan aún otro instante en silencio).
AMBROSIO.-
(Mientras arroja el mapa al aire).
Ninguno de nosotros debe contar a nadie lo que ha pasado aquí.
WILLY.-
Jamás diremos nada.
MARTÍN.-
Se reirían de nosotros.
LUCHO.-
Prometámoslo todos.
LOS CUATRO.-
¡Lo prometemos!
(Salen los cuatro de escena).
(Entra el Duende y recoge el mapa del suelo).
DUENDE.-
(Ríe).
Yo no he prometido nada. Y si aparecen otros en busca de la sabiduría de los duendes, sí que tendré algo que contarles.
(Ríe).
Y menos mal que el truco de la explosión y el humo siempre les hace creer que he desaparecido para siempre.
(Ríe y se oculta de nuevo tras el promontorio).
FIN


Otros textos breves y cuentos:


Guiones para títeres: El sapito y el Señor de la lluvia

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Este texto teatral está inspirado en un cuento popular, del mismo título, de los indios yaquis, pueblo oriundo del estado de Sonora, en México. La cultura yaqui es rica y, como la de otros muchos pueblos indígenas, muy ligada a la naturaleza.
Recomendado a partir de los 7 años.

El sapito y el Señor de la lluvia

(La escena está vacía. Entran Operarios A y B, que traen la escenografía).
Operario A.-
Ser o no ser.
Operario B.-
No somos. Trabajamos en el teatro.
(Entre los dos extienden la escenografía de una plantación de maíz, pero muy decaída).
A.-
Adiós. Nosotros no salimos en la obra.
B.-
Bueno, ahora salimos. Porque nos vamos.
(Salen ambos).
(Cambia la luz, que nos remarca que estamos en el campo. Es verano y escuchamos el sonido de la chicharra. El centro del paisaje está dominado por la plantación de maíz, pero tan decaída que sospechamos que las cosas no deben ir bien).
(Entran Cuervo 1 y Cuervo 2. Caminan desolados y observan la plantación).
CUERVO 1.-
Compadre, esto va mal.
CUERVO 2.-
¿Y cómo va a ir bien?, hace meses que no llueve.
1.-
¿Qué comeremos cuándo se pierda la cosecha?
2.-
Yo te como a ti y tú puedes devorarme a mí.
1.-
No me gusta la comida con plumas.
2.-
Tampoco a mí.
1.-
Compadre, esto va mal.
2.-
Sí, mala cosa.
(Los dos Cuervos quedan en silencio contemplando la desolación).
(Entra el Saltamontes).
SALTAMONTES.-
La última vez que os vi, estabais más contentos.
(Los dos Cuervos miran al Saltamontes, luego a la cosecha y de nuevo al recién llegado).
1.-
Estamos perdidos.
SALTAMONTES.-
No tanto. Yo os he encontrado.
2.-
Si no llueve, perderemos la cosecha.
1.-
No tendremos nada para comer.
(El Saltamontes mira hacia la plantación. Hay un rato de silencio).
1.-
(A Cuervo 2).
¿Qué hace?
2.-
O piensa, o se ha quedado dormido.
1.-
¿Los saltamontes se comen?
2.-
Mi abuelo se comió uno por accidente y no lo recomienda.
1.-
Vaya. Y tu abuelo sabe lo que dice.
2.-
Sí, cuando no se queda dormido, como el saltamontes.
1.-
Yo no tengo sueño.
2.-
Es que no eres un saltamontes.
SALTAMONTES.-
Sólo encuentro una solución. Si queréis que llueva, debéis ir en busca del Señor de la Lluvia y pedirle que venga.
2.-
¡Anda!, no se me había ocurrido. Voy volando.
(El Cuervo 2 intenta volar, coge impulso, aletea y da con sus huesos en el suelo. Lo intenta una segunda vez, con idéntico resultado).
SALTAMONTES.-
¿Qué te sucede?
2.-
Hace días que no como nada. Estoy débil.
1.-
Espera aquí, compadre. Voy, y vuelvo.
(El Cuervo 1, como le sucediera antes al 2, intenta volar en dos ocasiones, pero sólo consigue aporrearse contra el suelo).
1.-
No hay nada que hacer.
2.-
Somos la ruina de lo que fuimos.
SALTAMONTES.-
Hay que pensar en otra solución.
(Saltamontes queda en silencio).
1.-
Dicen que es uno de los sabios. Pero yo creo que su única sabiduría es saber dormir de pie.
2.-
La ventaja de eso, es que jamás tiene que hacer la cama.
1.-
Bien pensado, compadre.
(Entra el Sapo de un salto. Mira al Saltamontes y luego a los Cuervos, éstos a su vez lo observan).
2.-
¿Los sapos se comen?
1.-
Cría sapos y te saldrá pelo.
2.-
Lo dejamos. Odio el pelo.
1.-
Bien dicho, compadre.
(El Saltamontes observa ahora al Sapo).
SALTAMONTES.-
Tú podrías ir.
SAPO.-
Pero si acabo de llegar.
SALTAMONTES.-
Tu charca debe estar seca.
SAPO.-
Apenas queda un lodazal asqueroso.
SALTAMONTES.-
Irás a buscar al Señor de la Lluvia.
SAPO.-
No puedo, me asustan sus truenos. Además, estoy débil… Mirad.
(El Sapo salta y al caer queda en el suelo, patas arriba, inmóvil).
SAPO.-
(Desde esa posición).
Estoy como muerto.
SALTAMONTES.-
(Casi en un grito).
¡Una mosca!
SAPO.-
(Al tiempo que da un salto prodigioso).
¿Dónde?
SALTAMONTES.-
Puedes saltar como nadie.
SAPO.-
El Señor de la Lluvia me asusta con sus ruidos.
(Los dos Cuervos se colocan cada uno a un lado del Sapo).
1.-
¿Qué clase de ruidos?
2.-
¿Algo así?
(Los dos Cuervos se ponen a gritar, situados cada uno en un extremo de la cabeza del Sapo. Éste se encoge en el sitio, sobrecogido. Los dos cuervos cesan sus ruidos).
1.-
Si no vas, te volveremos loco.
2.-
Y de locura sabemos bastante. ¿Verdad, loco?
1.-
Cierto, compadre.
SALTAMONTES.-
El fin no justifica los medios.
SAPO.-
Está bien, iré.
SALTAMONTES.-
Bueno, en ocasiones sí.
SAPO.-
Iré, pero si no vuelvo, mi final caerá sobre vuestra conciencia.
(El Sapo da un salto y sale de escena).
1.-
¿Tenemos conciencia?
2.-
No nos queda nada. Nos lo hemos comido todo.
SALTAMONTES.-
(Mientras sale).
Venid conmigo, os invito a comer algo.
(Sale).
1.-
¿A qué sabe algo?
2.-
No sé, pero sea lo que sea, algo será.
(Salen ambos tras el Saltamontes).
(Entran Operarios A y B).
A.-
Seguimos sin ser nadie.
B.-
Sólo trabajamos en el teatro.
(A y B recogen la escenografía que hay en escena).
A.-
Nos vamos.
B.-
Eso es redundante. Ya ven que salimos.
(Salen ambos con todo).
(De nuevo entran A y B. Arrastran una casa de piedra. Es como la típica casa que dibujan los niños, pero completamente hecha de piedra).
B.-
Pesa.-
A.-
Normal. Es de piedra.
(Entre ambos colocan la escenografía).
B.-
Nos vamos.
A.-
Y descansamos.
(Salen ambos).
(Escuchamos unos ronquidos tremendos que provienen de la casa. Al fondo, escuchamos también el sonido de los grillos).
(El Sapo entra de un salto).
SAPO.-
¡Ay, madre!, creo que he llegado.
(Se acerca con sigilo hasta la casa)
¡Ay, madre!, ¿cómo me he dejado convencer para venir hasta aquí?, ¡ay, ay!
(Durante un instante sólo escuchamos los ronquidos).
SAPO.-
(Casi en un susurro).
¡Señor de la Lluvia!
(Ronquidos).
(Llama, un poco más alto).
¡Señor de la Lluvia!
(Ronquidos).
¡Ay, madre!
(Ahora a todo gritar).
¡Señor de la Lluvia!
(Se escuchan truenos y la escena se ilumina con el resplandor de los relámpagos).
SEÑOR LLUVIA.-
(En off).
¡Mil millones de rayos!, ¿quién se atreve a molestarme en mitad de la noche?
SAPO.-
Vengo a buscarle para que nos llueva un poquito.
LLUVIA.-
(Sigue en off).
¡Rayos, truenos y relámpagos!, ¿me despiertas para eso?
SAPO.-
(Que se esconde detrás de la casa).
¡Ay, madre!
(El Señor de la Lluvia entra en escena desde la casa. Él es todo una nube gris de aspecto malhumorado. Innumerables gotas caen de la nube, de manera constante).
SEÑOR LLUVIA.-
¿Dónde te escondes, lagartija?
(El sonido de la lluvia domina el lugar, acentuado con los truenos y el resplandor de los relámpagos. Y así continuará hasta el final de la obra).
SEÑOR.-
¡Te encontraré, sabandija! ¡Nadie despierta al Señor de la Lluvia!, ¡recorreré cada centímetro de tierra!, ¡mil millones de rayos!
(Sale de escena).
SAPO.-
(Que asoma desde detrás de la casa).
¡Ay, madre!
(Se esconde de nuevo).
(Entran Operarios A y B. Llegan hasta la casa y la arrastran, y así la van sacando de escena. El Sapo queda al descubierto, acurrucado).
SAPO.-
(Al darse cuenta de la situación).
¡Ay, madre!
(De un salto sale de escena).
(Entran Cuervo 1 y 2. Sigue el sonido de la lluvia, los truenos y toda la parafernalia).
1.-
¡Estamos salvados!, ¡la lluvia ha llegado!
(Entra el Señor de la Lluvia).
SEÑOR.-
¡Venid aquí, sabandijas!, ¿vosotros me habéis despertado?
(1 y 2 corren y tratan de no ser alcanzados por la lluvia que cae del Señor de la Lluvia).
1.-
¿Qué le pasa a éste?
2.-
No sé, pero un cuervo mojado, es un bicho empapado.
(Salen de escena, perseguidos por el Señor de la Lluvia. Entra el Sapo y el Señor de la Lluvia entra a continuación).
SEÑOR.-
¡Mil millones de rayos!, ¡ven aquí!
(Salen ambos, perseguidor y perseguido).
(Entra el Saltamontes con un paraguas extendido sobre su cabeza).
SALTAMONTES.-
Así fue como, gracias al sapito, el Señor de la Lluvia llegó hasta la plantación de los cuervos.
(Entra el Señor de la Lluvia, que llueve sobre el paraguas del Saltamontes).
SEÑOR.-
¡Ahora verás!
SALTAMONTES.-
(Como si no pasara nada).
Y por eso, suele ocurrir, que llueve más durante la noche que durante el día, ya que la lluvia fue sacada de noche de su casa.
(El Saltamontes comienza a salir, tranquilo, como si la lluvia que cae no tuviese nada que ver con él).
SEÑOR.-
(Que sale tras él).
¿A dónde vas, mequetrefe?, aún no he acabado contigo.
(Sale).
(Cesan los sonidos de lluvia, así como los truenos, y los relámpagos).
(Entran A y B. Cada uno trae un mocho para fregar el suelo).
A.-
Lo han dejado todo empapado.
B.-
Ellos a firmar autógrafos, y nosotros a fregar.
A.-
Es el misterio de la vida.
(Friegan el suelo).
B.-
(Al público).
Esto se ha acabado. Supongo que habéis captado la moraleja.
A.-
Las moralejas son para los cuentos y no para el teatro.
B.-
Ya.
A.-
¿Cuál es la moraleja?
B.-
Que todo sendero tiene un final. Lo que te salva es elegir un camino con corazón.
A.-
Bien dicho.
B.-
Ya.
(Se oscurece la escena).
FIN


Otros textos breves y cuentos:


Guiones para títeres: La liebre y la tortuga

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Un texto teatral basado en la conocida fábula popular inglesa. Una historia que nos enseña mucho y bien a aquellos que tenemos un origen humilde. Un cuento sobre el esfuerzo, recomendado a partir de los 4 años.

La Liebre y la Tortuga

(Entran dos Ardillas, que traen un árbol).
ARDILLA 1.-
Hola, buenas tardes.
ARDILLA 2.-
Somos parte del equipo técnico del teatro.
1.-
Traemos y llevamos la escenografía.
2.-
Noche y día.
(Dejan el árbol en un punto concreto del escenario).
1.-
Adiós, buenas tardes.
2.-
Atentos todos, que comienza la función.
1.-
Bien dicho.
(Salen ambas).
(Entran Perro, Gato -muy elegante con un pañuelo al cuello-, Liebre y Tortuga. Hablan entre ellos, pero no entendemos lo que dicen, y sólo escuchamos un ligero barullo. Así hasta que se colocan junto al árbol).
PERRO.-
(A la Liebre).
Veo que te has recuperado muy bien de la caída.
LIEBRE.-
Así es, amigo. Me dolía tanto la pata que no podía ni caminar. ¡Y correr!, ni intentarlo. Vamos, que puede decirse que era más lenta que una tortuga.
(Ríen todos, menos la Tortuga).
TORTUGA.-
¿Qué has dicho?, pedazo de liebre.
LIEBRE.-
No te ofendas. He dicho que iba más lenta que una tortuga. Y es verdad. Las tortugas no sois, lo que se dice, rápidas.
(Ríen todos, menos la Tortuga).
TORTUGA.-
De acuerdo, no seré rápida, pero estoy segura de que si alguno de vosotros me retara a una carrera, podría ganarla.
(Ríen todos, menos quien tú sabes).
PERRO.-
Harías bien en mantener la boca cerrada.
GATO.-
Ya sabes, de boca cerrada no salen tonterías.
TORTUGA.-
Puedo ganar en una carrera a cualquiera de vosotros.
LIEBRE.-
¡Venga!, acepto el reto. Pronto te darás cuenta que hablas más rápido de lo que corres.
TORTUGA.-
Bien. Pero será una carrera con sus reglas. Y además, no será una carrera corta, todo lo contrario, será larga.
LIEBRE.-
Eres una tortuga loca.
PERRO.-
El reto está lanzado. El Gato y yo seremos el jurado. La carrera comenzará aquí mismo. Llegaréis hasta el río, atravesaréis el bosque y terminaréis en este mismo lugar.
TORTUGA.-
Me parece perfecto.
LIEBRE.-
Esto es absurdo. Esta tortuga no podrá ganarme jamás.
GATO.-
¿No tendrás miedo ahora, verdad?
LIEBRE.-
¿Miedo?, ¿de perder una carrera contra una tortuga? ¡No me hagas llorar!
(El Gato se desanuda el pañuelo del cuello).
GATO.-
Levantaré mi pañuelo en lo alto de mi brazo, lo dejaré caer, y en cuanto llegue al suelo, comenzará la carrera.
TORTUGA.-
¡Perfecto!
LIEBRE.-
Estaré riéndome de ti durante tanto tiempo, que no recordarás como era mi cara cuando estaba seria.
(El Gato levanta el pañuelo sobre su cabeza).
GATO.-
¡Atentos!
LIEBRE.-
¡Uy, qué miedo!
(El Gato suelta su pañuelo, que va cayendo, lento, hasta el suelo).
LIEBRE.-
(Mientras aún cae el pañuelo).
Un inicio de carrera digno de una tortuga.
(El pañuelo llega al suelo, y apenas ha llegado a su destino, la Liebre sale a tal velocidad de escena, que no nos da casi tiempo para verla salir).
(La Tortuga se da prisa en salir, pero casi nos hemos olvidado de la carrera cuando al fin sale de escena).
PERRO.-
Si hemos de esperar a que ambos lleguen a la meta, mejor será tener el estómago lleno.
GATO.-
O lo que es lo mismo: llenemos la tripa, que la vida es breve.
(Salen ambos).
(Entran las dos Ardillas. Cada una de ellas trae un árbol. Los colocan en el escenario).
1.-
¿La vida es breve?
2.-
Será la de ellos, que no deben cargar árboles.
(Salen y enseguida vuelve con dos árboles más, que dejan cerca de los otros):
1.-
¿Aspecto de bosque?
2.-
¡Uhm!, creo que lo suficiente… Y eso que han dicho de llenar la tripa, me ha dado hambre.
1.-
Está todo controlado.
(1 se acerca hasta uno de los árboles, y de hueco extrae una tartera con comida).
1.-
Comamos que somos hermanos.
2.-
Eres un buen hermano.
(Se sientan a comer junto a uno de los árboles, y se dedican a vaciar la tartera de su contenido).
(Entra la Liebre, corriendo, y atraviesa la escena en un suspiro. Las dos Ardillas dejan de comer mientras la otra pasa, y siguen su recorrido con la mirada).
1.-
(Una vez que la Liebre ha salido).
¿Qué ha sido eso?
2.-
Diría que eso, era alguien con mucha prisa.
(Asoma la Liebre por donde saliera).
LIEBRE.-
¿Eso es comida?
1.-
Y muy buena, por cierto. Si tienes hambre, siéntate con nosotros y come.
LIEBRE.-
Es la mejor noticia que ha llegado a mis oídos a lo largo de todo el día.
(La Liebre se sienta con las Ardillas y comen en fraternidad. Hablan, pero no distinguimos lo que dicen. Terminan de comer y primero se duerme la Ardilla 1, luego la Liebre y la Ardilla 2 es la última. Roncan las tres).
(Entra la Tortuga, que viene a todo correr, dentro de su lentitud).
TORTUGA.-
(Mientras sigue su avance).
¿No es ésa la Liebre? Muy confiada la veo.
(Tarda un rato, pero finalmente sale de escena).
(La Luna aparece en lo alto del cielo, atraviesa todo el espacio y sale. Escuchamos el canto de un gallo).
1.-
(Que despierta).
¡Sopla!, hemos dormido mucho rato.
LIEBRE.-
(Que se levanta de un salto).
¿Cuánto tiempo ha pasado?
1.-
Toda la noche y ya el gallo ha dado su primer saludo a la mañana.
2.-
(Que medio se incorpora).
¡Qué pedazo de siesta!
(Canta el gallo).
LIEBRE.-
¡No!
(Sale a todo correr).
2.-
Creo que no le gustan los gallos.
1.-
Es posible. Nosotros también debemos apresurarnos, llega el final de la obra.
(1 se levanta y coge uno de los árboles).
2.-
¿Sí?, yo no le he oído llegar.
1.-
¡Vamos!, te digo.
(1 coge otro árbol y comienza a salir con ellos. 2 se levanta, coge la tartera, la introduce en el hueco del árbol y sale tras su amigo, también con dos árboles. En escena sólo queda uno de los árboles).
(Entran Perro y Gato).
GATO.-
Hemos comido, cenado y hasta desayunado. Se me hace raro que la Liebre no haya llegado aún.
PERRO.-
Los misterios de la vida son infinitos.
(Entra la Tortuga, viene corriendo, a su estilo).
GATO.-
¡La Tortuga!
PERRO.-
¡Ánimo, que casi has llegado!
GATO.-
¡Bravo!
LIEBRE.-
(En off).
Gracias, casi llego.
(La Tortuga llega hasta el árbol que en el que la aguardan el Perro y el Gato).
GATO.-
¡Bravo!
PERRO.-
¡Eres la campeona!
LIEBRE.-
(En off).
Ya os lo había dicho.
GATO.-
¡Eres magnífica!
PERRO.-
¡Has ganado!
(Entra la Liebre, corriendo).
LIEBRE.-
Gracias, gracias; ha sido muy fácil.
(De pronto se queda inmóvil, mirando a los otros tres).
GATO.-
La Tortuga es la ganadora.
LIEBRE.-
¿Cómo la tortuga?, ¿y yo qué?
TORTUGA.-
Tú has sido demasiado confiada, y ésta tortuga te ha ganado la carrera.
GATO.-
¡Debemos contar la historia a todos!
(Salen Tortuga, Perro y Gato).
LIEBRE.-
¿Cómo que contar la historia?, ¿qué historia?
(Al público).
Jamás hubo tal carrera. Es mentira. Una tortuga nunca podrá ganarle a una liebre.
(Grita en la dirección en la que salieran los otros tres).
¡Deteneos!, ¿no será mejor que contéis la historia de Caperucita Roja, o la de la Ratita Presumida? ¡Esperad!
(Sale).
(Entran las dos Ardillas).
1.-
Así termina la historia, que nos enseña…
2.-
… Justo aquello que no esconde.
(Cogen entre ambas el árbol que queda y salen con él).
FIN


Otros textos breves y cuentos:


Guiones para títeres: El Rey que cazaba elefantes

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Este texto teatral está escrito como si fuera una leyenda, de las de antes. Es una historia en la que vence la Naturaleza y que nos dice que tarde o temprano es ella la que prevalece. Un texto corto, de no muchos personajes, recomendado a partir de los 7 años.

El Rey que cazaba elefantes

(La escena debe dejar claro que estamos al aire libre, en un lugar salvaje, en el que predomina la vegetación).
(Se escuchan los cantos de las aves. Todo, sin embargo, rezuma tranquilidad).
(Ahora escuchamos unos disparos de escopeta, uno, dos y así hasta cuatro).
(Dos Elefantes cruzan la escena. Huyen).
(Entra el Rey, que lleva una escopeta, y un Lacayo. El Rey se para en mitad de la escena y apunta hacia el frente, luego hacia el fondo y termina apuntando hacia el Lacayo).
LACAYO.-
Cuidado, Majestad; no soy un elefante.
REY.-
(Que baja la escopeta).
Tienes suerte, lacayo. ¿Hacia dónde han huido?
LACAYO.-
Hacia el interior de la selva. Es decir, hacia el lugar al que huyen siempre los elefantes.
REY.-
¡Excelente!
(El Rey avanza hacia el lugar por el que salieron los elefantes y sale de escena).
LACAYO.-
¿Excelente? ¡Espere, Majestad!
(Sale también).
(Por el otro extremo entran tres Elefantes, avanzan sigilosos).
ELEFANTE 1.-
¿Se han ido?
ELEFANTE 2.-
Yo diría que se han marchado.
ELEFANTE 3.-
Ese hombre es un peligro para todos nosotros.
ELEFANTE 2.-
Ese hombre es un peligro y punto.
ELEFANTE 1.-
Debe haber alguna manera de evitar que siga cazando elefantes.
(Escuchamos una explosión y el Mago aparece en escena).
MAGO.-
Existe una solución, pero no llegaréis hasta ella hablando como cotorras.
ELEFANTE 2.-
Querido Mago, ¿y sería usted tan amable de compartir esa solución con nosotros?
MAGO.-
Debéis utilizar la magia para vencer a ese hombre.
ELEFANTE 1.-
Por los huesos de mis antepasados. Usaré la magia y hasta las patadas en la espinilla, si hace falta.
MAGO.-
Existen unas palabras mágicas que debéis decir, pero tenemos que ir hasta mi cabaña, ya que no las recuerdo.
ELEFANTE 3.-
¡Qué poca memoria tenéis los humanos!, ¡vamos, vamos!
ELEFANTE 1.-
Si, no sea que regrese con su escopeta.
(Salen todos).
(Escuchamos disparos de escopeta).
(Entran el Rey y el Lacayo).
REY.-
¿Hacia dónde han ido?
LACAYO.-
No lo sé, Majestad, soy un lacayo y no un rastreador de huellas.
REY.-
Si yo no fuese un Rey campechano, te daría un guantazo con mi propia mano. ¡Adelante!
(Sale el Rey).
LACAYO.-
¿Un guantazo con una mano?, ¡esperad!
(Sale).
(Un Elefante cruza la escena, desde el lugar por el que salieron el Rey y el Lacayo. Huye y cruza la escena hasta volver a salir).
(Entran el Rey y su Lacayo).
LACAYO.-
No me preguntéis a dónde ha ido, porque no lo sé.
REY.-
Sois un villano.
LACAYO.-
Ya.
(Desde lo alto caen dos redes. Cada una de ellas atrapa a un personaje).
(Entra el Elefante 1).
ELEFANTE 1.-
¡El cazador ha sido cazado!
REY.-
¡Soltadme, soy tu Rey!
ELEFANTE 1.-
Sólo te soltaré si prometes no volver a cazar elefantes.
REY.-
¡Sois un villano!
LACAYO.-
¿También el elefante? Por favor, majestad, prometed que no cazaréis más elefantes y podremos irnos a palacio.
REY.-
¡Jamás!, ¡soy el Rey!
ELEFANTE 1.-
Las palabras del Mago escucharás y tú para siempre cambiarás.
LACAYO.-
¿Cambiar éste?, lo dudo.
(Una densa niebla se apodera en un instante de la escena, que se disipa también en un abrir y cerrar de ojos).
(Donde estaba el Rey vemos, con la escopeta a sus pies y la ropa hecha jirones sobre su cuerpo a un Elefante, junto a él está el Lacayo, libre de la red también. El Elefante 1 ha desaparecido).
ELEFANTE/REY.-
¿Qué me sucede?, siento como si de repente hubiese engordado dos mil kilos.
LACAYO.-
¡Os habéis convertido en un elefante!
ELEFANTE/REY.-
¿Que dices, villano?
(Levanta su trompa hasta sus ojos y da unos pasos).
¡Por las barbas del último rey visigodo!, ¿qué brujería es ésta?
LACAYO.-
Vaya, ahora no cazaréis más elefantes.
(Entra la Reina y dos Soldados).
REINA.-
¡Menos mal que os encuentro, lacayo! Estaba ya preocupada y he salido de palacio a buscar a mi marido.
ELEFANTE/REY.-
Reina mía, soy vuestro marido.
REINA.-
(Que se sobresalta al escuchar al elefante).
¿Me estáis llamando gorda?, ¿dónde está mi marido?
LACAYO.-
Es cierto lo que dice, mi Reina. El elefante es vuestro marido.
REINA.-
¿Habéis bebido vino, lacayo? Si este elefante fuera mi marido, yo ya me habría dado cuenta el día de mi boda.
LACAYO.-
¡Es él!
REINA.-
(Muy ofendida).
¡Estáis borracho! ¡Soldados!, detened a este lacayo y traedlo a palacio.
ELEFANTE/REY.-
Mi reina querida…
REINA.-
(A uno de los soldados).
Coge esa escopeta y si el elefante intenta seguirnos, dispárale.
(La Reina sale de escena con paso majestuoso. El soldado interpelado, coge la escopeta del suelo; mientras su compañero saca de escena al Lacayo).
SOLDADO.-
No te muevas de ahí. Se dónde tengo que disparar si no obedeces.
ELEFANTE/REY.-
Soy tu rey.
SOLDADO.-
Como quieras, pero si te mueves de ahí, disparo.
(Se escucha una explosión y el Mago aparece en escena).
(El Soldado apunta con la escopeta hacia el recién llegado).
SOLDADO.-
¡Alto!, ¿quién eres?
MAGO.-
Las palabras del Mago escucharás y tú como un tronco dormirás.
(El Soldado deja caer la escopeta y luego cae de golpe al suelo, y desde allí, ronca).
ELEFANTE/REY.-
Eres un mago. Un hacedor de magias.
MAGO.-
Así es. Y vengo a ofrecerte la oportunidad de convertirte en otro animal, si lo prefieres.
ELEFANTE/REY.-
Quiero volver a ser el rey.
MAGO.-
Eso es del todo punto imposible. Una vez dichas las palabras mágicas, ya no hay marcha atrás. Pero te ofrezco convertirte en otro animal, si lo prefieres.
ELEFANTE/REY.-
Quiero volver a vivir en palacio.
MAGO.-
Entonces pedid ser un animal pequeño y os podréis colar por todos los agujeros de palacio.
ELEFANTE/REY.-
De acuerdo, quiero ser un ratón.
(Una densa niebla vuelve a apoderarse de la escena y cuando se disipa, vemos un pequeño ratón donde antes estaba el elefante. El Mago lo observa).
RATÓN.-
Debo ir a palacio, es mi hogar.
MAGO.-
Ve, pues…
(Sale el ratón).
MAGO.-
(Al público).
Y esa es la razón por la que los elefantes temen a los ratones. Se asustan de ellos porque saben que todos los ratones descienden de aquel rey que cazaba elefantes y fue convertido en ratón para seguir viviendo en un palacio.
(Pausa).
Las palabras del mago escucharéis y que es el final de la obra, sabréis.
(Sale el Mago).
FIN


Otros textos breves y cuentos:


Guiones para títeres: Un pollito y un gusanito

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Hoy os contamos otra historia de nuestro personaje “Pollito”.
Un cuento de aventuras, donde Pollito, como siempre valiente y atrevido, aprende a hacer amigos.
Recomendado a partir de tres años.

Un Pollito y un Gusanito

(Aparece en escena un gusanito, avanza lento pero seguro.
Se oyen las voces de Gallina y de Pollito, al oírlas, el gusanito se queda quieto)

GALLINA.-
Pollito, te vas a perder, ven aquí.
POLLITO.-
¡Ya voy, mami!

(Como no ocurre nada, el gusanito sigue con su caminar, enseguida entra Pollito, que avanza de frente a él, sin verle)

POLLITO.-
¡Un, dos, maíz y arroz; un, dos, maíz y arroz!

(Se ven, se quedan inmóviles mirándose en silencio.
El gusanito levanta todo el cuerpo dejando sólo en el suelo la cabeza. Mueve el cuerpo zarandeándolo, pretende parecer raro y asustar a Pollito, éste está absorto, mira al gusanito y al público. El gusanito baja el cuerpo y ahora sube al revés, la cabeza lo primero dejando sólo la parte de atrás en el suelo. Se mueve hacia los lados, cual serpiente amenazadora. Pollito le mira, hasta que sale de su ensimismamiento, agarra con el pico al gusanito y lo lleva al otro lado, para que continúe su camino.
Gusanito grita mientras es trasladado)

GUSANITO.-
¡No me comas, no me comas!
POLLITO.-
(Lo suelta suavemente)
¿Comerte?
GUSANITO.-
Los que tenéis pico coméis gusanitos como yo. ¡Déjame, déjame!
POLLITO.-
¡Ah no! Yo como maíz y arroz. Y prefiero ser tu amigo.
GUSANITO.-
(Enormemente sorprendido)
¿Ah, síííí?
POLLITO.-
(Aleteando contento)
¡Síííí! ¡A dónde vas?
GUSANITO.-
Quiero volver a mi casa, me puse a contar granitos de arena y me perdí.
POLLITO.-
¡Hala! Yo también me pierdo a veces.
Pero ahora ya sé volar un poquito, si quieres te llevo, porque tú vas muy despacito.
GUSANITO.-
¡Uy, qué bien! Al lado de mi casa hay mucho maíz, podrás comer y tendrás fuerzas para volver.
POLLITO.-
(Aletea emocionado)
¡Adelante!
(Coge al gusanito con el pico, que se revuelve asustado)
GUSANITO.-
¡No me comas, no me comas!
POLLITO.-
(Lo suelta de nuevo)
¡Que no te como, es para llevarte!
GUSANITO.-
¡Ah, vale; es que como soy tan pequeñito…!
POLLITO.-
(Aleteando emocionado)
¡Adelante!
(Coge al gusanito con el pico)
GUSANITO.-
¡Ay, ay, ay!
(Pollito aletea fuerte, se eleva varias veces pero vuelve a caer)
GUSANITO.-
¿Seguro que sabes volar?
POLLITO.-
(Habla “raro” cuando tiene al Gusanito en el pico).
¡Que fí, que fí!
GUSANITO.-
Es por allí, al otro lado del río.
POLLITO.-
¡Afelanteee!
(Consigue elevarse y salen de escena.
Vuelven a entrar, recorren la escena volando)
GUSANITO.-
Tienes que subir más, vamos a tropezar con algo.
POLLITO.-
¡Que fí, que fí!
(Pollito lo intenta, sube un poco pero vuelve a bajar, así varias veces, salen de escena)
(En el centro aparece un árbol, oímos a Pollito)
POLLITO.-
¡Afelanteee!
(Entran en escena a toda velocidad, se dan contra el árbol)
GUSANITO.-
¡Te lo dije!
(Caen)
POLLITO.-
¡Ay, qué cansadito estoy!
GUSANITO.-
Ya me has ayudado mucho, seguiré yo solo.
POLLITO.-
¡De eso nada! Hay que pasar el río, tú solo no puedes.
GUSANITO.-
Esperaré a que venga una barca con humanos y me subiré a ella.
POLLITO.-
¡Pueden pasar días!
(Empieza a soplar un viento fuerte)
¡Este viento nos ayudará!
(Se oye el maullido de un gato)
¡Un gato, nos ha visto; corre!
(Pollito coge de nuevo al gusanito con el pico y eleva el vuelo justo antes de que el gato, que entra de un salto en escena, les alcance con sus garras)
GUSANITO.-
¡Por los pelos!
POLLITO.-
¡Afelante!
(Salen de escena. El gato se queda mirando hacia donde se fueron)
GATO.-
¡Miaau! Hoy no tengo el día, no doy una.
(Se va)
(Entran Pollito y Gusanito, van cruzando la escena)
GUSANITO.-
¡Estamos llegando al río!
(De repente, bajan hasta casi tocar el suelo)
GUSANITO.-
¡Cuidado, no te duermas ahora!
POLLITO.-
¡Oh! ¡Foy folando! ¡Oh!
(Salen en un volar errático)
(Vemos en escena a un pez grandote nadando, hemos llegado al río.
Desaparece el pez, entran Pollito y Gusanito. Avanzan un poco, Pollito deja de aletear)
GUSANITO.-
¡Pollito!
(Pollito aletea, se para)
GUSANITO.-
¡Pollito!
(Pollito aletea, se para)
GUSANITO.-
¡Pollito!
POLLITO.-
¡No puedo mover las alas!
(Caen al agua, chapotean ambos intentando no hundirse)
AMBOS.-
¡Socorro, nos ahogamos!
(Aparece el pez grandote)
PEZ.-
¿De dónde habéis salido vosotros?
GUSANITO.-
¡No nos comas, no nos comas!
PEZ.-
¡Qué dices, pequeñajo! Yo sólo como algas, soy vegetariano.
POLLITO.-
¡Qué suerte!
AMBOS.-
¡Socorrooo!
PEZ.-
¡Subid, que os llevo!
(Suben al lomo del pez)
AMBOS.-
(Agotados)
¡Ay!
(Salen de escena por la derecha)
(Por la izquierda, asoma el pez)
PEZ.-
Ya hemos llegado, saltad a tierra.
AMBOS.-
¡Adelante!
(Saltan)
POLLITO.-
¡Ya tenemos otro amigo!
GUSANITO.-
¡Es verdad!
PEZ.-
¡Claro que sí, hasta la próxima!
(Desaparece, zambulléndose en el agua)
(Por el otro lado de la escena, aparece un señor gusano con grandes bigotes)
GUSANO.-
¡Pero bueno, Jorgito! ¿Dónde te habías metido?
GUSANITO.-
¡Papi!
(Habla mientras avanza hacia él)
¡Me perdí, y me subí a una hoja, y el viento me llevó al otro lado del río, y…
GUSANO.-
¡Vaya, vaya! ¿Y éste, quién es?
(Pollito aletea nervioso)
GUSANITO.-
Es mi amigo Pollito, me ha traído volando.
GUSANO.-
¡Vaya, vaya! Entonces, te tienes que quedar a cenar.
(Pollito se acerca)
POLLITO.-
Pero mi mamá Gallina se va a preocupar.
GUSANO.-
¡No hombre! Ahora le llamamos por teléfono.
POLLITO.-
¡Anda, nunca me acuerdo del teléfono!
GUSANO.-
¡Adentro pollo, que ya refresca!
GUSANITO.-
Entra en casa, Pollito.
(Salen de escena padre e hijo)
POLLITO.-
(Al público)
¡Menudo invento el teléfono!
¡Hasta la próxima, que ya sabré volar mejor!
GUSANO.-
¡Pollooo!
POLLITO.-
¡Ya voy!
(Dice adiós con un ala y sale de escena)

FIN


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